Nuestro Chile que queremos
Es importante reflexionar que, después del triunfo del NO y de “El retorno de la democracia”, como se llamó a esa etapa, la clase política triunfante, La Concertación de Partidos por la Democracia, se conformó con sacar al dictador del poder y aceptó sus reglas de juego económico y político, aceptó el blindaje de la Constitución, se asustó con las amenazas del dictador y NOS PRIVO AL RESTO DE CHILE A PARTICIPAR EN EL DEBATE DEL CHILE QUE QUERÍAMOS, después de la dolorosa experiencia de la dictadura y este deseo ciudadano se fue embrionando debido a los años de abuso, desigualdades y corrupción de parte de los poderes de facto económicos y políticos de la élites y por los poderes otorgados a esas élites por una constitución dictada ilegalmente y sin ningún respaldo democrático, y que han sido las causas de esta gran reacción del pueblo pidiendo demandas, atrasadas tal vez, con culpables que todos conocemos y que andan ahora poniendo caritas democráticas, llamando al diálogo y dando explicaciones, soluciones y ofertones carentes de toda ética y moral.
Ahora, sumidos en esta crisis, debemos llevar a cabo estas demandas, empezando por la redacción de una NUEVA CONSTITUCIÓN POLÍTICA, donde quepamos todos en dignidad, derechos y deberes. Luego del triunfo del No, una serie de reformas a la Constitución Política, fueron sometidas a plebiscito para preparar el retorno de la democracia, meses antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias, el 30 de julio de 1989.
Fueron aprobadas las 52 reformas, con el 85,7 % de los votos y fueron promulgadas como ley 18.825 el 17 de agosto de 1989.
Vemos que el camino para llamar a un plebiscito está, es cosa de tener la voluntad política de parte de las autoridades ejecutivas y legislativas. El camino correcto para iniciar el camino hacia esta Nueva Constitución, es que el gobierno, haga el llamado a un plebiscito lo más pronto posible al pueblo de Chile para votar sí o no, por esta nueva carta magna, disposición que contempla la actual constitución, el hacer el llamado, cuando una situación importante para el país la demande.
Si gana la opción NO, todo seguirá igual, a pesar de las posibles medidas que se tomen para solucionar las demandas del pueblo. Si gana la opción Si, se establecerá la con este mandato supremo, en la redacción de la nueva Constitución, que hará un efecto inmediato pacificador en toda la sociedad chilena, al tener la certeza jurídica y ética que se llevará a cabo en un plazo justo y necesario y también que se evitará la letra chica de los artículos más conflictivos a debatir, para volver a reponer las confianzas en la clase política. El camino correcto de propuestas para generar esta nueva Constitución, debe ser con la participación de Cabildos vecinales, comunales, académicos, estudiantes, laborales, deportivos, etc., para concluir en un Asamblea Constituyente y asi dar participación a todos los componentes sociales de nuestro pais en proponer, con su don de sabiduría del cotidiano vivir, las propuestas del Chile que queremos todos, donde estemos todos incluidos. Felizmente en el duro camino a seguir, han salido voces como la de los presidentes de la Cámara de Diputados don Iván Flores y del Senado don Jaime Quintana que acordaron refundir dos proyectos existentes que busca establecer un plebiscito para que los chilenos manifiesten su voluntad de cambiar o no la actual constitución que eventualmente se realizaría en diciembre de este año. “Acá hay un proceso constituyente que está en marcha y no vamos a esperar que el gobierno escuche este clamor ciudadano”. (Jaime Quintana, 29 de octubre de 2019) En conversaciones con CNN CHILE, el ministro Lamberto Cisternas, vocero de la Corte Suprema, indicó que cree que el plebiscito, como mecanismo para redactar una nueva carta fundamental “es una posibilidad” Al ser consultado sobre el tema, respondió: “Yo creo que a estas alturas sí, y digo que a estas alturas sí, porque el clamor de la ciudadanía es tan grande que deberíamos abocarnos a ello”. Se ve entonces que las autoridades de dos poderes del Estado están de acuerdo con llamar a plebiscito, y eso es bueno. Desgraciadamente, en el duro caminos a seguir, nos encontramos las siguientes opiniones en contra: “Diputados RN rechazan emplazamiento de partidos opositores para redactar una nueva constitución”. (La Tercera, 3 de noviembre de 2019). “La UDI no cambia nada: gremialismo descarta cambiar la Constitución y asegura que los abusos “No alcanzan para violación de los DD.HH. (El Mostrador, 31, octubre, 2019) Sigue el comentario de El Mostrador: Si bien el presidente Sebastián Piñera aseguró tras el estallido social que “todos hemos cambiado y estamos con una nueva actitud”, en la UDI no se mueve un ápice de su libreto, En ese sentido, respecto al cambio de Constitución que exige la calle, el senador Victor Pérez dijo que: Yo no veo ninguna razón hoy día para cambiar la constitución”. Desde mi modesta condición de ciudadano, le preguntaría al senador Pérez. ¿No cree que hay que cambiar el artículo de esta constitución donde consagra las concesiones de agua a perpetuidad a los empresarios y a los campesinos los destina a perpetuidad a la pobreza? ¿ Le parece justa y necesaria cambiarlo por una razón solidaria y de justicia social? El presidente Sebastián Piñera, anunció en la Cuenta Pública 2019 que impulsará una Reforma Constitucional para reducir el número de Diputados de 155 a 120 y de 43 a 40 el de Senadores. Además estableció los límites en los periodos en el que los parlamentarios podrán ser reelegidos, Una vez aprobada la normativa de la reelección de diputados y senadores, recién se aplicaría en el año 2037, explicó el entonces vocero de gobierno Gonzalo Blumel, el 2 de junio de 2019, cuyo objetivo es “ganar la confianza de los chilenos”, con la reducción de parlamentarios.
Si vemos “letra chica” del fin de la reelección de parlamentarios esta aplicaría en 2037 y no impide postular en otros distritos.
Luego hay que cuidarse de las “futuras letras chicas” en la redacción de la futura carta fundamental.
Pero como estamos en Democracia, las grandes decisiones se hacen en Democracia y el camino correcto es consultar a sus ciudadanos y respetar su resultado.
Si no se hace el llamado a plebiscito, transformaremos a nuestro país en el eterno drama de Sisifo, entrampado “ad eternum”, en ofertones, dramas sociales, violencia, violaciones a los DD.
HH, muertes innecesarias, desigualdades, abusos de poder, corrupciones, pobreza, ética y moral mendicante y adicción al consumismo individual. Hoy se produce la coyuntura histórica de cambiar la constitución por una nueva donde todos los ciudadanos organizados hombres y mujeres, por primera vez en Chile, tenemos la oportunidad de cambiar de una constitución subsidiaria que beneficia los empresarios por una constitución solidaria que beneficie a miles de pyme y asegure una mejor distribución de la riqueza y disminuya la desigualdad; que haya reconocimiento, derechos y deberes de género, elección sexual, étnicas a todas las personas que vivan en esta tierra, reconocimiento de culturas, territorios y cosmovisiones de todas las entidades; protección de todos los recursos hídricos del país, respetar el caudal ecológico, glaciares y parque nacionales como bienes nacionales; reconocimiento del agua como un DD. HH; un medio ambiente libre de contaminación y salud ambiental para todos los que habiten en esta tierra; iguales oportunidades en educación, salud, justicia y trabajo; no consentir la corrupción en las funciones gubernamentales ni en servicios públicos; asegurar por siempre los DD.
HH de todos y declarar imprescriptibles los delitos de lesa humanidad; potenciar los gobiernos comunales y regionales, etc.