El agua en venta
Señor Director: Hemos sido informados de que quince ríos afluentes del Ñuble y siete afluentes del Maule han sido subastados, con lo cual eventualmente los mejores postores adquirirían la propiedad de esas aguas. Recordemos a ese respecto que el Código que reglamenta el uso de las aguas de nuestro territorio declara que estas son un bien público cuyo aprovechamiento debe ser objeto de una concesión de la autoridad correspondiente. Aunque el redactor de la Constitución de 1980 astutamente se adelantó a la promulgación de ese cuerpo legal de 1981, incluyendo en la Carta Fundamental un inciso contradictorio, por el cual no solo se puede solicitar el aprovechamiento de este bien público, sino adquirir sobre él el derecho de propiedad, con lo que su carácter de bien público, consignado en el Código, queda automáticamente anulado. Privatizar así el agua, elemento indispensable para la vida de todos los seres animados, desde el microorganismo hasta el hombre, es una decisión antidemocrática que no honra a Chile, y se agrega a la larga lista de los actuales síntomas de su decadencia. Como también cabe decir, no sin inquietud, que subastar ríos precisamente hoy en este país es una verdadera provocación. Si a esto agregamos el incendio intencional del Museo Violeta Parra, podríamos entender (aunque no aprobar) las razones
Que ella tuvo para poner fin a su vida, lo cual consignó en una carta en la que declaró que sus motivos no eran las penas de amor, como muchos creen, sino la insensatez de los chilenos. Por fortuna, la ciudadanía informada oportunamente de lo que iba a ocurrir en este caso con la subasta de estos ríos, se movilizó impidiendo que esta aberración ilegal e inmoral se consumara.
GASTÓN SOUBLETTE