Prevención para evitar una tragedia
Iez millones de hectáreas quemadas, 27 fallecidos, cerca de mil millones de animales muertos y ecosistemas completos afectados es el saldo de los incendios forestales que están azotando a Australia. Chile, ha alertado la Conaf, cumple con condiciones para una catástrofe similar. Dicha suposición cobra total sentido cuando vemos que 119 comunas, entre Atacama y el Maule, están en situación de emergencia agrícola, y las regiones de Coquimbo y Valparaíso en situación de catástrofe por escasez hídrica. Y que la Región Metropolitana 18 comunas rurales, que representan el 80% del territorio — ha debido enfrentar 270 incendios en el periodo 2019-2020, con un total de 3. 213 hectáreas afectadas. Según Conaf, tres de cada diez incendios a nivel nacional son provocados por el hombre, accidental o deliberadamente. Pero eso mismo nos da una ventaja: a través de la educación y la concientización podremos lograr un cambio conductual que nos permitiría disminuir considerablemente situaciones de riesgo. Hay personas que aún queman basura, tiran colillas de cigarro, utilizan herramientas que generan chispas por roce o incurren en este tipo de actos maquiavélicos solo por destruir. Si sumamos las altas temperaturas, cualquier fuente de calor en vegetación seca es susceptible de generar un incendio. Además de la educación, es importante la fiscalización e investigación para detectar cualquier actitud anómala y que atente contra nuestros recursos. Las instituciones responsables, los gobiernos locales y los municipios tienen la evidente necesidad de contar con recursos y capacidades no solo para combatir los incendios forestales —en el último tiempo se han mejorado las condiciones — sino también para invertir en prevención y fiscalización. Asimismo, es clave contar con herramientas que ordenen los asentamientos próximos a las áreas forestales, ya que el riesgo de pérdidas humanas es alto. Se debe normar la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo, estableciendo requisitos para la urbanización y reduciendo la vulnerabilidad de las personas. La prevención también involucra una dimensión social. El desafío es contar con una estrategia integral y transversal, que considere los nuevos factores y contextos en que ocurren los incendios forestales, y que incluya alos actores del mundo público, privado y la sociedad civil, para lograr un trabajo coordinado y eficaz.
Cristián Balma Alcalde de Pirque, presidente de AMUR