La alternativa olvidada para enfrentar la sequía
Frente a la sequía que hoy sufre nuestro país, donde todo señala que será un desafío a largo plazo, se ha iniciado un debate a nivel de autoridades, expertos y medios, sobre las soluciones y medidas para enfrentar la escasez hídrica. La Región ha estado fuertemente afectada, lo que se demuestra en el nivel de causales disponibles, donde la DGA ya en septiembre informaba que el caudal del río La Ligua estaba 94% bajo su promedio histórico y el embalse Peñuelas solo acumulaba el 2% de su capacidad total. Y la situación ha estado lejos de mejorar los últimos meses. Hace un par de semanas la Mesa Nacional del Agua, convocada por el Presidente de la República, entregó un primer informe donde se esbozan medidas concretas como la tecnificación del riego, telemetría, un plan nacional de embalses, investigar y gestionar los acuíferos subterráneos y concretar la construcción de plantas desaladoras, entre otras medidas. Sin embargo, tanto este informe como en otras discusiones técnicas, extrañamente se ignora el rol y aporte del mejoramiento genético de las plantas, en este escenario. El mejoramiento genético vegetal debiese ser una política pública esencial de cualquier Gobierno para enfrentar los desafíos climáticos, agrícolas
seguridad tados en la literatura científica, estos tienen mala fama en el debate público. Sin embargo, lo que muchas veces no se toma en cuenta es que en la agricultura todos los vegetales han sido mejorados genéticamente. Nada de lo que hoy se produce en el campo existiría tal como lo conocemos sin la intervención del ser humano, que va desde la simple selección de mutantes espontáneos (sí, mutantes naturales), pasando por los cruzamientos, la inducción de mutaciones, las poliploidías, la transgenia, y, más recientemente, la edición de genes, entre muchas otras técnicas. Todos los vegetales de interés agrícola han sido desarrollados por el ser humano por alguna herramienta de En Chile, la principal institución pública relacionada al mejoramiento genético es el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), dependiente del Ministerio de Agricultura. A pesar de contar con varios casos exitosos y proyectos en esta área, no existe el mandato formal de la autoridad ni el
En distintos países, el mejoramiento genético es una prioridad. Por ejemplo, en Argentina a través de iniciativas público-privadas, se han desarrollado variedades de soya y trigo transgénicas tolerantes a la sequía, y en EE. UU existen maíces transgénicos comerciales resistentes a la sequía. Claro está, en esos países las autoridades no tienen ni temores con la palabra “transgénico”. Pero también, estos países junto a otros como Brasil, China, Australia, entre otros, en base a políticas públicas, han desarrollo mediante otras técnicas un sin número de avances con el propósito de obtener mejores plantas para una mejor agricultura y alimentación. En Chile, según datos de la Dirección General de Aguas, del Ministerio de Obras Públicas, la agricultura utiliza el 72% del agua. Por ejemplo, para producir un tomate se necesitan aproximadamente 13 litros de agua, 70 litros para una manzana, 450 litros para medio kilo de maíz, 720 litros para una botella de vino, y 1. 700 litros para medio kilo de arroz. Sólo el 12% del agua se destina para agua Sin embargo, las autoridades piden que ahorremos agua de uso domiciliario y no echan mano a todas las herramientas disponibles para ahorrar agua en la agricultura. En Chile y en el mundo se habla de la importancia del recambio varietal. Pero éste no se logra de otra manera sino a través del mejoramiento genético de las plantas. Prioricemos y facilitemos el desarrollo de estas soluciones en base a ciencia y sin prejuicios, tal como ya lo hacen muchos otros
países.
Miguel Ángel Sánchez PhD, Director Ejecutivo de ChileBio