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Según datos del Ministerio del Interior:
Pozos secos y napas a mayor profundidad se cuentan entre las causas del déficit. Alcaldes se quejan de que deben subvencionar con recursos propios la escasez del recurso.
Las regiones de Biobío y La Araucanía, reconocidas por sus imponentes cauces fluviales, concentran el mayor gasto en abastecimiento de agua potable con camiones aljibe financiados por el Ministerio del Interior en los últimos cinco años, superando incluso a zonas del norte, con las que comparten problemas de escasez del recurso, pese a su aparente abundancia. Durante el último lustro se gastó un promedio de $32.800 millones al año en poner a disposición de la población agua para consumo humano, en una dimensión poco visible de la megasequía que afecta hace una década al país. Dehecho, solo durante los primeros ocho meses del año pasado ya iban invertidos casi $19 mil millones, cifra cercana a los
$26.468 millones que destinó a este ftem en 2018 entre las regiones de Atacama y Aysén, según cifras obtenidas a través de la Ley de Transparencia. Y aunque en el cuadro general de las cifras hay un descenso en el gasto, respecto de los $46 mil millones que desembolsó la misma cartera en 2015, la inversión de Interior dista mucho de la que se requiere en realidad, aseguran alcaldes y consejeros regionales, quienes señalan que hay una gran inversión de los gobiernos locales. “Se han secado cauces de agua, la de las napas subterráneas está cada vez a mayor profundidad, requieren de mayor tecnología, más avanzada, para que permita obtener el recurso”, explica la presidenta del Consejo Regional en Biobío, Flor Weisse. Ocho mil millones de pesos de Interior fueron entregados a esa región en 2018 para repartir agua, y hasta agosto de 2019 suMaban más de $6 mil millones. El problema se concentra en las provincias de Arauco y Biobío, pero se repite en muchas otras comunas en el país, en las que los alcaldes “tenemos que hacer malabares para poder entregar el suministro a nuestros vecinos”, dice en Los Lagos Rubén
Cárdenas, alcalde de Calbuco. “Debiera decretarse déficit hídrico. No sé por qué la intendencia no lo hace. La gente pide agua porque se le secó el pozo, no tiene con qué abastecerse y tenemos que entregarla, pero la Contraloría nos cuestiona la inversión porque no hay decreto”,
Alega Cárdenas. “Al mes estamos invirtiendo cerca de $400 millones en la contratación de camiones aljibe; tenemos más de 129 en toda la región”, dice Juan Carlos Beltrán, gobernador de Malleco. “Se han ido secando los pozos, pero además tenemos difiCultades porque muchas veces los diseños de proyectos de Agua Potable Rural son antiguos y cuando se destinan los recursos las napas están a mayor profundidad y el abastecimiento dura poco tiempo”, advierte Beltrán. Afirma que está proponiendo
Coordinar esfuerzos entre cuatro entes: los consejos regionales, la Dirección de Obras Hidráulicas (dependiente del MOP); la Subdere y la Conadi. Cuenta que se han dado casos en que Conadi compra terrenos, se entregan a las comunidades y se dan cuenta que no tienen agua. Y deben presentar proyectos para Agua Potable Rural, que pueden demorar fácilmente siete o más años.
RECURSOS Solo durante los primeros ocho meses del año pasado ya iban invertidos casi $19 mil millones.
$3 mil
millones, promedio, destinó el Ministerio del Interior a regiones de La Araucanía y Coquimbo, la mitad de lo que demandó Biobío. 140
camiones en promedio distribuyen agua potable al mes en La Araucanía, con recursos de la cartera.
SOLEDAD NEIRA FARÍAS
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