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Más tributos verdes y monitoreo, entre las posibles soluciones
A propósito de la crisis en Quintero, alcaldes, académicos,
ambientalistas y empresarios, discuten cómo solucionar el problema Norgener Engie Engie | Tocopilla
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Santa María Es necesario contar El impuesto tiene SY Colbun con información de que ser tal, que calidad y accesible pueda incluso para todos, y una disuadir a una instrumentos quiera instalar en una «Valdivia públicos. Zona de sacrificio”. Enel Claudio Seebach Juan Pablo Montero Presidente Asociación de UE
Fuente: INDH Generadoras
Por Felipe O'Ryan y Sergio Sáez
on zonas que concentran una gran cantidad de industrias, que si bien permiten generar un polo que atrae inversión en infraestructura —lo que beneficia a quienes ahí se instalan—, también están en constante tensión con las comunidades aledañas, que muchas veces se ven afectados por la contaminación que producen, pero que necesitan los puestos de trabajo que ofrecen. Este es el problema de las llamadas “zonas de sacrificio”, entre las que sobresalen por su constante conflictivi- dad Tocopilla y Meji- llones en la Región de Antofagasta, Huasco en la Región de Atacama, Coro- nel en Biobío y la polémica área de Puchuncaví y Quintero, que ha hecho noticia las últimas se- manas por las cerca de 800 intoxica- ciones de la co- munidad y la im- posibilidad del
Estado de detectar un foco claro de las fuentes contaminantes. “Nos complica esta situación. Por un lado, Tocopilla se declaró zona saturada por la contaminación que causaban las empresas, pero el cierre de industrias también nos afecta. Una tiene más de 100 trabajadores a tiempo completo, a lo que se suman quienes trabajan en retiro, traslado, etc. Se provoca un daño laboral gigantesco si se cierran”, comenta el alcalde (independiente) Luis Moyano. Tocopilla es uno de los casos “más dramáticos”, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) que reconoce un total de 12 zonas saturadas, entre las que destacan las cinco mencionadas anteriormente, “Tocopilla es conocida como la capital de las termoeléctricas, en cuyo radio urbano se emplazan las unidades de las dos empresas que operan en la ciudad: Norgener (filial de la estadounidense Aes Gener) y la francesa Engie. Ahí, sus habitantes llevan más de 30 años conviviendo con la polución generada por las empresas, que involucra arsénico, hierro, petcoke y hollín”, dice el organismo que cada año elabora un mapa de conflictos socioambientales. Eso sí, Moyano dice que en los últimos 10 años se ha avanzado hacia una solución. “La población se quejaba y se creó un ambiente de hostilidad que llevó a que las empresas reaccionaran y colocaran filtros en las mangas y otras tecnologías más
modernas que no contaminan tanto”, describe el edil. Por ejemplo, en AES Gener dicen que la compañía invirtió US$ 437 millones entre 2013 y 2015 para adecuar sus unidades más antiguas. El problema es que la llamada “descarbonización” —que parte con un acuerdo público-privado en enero de 2018 para dejar de lado dicho mineral como fuente de generación eléctrica— también genera incertidumbre entre los trabajadores por una eventual pérdida de sus puestos de trabajo.
Potenciar el impuesto “Todas estas zonas tienen una utilidad importante. Por ejemplo, con el corte de gas de Argentina en 2008, se crearon los terminales de GNL (en Quintero y Mejillones). No podemos olvidar que estas industrias son necesarias, incluso para el combustible de nuestros autos, y no se pueden sacar. Lo que sí debe ocurrir es que las industrias cumplan la normativa ambiental”, comenta Jaime Solari, gerente general de la consultora SGA, que cuenta entre su portafolio de clientes a empresas como Codelco y Metrogas. Dicha normativa ambiental ya tiene herramientas que se podrían potenciar, sostiene el profesor titular del Instituto de Economía de la UC, Juan Pablo Montero. “Para estas zonas hay que encontrar una solución que no sea el cierre total de las empresas”, dice. Una que puede servir para solucionar
Este conflicto es fortalecer el impuesto verde, particularmente el de emisiones contaminantes locales, que considera las emisiones que afectan zonas que están ubicadas en las inmediaciones de la producción industrial. “Hoy, la ley obliga a las empresas que producen contaminantes locales a pagar impuestos, lo que es bueno, pero yo recomendaría que se hicieran dos ajustes: primero, que el impuesto vaya directamente a mejorar la zona en que se están pagando, porque hoy en día estos impuestos dejan la zona y son absorbidos y gastados en otras partes”, comenta Montero. Lo otro, plantea, es que se revise si el nivel de los impuestos es congruente con el daño que provocan y que, por ejemplo, en el caso del CO2, obliga a las empresas a pagar US$ 5 por tonelada emitida. “Puede que no esté siendo lo suficientemente alto. El impuesto tiene que ser tal, que pueda incluso disuadir a una empresa que se quiera instalar en una zona de sacrificio”, dice el académico. Cabe recordar que en la reforma tributaria de 2014, se aprobó un impuesto asociado a emisiones de fuentes fijas que comenzó a operar este año. La ley establece que en las comunas que han sido declaradas como “saturadas” o “latentes”
por el ministerio de Medio Ambiente se incrementa el cobro en hasta en un 20%, como una forma que empresas internalicen los costos sociales que significa la emisión de elementos tales como el dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, entre otros. El factor impositivo podría ayudar a solucionar el problema, según el alcalde de Huasco, Rodrigo Loyola (PPD). “Pero es el desde”, dice. “Los impuestos recaudados tienen que ir a las localidades afectadas por la contaminación, pero hay mu-
chas más cosas que hacer. Una recomendación sería que la institucionalidad acorte los plazos que tienen las empresas para invertir en nueva tecnología menos contaminante”, comenta. Huasco es una de las zonas de sacrificio que reconocen ONGs ambientales como Terram y Oceana. En el área destaca, según el INDH, el Complejo Termoeléctrico Guacolda de la empresa AES Gener, que tiene cuatro unidades que aportan 608 MW, y otra cuya construcción está finalizada y que aportará otros 152 MW. Otra de estas localidades es Mejillones. La zona tiene una larga historia industrial, desde la época de las guaneras, pasando por la del salitre, hasta la actualidad, donde la producción se enfoca en energía para abastecer a la minería y en servicios portuarios y marítimos, Uno de los principales problemas que se debería resolver en el área, según el alcalde de Mejillones Sergio Vega (independiente pro Chile Vamos), es que no existe un diagnóstico apropiado del nivel de la contaminación en la zona. “Primero se debe diagnosticar certeramente la condición actual de la bahía y sus diversos componentes ambientales. Luego se podrá planificar un programa de trabajo, incluyendo aumento de la fiscali-
zación por las instituciones competentes y monitoreo permanente a lo largo del tiempo”, comenta Vega. Pero el problema de la falta de mediciones y diagnósticos no sólo afecta a Mejillones. Es una carencia que existe en todas las “zonas de sacrificio” y que debe ser el primer foco de solución, según la directora ejecutiva de la Fundación Terram, Flavia Liberona. “Lo primero es que haya información centralizada y transparente”.
Las empresas se defienden Desde el sector privado, el presidente de la Asociación de Generadoras, Claudio Seebach, coincide con Liberona en que “es necesario contar con información de calidad y accesible para todos, y una articulación de instrumentos públicos”. El director del Centro de Medio Ambiente y Energía de Sofofa, Jorge Cáceres, sostiene que Chile tiene una exigente norma para material particulado fino, el más agresivo para la salud. Agregando que en ciudades como Helsinki, Finlandia, existe un central térmica a carbón y otras instalaciones productivas, aledañas a sectores residenciales y sin conflictos asociados. “Esa central posee exigencias ambientales comparables a las que aplican hoy en Chile”, apunta el experto de Sofofa.
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Los impuestos recaudados tienen que ir a las localidades afectadas por la contaminación, pero hay muchas más cosas que
hacer”. Rodrigo Loyola, alcalde de Huasco.
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