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0 Editorial
Tratar los problemas de salud mental requiere hoy de políticas públicas bien enfocadas, un presupuesto mayor e involucrar a la sociedad.
Las enfermedades respiratorias se convierten en un problema generalizado durante los meses de invierno, entre los profesionales del rubro existe preocupación por el incremento delas afecciones de salud mental en la población, lo que se refleja en el incremento en las licencias médicas por este tipo de patologías en la última década.
El ritmo de vida cada vez más acelerado, el agobio por las deudas económicas, las relaciones cada vez más impersonales debido al auge de las nuevas tecnologías, son algunos de los factores que van minando la salud mental, verdaderos espirales del decaimiento emocional y que requieren muchas veces de tratamiento especializado para superarlas.
Según una estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno más común en Chile es la depresión, que padece el 17,5 % de la población y que es responsable del 26% delas licencias médicas que se emiten anualmente.
Nuestro país lidera el ranking mundial en esta enfermedad, pese a lo cual los gobiernos destinan apenas un 2, 8% del presupuesto asignado a salud para abordar los problemas de salud mental, cuando expertos comoel Dr.
Juan Maass, Jefe del Programa de Psiquiatría Adulta dela Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago de Chile, sostienen quelo ideal sería llegar a invertir entre un 506% del presupuesto de dicha cartera.
Lamentablemente, el factor socioeconómico incide negativamente en la salud mental, tal como lo mencionó en un reciente seminario organizado por la Universidad Pedro de Valdivia de Chillán, María Isabel Robles, directora ejecutiva de Fundación Rostros Nuevos del Hogar de Cristo, al sostener que existe una correlación entre la situación de pobreza que viven las personas y una mala salud mental, y que las personas en situación de calle no están al margen de esta realidad.
Chillán está hoy en cuarto lugar regional en cuanto a personas en situación de calle, pero desde el Hogar de Cristo advierten queen el territorio existen 19.186 personas con discapacidad mental que viven ambas formas de pobreza, lo cual se traduce en una doble exclusión.
Garantizar entonces su oportuna atención es un desafío para quienes elaboran las políticas públicas.
Losaltos índices de depresión indicen en la productividad laboral y ello debiese motivar a quese discuta una Ley de Salud Mental, que asegure fondos para tratar estas patologías nivel, pero con énfasis en la población más vulnerable.
Al mismo tiempo, la mala salud mental de los chilenos es un tema que podemos y debemos abordar como sociedad, pensando en cuánto bien puede lograrse con acciones concretas y simples que apunten a entregar bienestar a quienes nos rodean.
Muchos jóvenes han dado el ejemplo al “regalar abrazos” en plena calle, orealizando operativos de limpieza para mejorar el entorno.
Practicar ejercicio físico y cultivar sanas aficiones es una opción personal que bien podemos promover en nuestras comunidades.
Según la OMS, Chile debiera destinar al menos el 5% de su presupuesto de salud pública a los problemas de salud mental, pero hoy no supera el 2, 8% de los recursos que maneja dicha cartera.
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