Desempolvando repertorios
A Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago y su director titular Nicolas Rauss hicieron noticia hace unos días por partida doble. Dejando su habitual base de operaciones, en el Aula Magna USACH (Avda. Ecuador, Quinta Normal), la agrupación se trasladó a Providencia y dio un concierto gratuito en el Teatro Oriente, lo que indudablemente la conectó con nuevas audiencias. Pero el golpe fue mayor, un remezón en términos de contenido, con el repertorio abordado, conformado por obras desempolvadas, desde diversos rincones. La enorme fortaleza de la jornada estuvo en no convocar a compositores desconocidos, sino a Richard Strauss, Robert
Schumann y Felix Mendelssohn, más el chileno Enrique Soro. El atractivo radicó en el reflote, estrenos para buena parte del
público, de piezas de esos autores largamente sumidas en el abandono programático. En dos tandas, el plato fuerte
fueron canciones para soprano y orquesta de Strauss, portadoras de una vastísima gama de rasgos - sentimentales, virtuosas, animadas, melancólicas o amorosas —, con el común denominador de su sobrecarga de expresividad y belleza melódica. Se tuvo como solista de lujo a la argentina Jacquelina Livieri, a quien nuestro medio conocía sólo en el ámbito operático. Aquí develó otra rica faceta, dominada por una desbordante fuerza interpretativa, a la que Rauss unió un notable manejo sobre una orquesta inusualmente pequeña para Strauss. Schumann y Mendelssohn se hicieron presentes con oberturas. Mucho más interesante fue la del primero, “Hermann y Dorothea” que “Regreso desde el
extranjero” del segundo, pues incluye sorpresivos sones de “La Marsellesa”. Si la melodía tan conocida del himno francés aparece muy ajena a su acostumbrada marcialidad, Rauss fue muy cuidadoso en respetar esa distancia, privilegiando el amable discurso melódico. La “Canción triste” de Soro sonó casi como plagio pucciniano. Eso es sólo una anécdota, debiendo valorarse el hecho de haber desempolvado en notable interpretación una hermosísima e ignorada pieza de quien tal vez sea el más importante compositor chileno de música docta de todos los tiempos. La obra quedó sonando y no debiera dejarse que el eco se apague antes de volver a programarla.