Política Hídrica de Estado
A Durante estos días el tema del agua ha estado en la agenda legislativa y en diversas opiniones ante la posibilidad de un cambio de constitución. Se habla de su uso, las posibilidades de proyección y lo que se ha hecho hasta ahora en esta materia.
El código de aguas es el instrumento público que rige su uso en nuestro país, y señala que es un bien nacional de uso público. La situación del déficit hídrico en nuestra región se arrastra por más de 100 años y donde en estos últimos, ya se ha transformado en una situación crítica y donde las
precipitaciones han llegado a cero en varios puntos. Hablamos de un proceso cíclico y que avanza de norte a sur con la desertificación y cambio climático. En este escenario las organizaciones de usuarios de agua han aceptado desafíos en diversos ámbitos de optimización y distribución, de ahí que la posibilidad de cambio de la Constitución no viene a traer mayores recursos hídricos, lo que se necesita, más bien es una política de Estado robusta y que trascendida en el tiempo, independiente de los cambios de Gobierno. Se hace indispensable la política hídrica de Estado para asegurar la prioridad absoluta del abastecimiento para consumo humano y domiciliario en todas las regiones del país, además del debido cuidado del medioambiente siguiendo las políticas internacionales y donde el ecosistema no se vea afectado. Con esta política de Estado se asegura la subsistencia de industrias claves para el desarrollo de nuestro país como el agro, energía,
minería, turismo y la forestal que requieren del agua como elemento vital para sus operaciones. Hablamos de una convivencia en cada cuenca hidrográfica con reglas claras. Una política de Estado que permita la construcción de infraestructura que se independice de ciclos electorales, que se piense en la globalidad, largo plazo y soluciones efectivas a las problemáticas. Que exista el predominio de criterio técnico en la toma de decisiones y no de intereses particulares, junto con el proceso continuo de perfeccionamiento administrativo y de eficiencia burocrática que facilite el avanzar y mejorar. Es vital también la búsqueda permanente de nuevas fuentes de agua y mecanismos de optimización o reutilización. Este no es un tema fácil, pero requiere de voluntades y visión de futuro; por nuestra parte estamos trabajando y buscando soluciones para hacer de Chile un país desarrollado, preocupado del ambiente y dejando un legado a nuestras nuevas generaciones.
Daniela Norambuena Gerente Sociedad Agrícola del Norte