El poco creíble rechazo reformista de la derecha
La derecha ha lanzado, con miras al plebiscito constitucional de Abril, una curiosa campaña: rechazar para reformar. Ya circulan algunas piezas gráficas y vídeos, por cierto, fuera del marco legal. Pretenden argumentar que tras su opción por mantener la Constitución, originada en la dictadura, hay un ánimo positivo de mejorar el actual texto.
Al respecto, cabe hacer algunos comentarios. En primer término, hay claramente acá una señal. Muchos, en ese sector, no quieren despegarse de Pinochet Se sienten cómodos en ese marco. Son sus herederos y defenderán el legado autoritario, pese a las claras evidencias de su ¡ legitimidad de origen. La UDI ha terminado convenciendo a antiguos sectores liberales de RN. En segundo lugar, resisten la posibilidad de que un nuevo texto comience de cero. Evidentemente, ello
tiene un trasfondo ideológico. Se trata de preservar el modelo económico y social neoliberal, donde el estado se ve reducido a su mínima expresión y, gracias a ello, algunos obtienen grandes riquezas mientras la mayoría de los chilenos se debate apenas sobre la línea de subsistencia. Un tercer elemento, relevante de recordar, es que todos debemos hacernos cargo de la historia. Algunos personeros de la derecha quieren hacernos creer que ahora tienen intenciones serias de hacer reformas, en circunstancias que se tardaron un cuarto de siglo en aceptar asuntos tan obvios como la eliminación de los senadores designados. En este mismo sentido, mucho más cerca, hace un par de semanas, el Senado votó una reforma constitucional para garantizar el derecho humano al agua. Algo tan básico, elemental, más aún en una época de severa escasez hídrica, con miles de chilenos recibiendo este vital recurso en camiones aljibes. Y la derecha votó en contra. Era la oportunidad para mostrar su real voluntad de cambios profundos. Es el cuento del lobo. Ya no es creíble que los mismos que han obstaculizado transformaciones por 40 años, ahora se vuelvan reformistas. Tratan de darle algún contenido razonable a su verdadero discurso y objetivo: mantener en la Constitución una democracia tutelada y el modelo neoliberal de la dictadura, que es el esquema institucional y económico que les da ventajas y con el que se sienTen cómodos. Hay que hacer claridad de aquí al 26 de abril, primero, sobre la importancia de informarse y participar. Además. hay que empujar con fuerza el Apruebo y la Convención Constituyente compuesta íntegramente por ciudadanos elegidos, en el convencimiento que una nueva Carta Fundamental no resolverá todos los problemas, pero sentará las bases de un país construido sobre principios más inclusivos y solidarios, que pueda acogernos a todos.
Adriana Muñoz D'albora, Senadora