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Editorial
En el último tiempo se han descubierto varios casos que han mostrado la falta de integridad de algunos de sus miembros.
A detención de un gendarme de Calama que estaría involucrado con una banda proveedora de droga al interior de la cárcel o la reciente detención de 20 personas del Ministerio de Vivienda y Urbanismo para desbaratar una presunta red de corrupción, trae nuevamente al debate sobre las característicos que deben tener los servidores públicos y sobre la necesidad de fortalecer aspectos claves para su buen funcionamiento como la integridad y la honradez en sus acciones dentro del aparato estatal. Se hace necesario una revisión profunda sobre la eficacia y la probidad de las diversas instituciones del Estado y buscar los mecanismos necesarios para poder detectar irregularidades que se den al interior de las entidades públicas. Debemos recordar que hay registros de emblemáticos casos de vulneración de la probidad en funcionarios del Estado, como los casos Pacogate, Milicogate y el Mopgate. El primero, por un multimillonario fraude al interior de Carabineros, con más de cien imputados por malversación de caudales públicos y lavado de activos que supera los $28.348 millones. El segundo correspondiente a un fraude y desviación de fondos en el Ejército de Chile obtenidos a través de la Ley Reservada del Cobre. Y el tercero, del año 2000, donde una empresa recibía pagos injustificados por parte del Ministerio de Obras Públicas, junto con destramarse el pago de sobresueldos a 129 funcionarios del MOP por trabajos que no se concretaron realmente. Se requiere tener hoy funcionarios intachables en el sistema público, de lo contrario seguiremos expuestos a numerosas irregularidades. Además es necesario herramientas más rigurosas a la hora de evaluar su trabajo y ponderar su aporte, porque en la actualidad está la sensación que la eficiencia del sector público no es igual a la que logra el sector privado. El Estado no puede seguir amparando a personas que por el contrario, destruyen el sistema, y que pese a todos los esfuerzos, no se logran correcciones en algunas instituciones públicas pese a las grandes inversiones que se realizan en ellas.
Es clave modernizar el funcionamiento del Estado pero al mismo dotar del personal necesario e idóneo para poder cumplir las tareas que hoy se exigen a la administración pública.
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