La ignorancia como modo de vida
Señor Director: Enrique Goldfarb, un hombre que dirigió la Bolsa de Santiago, escribe una respuesta a Raphael Bergoeing a partir de la columna del sábado donde plantea que es importante en serio” en referencia a Marx. El título es sorprendente: "Marx, el gran timador”. No entraré en detalles porque el cuerpo del texto de dicha carta hace bastantes críticas a Marx, pero ninguna permite justificar el rótulo de timador para uno de los grandes nombres de la historia de la sociología, la economía, la filosofía y la historiografía, al mismo tiempo. Solo puedo decir que la ignorancia tiene excusa para quienes han tenido una vida ardua y de escasas oportunidades, pero es inexcusable para quienes habitan el mundo académico y es grave que las élites de la sociedad (en realidad, el 1% más rico, para no usar "elite", que significa "mejor”) expresen en sus opiniones la mera certeza virulenta de su propia odiosidad. Quizás por eso los gobiernos nunca han llamado a un antropólogo para entender la cuestión mapuche; quizás por eso nos resulta normal que a uno de nuestros dos premios Nobel se le haya encontrado una toxina que pudo implicar un asesinato político y no nos importe. Y quizás por eso se detiene la segunda etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral (denominado GAM, para recordar olvidando a la poetisa) y se le transforma en un elefante blanco. La ignorancia puede tener como único mérito la vergiienza, no la ostentación. Y es que cuando mucho la ignorancia puede ser un efecto de una causa, pero convertirlo en un modo de vida debe ser motivo de reflexión crítica. ALBERTO MAYOL Académico Usach