Confianza y responsabilidad
"...es necesario que podamos trabajar en relaciones de respeto, honestidad franqueza y sentido de bien común, en el trabajo dedicado y los deberes de cada mío. Solo en ese momento entenderemos que los derechos de cada uno serán los deberes del prójimo..."
IGNACIO SÁNCHEZ D. Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
En las últimas semanas se ha debatido respecto de la necesidad de contar con aulas seguras, como línea de base para permitir el proceso educativo. El proyecto está siendo analizado en el Parlamento, v luego de haber sido aprobado en el Senado, esperamos que con las indicaciones de la Cámara de Diputados pueda llegar a ser un aporte a la convivencia escolar. Sin embargo, debemos analizar también cuáles han sido las causas de tener que presentar una ley de estas características. Debemos pensar qué ha fallado a nivel familiar, escolar y social para que se hayan producido estos hechos de violencia inaceptables. Y es aquí donde se deben plantear los conceptos de confianza y responsabilidad en nuestro diario quehacer.
Es evidente que nuestro país ha avanzado, y en particular en los últimos años, en forma significativa en el respeto y cuidado de los derechos de sus habitantes. Es muy destacable cómo el país ha puesto de relevancia y valorado la diversidad, los derechos de la mujer, actualmente del niño y del adulto mayor. Así también, se han fortalecido los diferentes derechos; a la educación —en especial mayores oportunidades en educación superior—, a una mejor salud, se avanza en una nueva propuesta del sistema de pensiones y otros derechos básicos, que deben alinearse con un país que busca y se encamina a lograr un mayor desarrollo integral para sus habitantes.
Todos estos logros se relacionan con lo que la comunidad aporta, es decir, importantes derechos y desafíos sociales que nos interpelan como sociedad. Es indudable que hoy es necesario focalizar los esfuerzos, es decir, priorizar la primera infancia y la población más vulnerable que tiene necesidades básicas que nuestra sociedad debe conocer y asumir. En este sentido, el reciente programa Compromiso País de diseñar un mapa de la vulnerabilidad y pedir el aporte de actores sociales, ministerios académicos, empresarios, y diferentes miembros de la sociedad civil, es clave para avanzar en la resolución de problemas básicos que impiden a un grupo importante de nuestro país poder conocer lo que significa el desarrollo, ya que esta palabra no ha llegado aún a la mesa de su hogar.
Ahora bien, junto a estas necesidades y a estos derechos descritos es necesario instalar en la agenda pública los deberes de cada ciudadano de nuestro país. Porque para entender mis derechos, es preciso comprender mis deberes. Mi deber como ciudadano como estudiante, trabajador, padre y madre, profesor, político, universitario y toda otra actividad. El deber de construir nuestro propio destino, a través del esfuerzo, de la constancia, la disciplina y el trabajo persistente. Este deber se expresa en nuestras acciones cotidianas, tanto de las autoridades como de las personas que diariamente estudian, trabajan y construyen el país.
Es necesario, entonces, que podamos trabajar en relaciones de respeto, honestidad franqueza y sentido de bien común, en el trabajo dedicado y los deberes de cada uno. Solo en ese momento entenderemos que los derechos de cada uno serán los deberes del prójimo. Es en este círculo virtuoso que podemos encontrar una de las claves para construir un mejor país. El rol de las universidades es crucial en esta tarea, a través de formar personas en los conocimientos disciplinares y también en valores ciudadanos, con cultura y respeto quienes antes de exigir derechos se orienten a cumplir con sus deberes para tener un mejor país. De esta manera se puede lograr cambial* la óptica y plantear que mis derechos se desprenden de mis deberes.
Así, con la confianza en que mis derechos serán respetados y valorados, y, por otra parte, con la responsabilidad de saber cuáles son mis deberes, podremos construir un país más justo, respetuoso y con la paz social que permita el desarrollo integral. Esto solo se puede lograr teniendo como meta algunos indicadores que no solo destaquen el ingreso económico de la población, sino la forma como este se distribuye, las oportunidades que pueden tener quienes quieran emprender y la libertad para desarrollarse. Esto va a favorecer la calidad de vida de tocios y cada uno, que permita aspirar a una mayor realización humana, cultural social y familiar de nuestros habitantes.
En resumen, el desarrollo de la confianza y una mayor responsabilidad nos pueden abrir caminos de realización personal y comunitaria, para de esta manera lograr una mayor felicidad. Y esto es lo que necesitamos en nuestro país.