La realidad política de los jóvenes
Uno de los aspectos más sorprendentes de la deliberación en torno a los asuntos públicos es la escasa evidencia en que se sustentan diversas posturas. Se apela habitualmente a una narración que puede tener sentido, porque descansa en antecedentes anecdóticos que la hacen plausible.
Sin embargo, de ahí no se desprende que sea cierta. En el gobierno anterior se instaló la idea, que no era novedosa pero que no había sido abrazada por el mundo político, de que nuestro país estaba recorrido por un profundo malestar ciudadano. El funcionamiento de nuestra sociedad era repudiado y se requerían, por tanto, reformas estructurales que se hicieran cargo de esta realidad. Esta tesis parecía chocar con una nación que, más allá de sus problemas, había experimentado un progreso sin igual en su historia. Sin embargo, el fuerte apoyo que tuvo el movimiento estudiantil durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, junto a otras manifestaciones, parecía darle credibilidad a la hipótesis del malestar y, al mismo tiempo, minimizaba la posibilidad de apelar a los avances de la sociedad chilena para contrarrestar la realidad política de ese entonces. Indudablemente, la impopularidad exhibida por la segunda administración de la Presidenta Bachelet y el cuestionamiento relativamente amplio a sus reformas, así como también el claro triunfo en segunda vuelta de Sebastián Piñera, complejizaron el análisis de nuestro pasado reciente. La tesis del malestar queda ahora puesta en duda.
Un estudio reciente, realizado por la investigadora del CEP Loreto Cox, arroja interesante evidencia que ayuda a cerrar la brecha en el análisis del significado de los episodios políticos de los últimos años. Es un estudio diseñado para medir expectativas de estudiantes de la educación superior y que se realizó en 2016 y 2017. Se intenta evaluar al mismo grupo de estudiantes en ambos años. Si bien, como ocurre en estas investigaciones, se pierden muchos entrevistados en la segunda medición, la muestra es lo suficientemente grande (casi 4 mil en la segunda ola) para hacer inferencias interesantes. La segunda medición se realizó entre la primera y segunda vuelta de la elección presidencial y permitió recoger también intenciones de voto.
Una constatación interesante es que, contrariamente a la afirmación de muchos actores, los estudiantes están lejos de tener una inclinación por la izquierda. Un 17% se declara de izquierda o centroizquierda, mientras que un 25% se declara de centroderecha o derecha. Por cierto, el grupo mayoritario es aquel que no se identifica con ningún grupo político. En ese sentido, muestran un grado relevante de desinterés en la política, que no es lo mismo que declararse indiferente respecto de la cuestión pública. De hecho, los estudiantes son relativamente críticos del funcionamiento de la democracia y del sistema económico chileno. A este lo calificaron con nota 3, 5 y 40 en 2016 y 2017, respectiva- mente. Pero este juicio crítico no parece tener mucho que ver con los pilares centrales de su funcionamiento. En efecto, creen por una amplia mayoría que el sustento económico es responsabilidad de las personas y, además, valoran que se premie el esfuerzo individual antes que se promueva la igualdad de ingresos. Asimismo, no son particularmente críticos del período concertacionista que, a grandes rasgos, definió la orientación económica actual del país.
En ese sentido, es interesante que si bien prefirieron a Beatriz Sánchez en primera vuelta, su apoyo no parece tener un componente ideológico muy marcado, atendido el hecho que muchos de sus votantes no se diferenciaron mayormente del estudiante promedio. Hubo, probablemente, un voto estratégico, algo que suele suceder en primeras vueltas cuando los ambientes políticos no son muy polarizados, más que una adhesión ideológica profunda a su candidatura. Es posible que el buen resultado de Sebastián Piñera en la segunda vuelta tuviera mucho que ver con la realidad que muestra esta investigación. Así, el panorama que emerge de este análisis ayuda a entender los fenómenos políticos de los últimos años. La tesis de que un profundo malestar recorre a la sociedad chilena queda en entredicho.
La tesis de que un profundo malestar recorre
a la sociedad chilena queda en entredicho