Imprimir Cerrar |
|
We
tos que marcan “el nacimiento de
Consolidada la independencia de Chile, ¿en qué momento nace la opinión pública, la e esfera pública, como actor esencial de la democracia en el país? ¿ Cuáles serían lo hitos de este hecho? ¿ Qué de aquella esfera pública primordial en la + del debate
Noticias y rumores ” en las calles de Santiago. Imagen de Alphonse Giast en Santiago. 1820,
y La Aurora
Ana María Stuven: “Estuvo vinculada al ideal liberal que supone un debate instruido”
El concepto de opinión pública tiene una larga trayectoria, desde un uso vago, con diversas finalidades, en el discurso de fines del siglo XVIII hasta lo que hoy entendemos como un ámbito de diálogo y de análisis racional que utiliza especialmente los espacios de la publicidad modema para reflexionar sobre la vida en común (J. Habermas). Su socialización se vincula con la crisis que desembocó en las independencias de América, con la libertad de imprenta y el concepto de esfera pública, este último utilizado para referirse a la cantidad de espacios públicos que proliferan a comienzos del siglo XIX (calle, plaza, café, imprenta, Congreso), así como con el ámbito de la comunicación y su circulación. A comienzos del siglo XIX permitía un abanico amplio de definiciones e interpretaciones, generalmente asociado al contenido vertido en proclamas, la prensa periódica, asambleas y congresos constituyentes y los espacios de sociabilidad mencionados más arriba. Se trataba también de un concepto que tenía un contenido de futuro asociado con el desarrollo de la educación. Camilo Henríquez, al inaugurar el Congreso de 1811, manifestó que los pueblos aún no tenían conciencia de sus derechos porque "no se los ha ni se ha formado, por medio de la instrucción general, la opinión pública” Respecto de su contenido democratizador, puede sostenerse la ecuación que a mayor desarrollo de la opinión pública, mayor democratización social. Algunos hitos en su desarrollo fueron el crecimiento fenomenal de la prensa después del asesinato de Portales y la mayor apertura política que inaugura el gobierno de Bulnes. Pero ese mismo gobierno dictó una ley restrictiva en 1846, incluso con penas de cárcel para quienes
fueran condenados en juicios de imprenta. Otro momento importante fue el cambio de la conceptualización de abuso de imprenta y el castigo se asoció a una multa en dinero, De alguna manera, limitar el espacio de expresión de la opinión pública y el intento de fijarla es respuesta a los peligros reales percibidos por la clase dirigente, respecto de la vigencia del orden deseado y la conveniencia de un debate público, En general, estuvo vinculada al ideal liberal que supone un debate instruido, el cual era conducido por la "ciudad letrada”, en un espacio limitado, informado por la ideología del progreso, para ir definiendo un tránsito necesario y protegido hacia la vigencia de los derechos que las diversas constituciones garantizaban. Hoy en día la libertad de expresión y opinión es considerada un derecho humano inherente a la constitución de un estado democrático, lo que, al menos teóricamente, amplía la esfera pública y el espacio de la opinión pública.
AM profesora PUC-UDE,
de Histario de los Políticas,
u desarrollo fue to fenomenal de la prensa después del asesinato de Portales y la mayor apertura política que inaugura el gobierno de Bulnes”.
Gonzalo Peralta: “La esfera pública nace en Chile con la
lución de la Indevendencia”
La esfera pública nace en Chile con la revolución de la Independencia. Un hito fundamental en este proceso es la publicación de "La Aurora de Chile”, nuestro primer periódico. Es una paradoja muy notable y peculiar que, en vista del atraso en que se encontraba sumida la cultura letrada chilena durante la Colonia, la llegada de la primera imprenta en 1812 haya coincidido con el proceso de emancipación nacional. Debido a ello, en Chile se da un rasgo único dentro del concierto hispanoamericano. La revolución política de la Independencia y la revolución cultural de la imprenta ocurren de manera simultánea, y por ello se complementan y robustecen mutuamente. La Aurora no será, entonces, un mero periódico de noticias, sino que operará como una suerte de arsenal argumentativo a disposi-
- ción de los lectores. En sus páginas los
pertrecharse ideas republicanas con el objeto de
, carentes de formación y práctica Ci de las mo-
constituir la esfera pública nacional a partir de la racionalidad ilustrada. Por ello Camilo Henríquez, su primer director, se permite la desmesura de calificar a nuestra primera imprenta con el apelativo de "La Máquina de la Felicidad”; es decir, un artefacto mecánico capaz de estampar y difundir las ideas de democracia y progreso, para educar e iluminar a los ciudadanos con el objeto de crear una sociedad más sabia y más justa y feliz. La crónica de la Patria Vieja de fray Melchor Martínez registra la fervorosa reacción de los santiaguinos ante la irrupción de este dispositivo: "No se puede encarecer con palabras el gozo que causó este establecimiento: corrían los hombres por las calles con una Aurora en las manos y, deteniendo a cuantos encontraban leían
y volvían a leer su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y prometiéndose que por este medio pronto se desterraría la ignorancia y ceguedad en que hasta ahora habían vivido, sucediendo a estas la ilustración y la cultura que transformaría a Chile en un reino de sabios”. Hoy en día, las nuevas tecnologías y soportes en los que se despliega la esfera pública han permitido la proliferación de voces, tanto desde una cierta elite ilustrada como del común de los ciudadanos. La posibilidad de ampliar los puntos de vista que participan de la opinión pública pareció una promesa de mayor democratización, tal como lo hizo la llegada de la imprenta hace dos siglos. Se podría reconocer, entonces, una continuidad entre el surgimiento de la esfera pública chilena y el escenario actual. Queda en suspenso verificar, eso sí, que estas nuevas herramientas tecnológicas de la información colaboren en transformar a Chile en un reino de sabios.
Autor de de lo 1313-1942
da un rasgo del concierto hispanoamericano. La revolución política de la Independencia y la revolución cultural de la imprenta ocurren de manera simultánea”.
Patricio Bernedo: “Con la radio y la TV, una opinión pública capaz de ejercer una
del
Siguiendo a Habermas, es posible afirmar que la construcción histórica de la opinión pública se dio al interior del denominado Espacio Público, ámbito de la vida social en que los ciudadanos se reúnen y opinan libremente sobre cuestiones de interés general. La amplificación de esa opinión pública se fue estructurando a través del nacimiento de periódicos, que posibilitaron el debate a una escala mayor. Para la América hispana, el historiador Francois-Xavier Guerra planteó que ante la ausencia obligada del rey —separado del trono por los franceses en 1808— surgió el problema de la soberanía, que generó un debate político que marcó el surgimiento de la opinión pública. Estas nuevas realidades comunicacionales se vinculan directamente con el desarrollo de la política, donde ya germinaba lo que sería el inicio de la construcción de una república,
Esta, con todos sus elementos y características, requería de legitimación ante la opinión pública y, por lo tanto, de un intenso debate crítico entre los actores políticos de la época. Fue así como en las nacientes repúblicas hispanoamericanas comenzaron a generarse publicaciones periódicas, auspiciadas inicialmente por las nuevas autoridades políticas, como fue el caso de la Aurora de Chile, que se autodefinió como un periódico ministerial y político, Es interesante constatar que, junto con hablar de la necesidad de ilustrar al pueblo, en su primer número (Prospecto) ya relaciona esa idea con la formación de una opinión pública con sólidos fundamentos. Este concepto, que implicaba una suerte de habilitación para participar en dicha opinión pública, fue recurrentemente discutido durante 1812. La necesidad de debatir públicamente sobre cuestiones que hoy "te-
mas país” provocó el surgimiento de un interesante número de periódicos de orientación liberal en la década de 1840, en que destacaron El Progreso (1842), El Semanario de Santiago (1842) y El Crepúsculo (1843). En 1855 se sumó El Ferrocarril, el gran diario del siglo XIX chileno, que en su primera edición ya defendió la idea de la prensa como medio generador de una opinión pública ilustrada, activa y fuerte. El crecimiento de este tipo de publicaciones fue asumido por la Iglesia Católica como una amenaza a la vigencia de los principios católicos en la sociedad. Para contrarrestar este el arzobispado de Santiago fundó sus propios medios: primero, La Revista Católica (1843) y posteriormente, El Estandarte Católico (1874). Por esta vía, la Iglesia mostró su voluntad de tomar la palabra y hacerse oír públicamente, y de participar e influir como un actor relevante en un espacio plural de discusión política donde estaban en juego las bases valóricas
sobre las cuales debía construirse la nación. La gran mayoría de las publicaciones mencionadas quería influir en la opinión pública, ese era su "negocio”. Aunque El Ferrocarril fue uno de los precursores del diario-empresa, que buscaba influir y también generar ganancias, en los inicios del siglo XX el modelo de diario moderno fue sin duda "El Mercurio” de Santiago (1900), que
se aproximó a la opinión pública con una postura de ecuanimidad política en el tratamiento noticioso, y con una clara defensa del orden y desarrollo del país. Con el predominio de la radio y sobre todo de la televisión, que lograron un alcance masivo de gran envergadura, el sentido de la idea de opinión pública cambió radicalmente. A partir de entonces la existencia de una opinión pública capaz de ejercer una discusión racional y crítica dejó de ser de ser posible. Como postula Elisabeth Noelle-Neumann, en la actualidad más que opinión pública tenemos "climas de opinión”, esencialmente variables, que llevan a las personas a ajustar sus opiniones a las de la mayoría. Por esa via, la opinión predominante va silenciando a las voces contrarias y empobreciendo la calidad del debate público, Quizá las redes sociales sean un buen reflejo de este debate público algo empobrecido que tenemos en la actualidad.
Patricio Bernedo, decano Historia UC.
Dad más que lica tenemos
“climas de opinión”, esencialmente variables, que llevan a las personas a ajustar sus opiniones a las de la mayoría”.
Cristián Gazmuri: El debate público formal en Chile se instaura después de la mitad del siglo XIX
"El surgimiento de un debate público formal en Chile se demora bastante, porque, de partida, el gobierno de O'Higgins fue muy autoritario y no le gustaba que opinaran sobre lo que él estaba haciendo. Ahora, después de que O'Higgins abdica viene un periodo semianárquico en el que se expresan opiniones libremente, hasta que llega Diego Portales que, con ciertos motivos, decide cortar con eso e instaura un régimen autoritario, Es posible que la obra de Portales haya concluido en que se formara no una democracia, que vino hacia 1860- 865, sino que la idea de que tenía que haber una institucionalidad basada en la ley. Eso era sagrado. No se tocaba. Después de dos decenios, la generación
de 1842, que era un grupo literario pero con un trasfondo liberal (pipiolo) se va mando en el Club de la Reforma, buscando una apertura política, pero que se queda solo en tertulias ineficaces. Pero luego aparece la Sociedad de la Igualdad, que era una imitación de las sociedades republicanas francesas, que sí tenía muchos rasgos de partido político progresista y aperturista. Pero, perseguida, también fracasa. Después de la Presidencia de Manuel Montt, vino el problema de elegir a su sucesor. Montt quería que fuera Antonio Varas, que también era muy autoritario, Pero entonces, desde conservadores hasta radicales (recién formados) se organizaron en el segundo Club de Reforma, que terminó por imponer
como Presidente a José Joaquín Pérez y modificar la Constitución de 1833, Yo diría que entonces ya la institucionalidad chilena empieza a tomar rasgos de una democracia liberal, abierta, representativa, sería. Sigue el cohecho, pero menos, y las figuras autoritarias salen del escenario. Entonces ya está en marcha un debate público. Se instaura así después de la mitad del siglo XIX. La democracia y la discusión política pública, en lo sustancial, no ha cambiado mucho desde entonces, Chile ya era ciertamente una república semidemocrática que, con sus problemas, funcionaba. En el siglo XX esta tendencia se fue acentuando. Cristión en
Escena de la Colonia, cuadro de Pedro Su
blico sus primeros intentos bastante tarde: con la generación de 1842, transformada en el Club de la Reforma, y luego con la Sociedad de la Igualdad.
Bercaseaux.
Julio Pinto: “Una vez consolidada la independencia definitiva en 1818, se produjo una verdadera explosión de la prensa escrita”
El concepto de "opinión pública” remite al derecho de una comunidad política de pronunciarse libremente sobre los actos de sus gobernantes, y más generalmente, sobre cualquier materia que incumba a su convivencia colectiva. En sentido inverso, remite también a la
cano se toma en deber doctrinario: un régimen que funda su legitimidad en la soberanía popular no puede desoír la voz del "pueblo soberano”. Bajo esos parámetros, no es infundado remitir el surgimiento de la opinión pública en Chile a la adopción del modelo republica-
obligación, al menos en términos "mora- no, lo que coincide con su independencia les”, de que dichos tomen en política. Si se toma como indicador el consideración el parecer de sus goberna- nacimiento de la prensa, uno de los dos, e idealmente que lo acaten, Teórica- soportes fundamentales de la expresión mente, ningún orden político puede ignorar pública en el mundo moderno, habría del todo ese imperativo, pues el ejercicio que tomar como partida de nacimiento
la fundación de La Aurora de Chile, en 1812. Una vez consolidada la independencia definitiva en 1818, lo que se produjo fue una verdadera explosión de la prensa escrita, síntoma de la centralidad que rápidamente adquirió la expresión pública junto con la opción por el
sistemáticamente despótico y arbitrario del poder siempre involucra el riesgo de desatar la "desobediencia la que llevada al extremo puede derivar en abierta rebelión. Sin embargo, lo que en otros casos puede obrar solo como un factor de cautela, en un orden republi-
republicanismo. De alguna manera, este proceso se expandió sin interrupciones hasta el día de hoy, agregándose a partir del siglo XX los medios radiales, audiovisuales, y durante los últimos años, los que se presentan bajo formato digital. Igualmente representativa de esta expansión fue la progresiva incorporación al plano del debate público, con la fundación de sus propios medios, de actores sociales inicialmente excluidos de los derechos ciudadanos, como lo fueron los trabajadores desde fines del siglo XIX, y como lo han sido muchos más hasta el presente. Sin embargo, y precisamente por el impacto que puede llegar a tener sobre el ejercicio del poder, la libre expresión pública nunca ha estado exenta de tensiones y restricciones. Para un orden político como el que se instala en Chile a partir de 1830, fundado en el discipli-
namiento y la exclusión, la prensa fue siempre una presencia molesta y potencialmente subversiva, por lo que se la sometió a diversos mecanismos de censura e interdicción. Nunca se pudo, sin embargo, suprimirla del todo, pues ello habría equivalido a desconocer los fundamentos mismos del orden político en construcción. De esta forma, la historia de la opinión pública en Chile ha sido la de una disputa constante entre la libertad y la censura, entre la restricción y la ampliación. Es una historia paralela a la de nuestra construcción de ciudadanía, siempre trabada entre la apropiación y la negación, otro legado inconcluso de nuestra independencia,
de Santiago de we, Premio de
e la lica en Chile ha sido la de una disputa constante entre la libertad y la censura, entre la restricción y la ampliación”.
Copyright © 2022 · LITORALPRESS