Agua
agua es un derecho humano, no cabe duda alguna. Sabemos las vergonzosas propuestas que se arguyen en el Congreso, pretendiendo consolidarla -también- como un bien de consumo. Entonces -apoyado en dicha aseveración- tenemos el deber de juntar municiones. Porque con esto de las crecidas de los ríos en Chile, quedamos en deuda con la capacidad de contener, represar o juntar el agua que escurre hacia el mar. No aprovechamos ese generoso regalo de la madre natura y simplemente nos dedicamos a deplorar los daños, a remediar y/o ayudar a los damnificados y ver cómo los cursos de agua escurren hasta el Pacífico. Hace largo tiempo que sugiero recuperar los tranques “Sloman” y “Santa Fe”, en el cauce del Loa mediofinferior. El primero, colmatado totalmente, con nula capacidad de contener el agua de las crecidas. El segundo, recuperado con un trabajo efectuado hace años, nuevamente acusa altos niveles de acumulación de sedimentos. Quienes hemos navegado en la desembocadura del Loa, al norte de Tocopilla, hemos visto cuando las crecidas -como las actuales- convierten el mar en un enorme “manchón” de aguas pardas, donde flotan restos de cactáceas, trozos de madera, desechos urbanos, cadáveres de animales y de un “cuantohay”. Por eso mi propuesta cobra valor.. . No debemos dejar que esas aguas se pierdan en el océano, (que aguas tiene
y desobra). El agua que nos viene del cielo. Cobra sentido la consigna que afirma que: “Más vale estar preparados para algo que tal vez nunca ocurra.. . A que tal vez ocurra algo para lo cual nunca estuvimos preparados” Jaime Nelson Alvarado García