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CAMBIO CLIMÁTICO:
El agua es esencial para la vida. Esto que significa que todas las actividades, tanto humanas como de la naturaleza, requieren de agua en distintas proporciones para que la vida pueda desarrollarse y expresarse a plenitud.
El agua es esencial para todos los procesos metabólicos celulares de los cuerpos vivos y, además, es necesaria en una innumerable cantidad de procesos productivos e industriales, que la requieren como elemento base para las reacciones físico-químicas que desarrollan. Juan Carlos Cuchacovich, director de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Central, señala que, en Chile, el mayor uso del agua está asociada a la producción agrícola, cuyo valor representa aproximadamente 75%. Luego está el agua destinada, en proporciones más o menos similares, a actividades como consumo (agua potable), procesos industriales y mineras. Por otro lado está el agua asociada a usos extractivos, aunque con devolución. Un ejemplo de esto es el uso del agua para la producción hidroeléctrica, tanto en represas, como en centrales de paso. Finalmente, es necesario destacar la amplia “utilización” del agua no extractiva para satisfacer requerimientos como servicios ambientales, turísticos
y de recreación. “Esto significa que el agua existente en los ríos puede ser requerida para, simplemente, ser observada y solazarse de ella, para lo cual se requiere que esté presente en ríos o lagos. También se requiere para que las personas puedan hacer
actividades turisticas como descenso en kayak o pesca con mosca, entre otras actividades turísticas, aspecto que, en Chile, es uno de los ejes estratégicos para el desarrollo del país. Ello requiere que los ríos se mantengan como ríos y, por lo tanto, que tengan los caudales suficientes que permitan expresar la variabilidad normal de un cauce de agua”, indica. Cuchacovich dice que estas formas de uso deben ser incorporadas en los análisis técnico-e=conómicos respecto a la utilización de los recursos hídricos, pues es creciente el interés y la demanda tanto de chilenos como de extranjeros de poder vivenciar y experimentar nuestros recursos naturales y medioambientales, que han sido destacados como de una extraordinaria belleza y que albergan biodiversidad endémica de alto valor biológico, cultural e identitario. En este escenario, uno de los efectos que ya se visualizan debido al cambio climático son las modificaciones en los regímenes en que el agua se va a presentar en el planeta. “Uno de los aspectos
esperados es que, por un lado, puede haber aumentos de precipitaciones y, por otro, pueden darse disminuciones en cantidades de agua disponible. Por ejemplo, el aumento de temperatura debido al cambio climático hace que la isoterma cero (definida como la línea de nieve que el agua sólida de la líquida) se eleve en altitud. Previéndose que para Chile central el volumen de agua acumulada en los glaciares va a disminuir y, por ende, el caudal disponible en los ríos durante épocas estivales también, esto significa que la oferta de agua en algunos ríos será menor y, por lo
tanto, se deben tomar las precauciones y realizar las inversiones necesarias frente a estos nuevos escenarios, como, por ejemplo, modificaciones en los patrones de uso del agua”, indica el experto.
UN DESAFÍO
Cuchacovich destaca que el cambio climático representa, en forma muy categórica, que nos encontramos en un período que podemos calificar como el antropoceno, es decir, un período en el que las acciones del ser humano son el motor de cambio a nivel global de las condiciones
ambientales del planeta. Así las cosas, es relevante concebir la planificación de los recursos hídricos en relación al territorio donde la misma está presente, de manera que pueda generarse un óptimo entre la producción agrícola que pueda ser desarrollada en un territorio y el clima que en ella exista. “Lo anterior, puede ser concebido y resumido bajo el concepto de planificar teniendo en cuenta la vocación territorial del espacio que será intervenido. Estas consideraciones hacen que se optimice el uso del agua de acuerdo a una planificación ambiental, agrícola y territorial”, apunta. Complementariamente con lo anterior, se han desarrollado innumerables tecnologías tendientes a optimizar el uso del agua. Cuchacovich dice que, en primer lugar, hay que considerar que las conducciones del agua por canales no infiltren, dado que existen muchos canales no recubiertos y que, al atravesar distintos tipos de terreno, generan gran infiltración. En forma similar, es necesario que las tuberías no presenten roturas Oo pérdidas. “Ya en el campo de riego, de acuerdo a los tipos de cultivo, se pueden utilizar distintos tipos de forma de aspersión de agua, de goteo o de cintas que hacen que uno pueda suministrar en forma precisa los requerimientos hídricos que las plantas necesitan”, indica.
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