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Comenzó el juicio a Lázaro Báez, colaborador del matrimonio: se le acusa de blanqueo de capitales por US$60 millones
Los dineros movidos por el empresario vendrían de licitaciones de obras públicas, ""un hecho particularmente escandaloso”, dice académico argentino Pablo Lacoste.
Lázaro Báez se veía tranquilo en el primer día de juicio. Al lado, su hijo Martín.
MONSERRAT PARRAGUEZ S.
En el año 1990, el argentino Lázaro Báez era un sencillo cajero bancario de 34 años que había trabajado en el banco Nación y en el de la provincia de Santa Cruz, al sur de Argentina. Un hombre muy distinto al empresario de 62 años que este martes se presentó al primer día del juicio oral del caso llamado “la ruta del dinero K”, donde está procesado, junto a otras 24 personas, por lavado de dinero por un monto de al menos 60 millones de dólares, provenientes de licitaciones de obras públicas ganadas en los gobiernos del matrimonio Kirchner. Báez ingresó al tribunal a las 9:31 am. Se le veía relajado, sonriente, vistiendo un atuendo casual (vea más en Volviendo al año 90, en ese momento Báez estaba casado y tenía cuatro hijos (Martín, Luciana, Leandro y Melina, todos actualmente procesados en la causa). Según el portal argentino “Los Andes”, en esa época conoció a Néstor Kirchner, cuando este era intendente de Río Gallegos y hacía campaña para ser gobernador de la provincia de Santa Cruz, cargo que desempeñó entre 1991 y 2003.
Altas esferas
Báez continuó durante esos años como cercano del gobernador Kirchner en la provincia y luego la proximidad siguió cuando Kirchner llegó a la presidencia, en 2003. Pasó todo ese tiempo sin protagonismo, hasta que en el 2005, Báez comenzó a ascender a las esferas del poder central, ya que su empresa, Austral Construcciones S.A. , comenzó a ganar numerosas licitaciones de obras públicas, precisamente para la provincia de Santa Cruz. A medida que iba ganando licitaciones, según la causa, Báez supuestamente creó una red de colaboradores que lo ayudaban a crear sociedades para captar fondos públicos, es decir brindar el entramado societario” para recibir los dineros y así moverlos a las manos de "quienes entonces eran funcionarios públicos”, en referencia al ex matrimonio presidencial, dice Efe. Esos dineros pagados y recibidos debían estar justificados. Por eso, se investigan delitos de lavado de activos y encubrimiento por haber montado supuestamente entre 2010 y 2013 esta estructura de sociedades y cuentas bancarias en el exterior para blanquear al menos 60 millones de dólares de esos pagos. Se espera que el juicio que comenzó este martes en el Tribunal Oral Federal 4 de Buenos Aires, dure al menos ocho meses, ya que se escuchará a 90 testigos. La ex presidenta Cristina Fernández no está procesada y no participará del juicio oral.
Conteo en “La Rosadita”
La investigación comenzó el 2013, cuando aún Cristina Fernández era presidenta, pero el caso explotó en marzo de 2016, cuando un canal de TV trasandino mostró un video en donde el hijo de Lázaro Báez, Martín, contaba con otras personas pilas de fajos de billetes por al menos 5 millones de dólares, en las dependencias de una financiera conocida como “La Rosadita”. En abril de ese año, Báez fue tomado en prisión preventiva y ha permanecido en la cárcel de Ezeiza desde ahí. “Lo de Lázaro Báez es un hecho particularmente escandaloso, porque en un principio él era cajero del banco de Santa Cruz, una persona que tenía una posición muy subalterna, era un empleado más del banco”, dice Pablo Lacoste, doctor en Historia de la U. De Buenos Aires y académico de la Usach. "De ahí evoluciona a ese video donde está su hijo con su contador, contando millones de dólares entre vasos de whisky y risotadas, del dinero que ellos habían acumulado en la era Kirchner”, explica. “En el medio, Báez montó una empresa que comenzó a ser invencible en las licitaciones de obras públicas, era ganadora serial y facturaba con sobreprecios y luego le devolvía a los Kirchner la plata, como si fuera pago de arriendos de servicios de hotelería de lujo para sus empleados, los de Báez. Y esos hoteles no habían gastado ni siquiera en comprar café, leche y medialunas ni en lavar sábanas. Salvo que coimeen a los jueces, que compren a los fiscales y a los abogados, este señor tiene que ser condenado”, agrega Lacoste. -En la causa no está citada ni procesada Cristina Fernández. ¿Qué le parece eso? -Esto es algo que se tiene que hacer a fuego lento, porque Cristina Fernández en Argentina, como Pinochet en Chile, después de su gestión sigue teniendo mucho poder. Entonces los juicios son muy lentos, porque tienen influencias, y cuesta mucho llegar, mucha gente tiene miedo. Recordemos que en la época de los Kirchner hubo jueces que fueron presos, a otros los echaron del trabajo, a otro le quitaron el sueldo. Ya es un avance que se pueda realizar el juicio a Lázaro Báez y va a sentar las bases para avanzar también en las otras causas. Creo que se va avanzando en hacer el cerco frente a los grandes responsables de la corrupción de la época kirchnerista.
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