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EMERGENCIA CLIMÁTICA:
Hay indicios de que el océano podría estar empezando a liberar parte de la energía térmica almacenada, lo cual podría contribuir a unos incrementos de temperatura significativos a nivel mundial en los próximos años.
Un reciente artículo científico afirma que son necesarias acciones simultáneas para detener el rumbo hacia una potencial catástrofe ecológica en el océano, en un contexto de claros signos de cambios más agudos y rápidos de lo que predecían estudios recientes. Según expertos del Programa Internacional para el Estado del Océano (IPSO), si no se toman medidas para detener el daño provocado por un ritmo sin precedentes de calentamiento climático y otras actividades humanas, en los próximos diez años el resultado podría ser una serie de cambios catastróficos en el funcionamiento del océano mundial, poniendo con ello en peligro ecosistemas vitales y perturbando la civilización humana. El documento de IPSO destaca que el calentamiento del océano se acelera y se produce 40% más rápido de lo que un grupo de expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó hace tan solo cinco años. Para llegar a este resultado, el equipo multidisciplinario de oceanógrafos y expertos en derecho, políticas y finanzas, analizó y sintetizó las conclusiones de 131 artículos científicos revisados por homólogos sobre cambios oceánicos, con el fin de evaluar los cambios que se están produciendo y las consecuencias de no hacer nada al respecto. La evaluación resultante, publicada en la revista científica Aquatic Conservation, afirma que la menor productividad de la cadena trófica marina, la menor capacidad de almacenar carbono, la reducción de los niveles de oxigeno y la posible liberación a la atmósfera del calor almacenado figuran entre una multitud de cambios, ya en curso o documentados como posibles, en un océano mundial brutalmente asediado por la actividad humana. "Estamos presenciando un incremento en la temperatura, las perturbaciones y la acidificación del océano, un aumento de las invasiones biológicas y la eutrofización y una reducción de los niveles de oxígeno. Una vez que los cambios negativos o dañinos se han producido, puede ser que se instalen de forma permanente y ya no sean reversibles, especialmente a la gran escala que suponen los procesos biológicos oceánicos”, apunta el texto. Dan Latfoley, autor principal del estudio y miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es enfático en que, bajo los actuales efectos climáticos, la vida marina está amenazada de asfixia, inanición, sobrecalentamiento y corrosión ácida.
Que actuar en relación con el cambio climático, pero también es imperativo y urgente que desarrollemos resiliencia. Si el océano se colapsa, toda la vida en la Tierra estará en peligro”, asegura. ¿ QUÉ HACER? El artículo de IPSO identifica diversas acciones prioritarias que deben ser llevadas a cabo para evitar que se produzcan las peores situaciones hipotéticas para el océano, incluyendo cambios potencialmente irreversibles.
La primera medida es abordar rigurosamente el calentamiento global y limitar el aumento de la temperatura superficial a 1,5 grados centígrados de aquí al año 2100.
Sin embargo, también deberían aplicarse medidas con el fin de prepararse para un incremento de la temperatura de dos a tres grados centígrados.
En segundo lugar, los científicos dicen que es necesario proponer una moratoria, según el principio de precaución, para la minería de aguas profundas. Esta petición se produce en medio de la preocupación creciente de que la actividad minera pueda perturbar los depósitos de carbono de los sedimentos marinos, reduciendo así la capacidad del océano de absorber dióxido de carbono y mitigar, con ello, los efectos de la emergencia climática en la que nos encontramos. Otras prioridades son hacer que se respeten las normas existentes para las áreas marinas protegidas; acabar con la sobrepesca y las prácticas pesqueras destructivas (incluyendo la pesca ilegal); reducir la contaminación de las aguas marinas; proporcionar un mecanismo de financiación para la gestión y la protección del océano; y gravar fiscalmente las actividades no sostenibles, con el fin de neutralizar los costos para los bienes comunes y financiar las innovaciones y las medidas de adaptación.
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