Un excampamento de SOM en Toconao se reconvertirá en un centro con piscinas, canales de regadío y el sello de la cultura lickanantai. Esta semana se firmó la entrega, y esperan que el primer huésped llegue en 2021. Néticamente, el sonide la letra “k” suele marcarse más fuerte dentro de una palabra en kunza. La atacameña Patricia Pérez lo hace notar cuando dice las palabras “Chekar” o “Tockolen”. “Chek-ar”. “Tock-olen”, ejemplifica Patricia, remarcando la “k”. Tockolen significa lugar de cercanía del valle de Jere, y es el nombre que tendrá el primer hotel administrado por una comunidad indígena en la región, en el pueblo de Toconao. Aun costado de la localidad que está a 38 kilómetros de San Pedro de Atacama, la base de las 24 habitaciones que tendrá Tockolen ya existe desde hace tres décadas. Hasta hace un par de años era el campamento donde venían a dormir los trabajadores de SQM que van a las faenas del Salar de Atacama. Se hizo uno nuevo para ellos, más cerca del trabajo, y todo el complejo construido desde los ochenta fue entregado a los atacameños de Toconao, quienes en 2017 quedaron en hacerlo hotel. El miércoles fue el primer paso, con la firma de la cesión formal. “La idea es generar un turismo distinto”, dice Yermin Basques, presidente de la comunidad atacameña de Toconao. “Nosotros lo queremos hacer sostenible desde nuestra mirada”, plantea. El proyecto del hotel comunitario reconvertirá todo el campamento con la esencia y rasgos atacameños para los futuros visitantes, casi a los pies del volcán Láscar. En la maqueta hay tres piscinas, árboles frutales y circuitos turísticos a
cargo de los mismos atacameños, como rutas para observar la ganadería local o la producción del vino de altura, que en Toconao llega a los 2. 475 metros sobre el nivel del mar. Basques tiene la esperanza de hacer funcionar el proyecto durante un año y medio. Si en marzo comienza la ejecución, a mediados de 2021 ya deberían tener el primer huésped en Hotel Tockolen. SQM pondrá la asesoría, el acompañamiento y una inversión para concretarlo. “Nosotros tenemos muchos trabajadores que son parte de esta comunidad y, en general, siempre hemos tenido una conversación bien grata”, dice el vicepresidente de operaciones potasio litio de la minera, Carlos Díaz.
SELLO LOCAL “Somos un pueblo que hemos estado presentes acá hace 11 mil años”, cuenta el presidente de la Junta de Vecinos del pueblo, Manuel Silvestre. Antes de iniciar la firma de la entrega del campamento, Silvestre fue uno de los atacameños que participó en una ceremonia previa de pago a la tierra en los alrededores del campamento. Varios miembros de la comunidad se arrodillaron ante el terreno donde están sepultados sus antepasados. Les pidieron sabiduría. Silvestre cree que el hotel comunitario revalorizará la cultura, hará puestos de trabajos y evitará la migración a las ciudades. Nos gusteo no, dice, algunos originarios de la zona se van a trabajar afuera y los hijos terminan acostumbrándose ala ciudad. “Si sabemos trabajarlo”, plantea sobre el futuro hotel, “esto nos puede dar buenos frutos, revalori Zar nuestra cultura, nuestra ganadería, con una visión de respeto hacia la madre tierra”. Además de Tockolen, los atacameños de Toconao son la única comunidad en el norte con acceso al observatorio ALMA. En carpeta está la construcción de una planta fotovoltaica para dar luz durante las 24 horas al pueblo, y proyectos de desarrollo en sectores como Chaxa o Tara y Loyoques. Y, al mismo tiempo, el hotel comunitario que busca ser cinco estrellas. Bajo la sombra de una de las futuras habitaciones de Tockolen, Patricia Pérez toca los gruesos bloques de las paredes. Están hechos con liparita, una piedra de origen volcánico que en Toconao está presente en muchas de sus casas. La atacameña trabaja en el comité
de paisajismo, y buscará representar los elementos característicos de la cultura lickanantai, como canales de regadío que usaban sus abuelos, o un sendero con liparita, tan representativa como especial para la comunidad indígena. “En las noches de luna es muy hermosa verla, así que este hotel va a tener una luz muy especial”, dice. O 26 mil
metros cuadrados es la extensión del ex campamento minero. 3.334 son de construcción. Ignacio Araya