Centro de Investigación de Concha y Toro amplía estudio sobre impacto del cambio climático en los viñedos
A Optimizar el uso de agua y evaluar el efecto de la radiación y la temperatura son algunos de los proyectos de desarrollados por el Centro de Investigación e Innovación de la empresa.
Desde su creación en 2014, el Centro de Investigación e Innovación de Concha y Toro identificó el cambio climático como una de sus principales líneas de acción. Esto, con el objetivo de desarrollar soluciones de mitigación y adaptación alos efectos del fenómeno, a partir de Investigación y Desarrollo (1+D). Si bien el tema lleva años abordándose desde el centro, su director, Gerard Casaubon, afirma que “se ha ido fortaleciendo a través del tiempo”, lo que implica que los proyectos del programa tienen actualmente mayor alcance, debido a impactos asociados al cambio climático, tales como la escasez hídrica en el territorio vitivinícola. El organismo busca comprender el efecto del cambio del microclima a nivel del viñedo, el desarrollo de tecnologías de desalinización de aguas para riego e incluso la creación de una plataforma de predicción de los efectos del cambio climático. En particular, el director del centro destaca dos proyectos: el de optimización del recurso hídrico en viñedos y el que apunta a evaluar los efectos de la radiación y la temperatura, de cara a prepararse a los nuevos escenarios que generarán los efectos del cambio climático. El primero busca reducir el consumo del agua respondiendo a las preguntas de cuándo y cuánto regar. Casaubon explica que esta iniciativa es posible desarrollarla sólo con una infraestructura de riego totalmente tecnificada y con alta tecnología. Para estimar el consumo óptimo de agua, la empresa está trabajando en un piloto con tecnología surface renewal-o micrometeorología avanque sólo puede ser utilizada en viñedos de I+D y que ha implicado ahorrar cerca del 25% del recurso en los pilotos llevados a cabo. El mismo procedimiento ha significado un ahorro similar en energía necesaria para el bombeo del agua. Sumado al procedimiento anterior, se utilizan tecnologías de análisis de
imágenes satelitales, que permiten examinar grandes superficies y determinar cuánta agua se pierde por transpiración de la vegetación. A partir de estas dos técnicas, se puede reducir la cantidad de agua utilizada en el proceso productivo, de cara a un escenario con mayor escasez hídrica.
Estrategias de mitigación El segundo proyecto destacado apunta a evaluar los efectos de la radiación y la temperatura, tanto en las plantas como sobre la calidad y productividad de los viñedos. Para llevarlo a cabo, se establecieron estrategias de manejo de la canopia -parte verde de la planta-, exponiéndola a diferentes condiciones extremas para simular los posibles escenarios que podría generar el cambio climático. A partir de dicho estudio, se diseñaron planes de manejo óptimo de la canopia y estrategias de mitigación, las que se socializan con los productores de uvas a través de una aplicación móvil. Las soluciones del centro se desarrollan en colaboración con distintos actores de la industria vitivinícola, para responder a las condiciones y necesidades climáticas particulares. Uno de ellos es el Consorcio I+D Vinos de Chile, con quienes buscan impactar a todo el rubro.
Reduce emisiones a través de un mercado interno de carbono
m Cada área de la empresa debe pagar un monto por la cantidad de gases de la que es responsable.
Cuando en la COP21 de París, en 2015, se discutía la posibilidad de implementar mercados de bonos de carbono a nivel global, la viña Concha y Toro decidió desarrollar su propio mercado interno de carbono. Según la gerenta de Sustentabilidad de la empresa, Valentina Lira, el objetivo fue “generar un precio al carbono como un mecanismo que sirviera para internalizar la externalidad negativa que genera la emisión”. Hasta ese momento, la firma llevaba ocho años midiendo su huella de carbono. Para cumplir con el nuevo objetivo, se pasó de medir la huella de cada proyecto a calcular la responsabilidad de cada área de
Así, cada gerencia se hace responsable de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GED) generadas por las actividades de sus equipos. La forma de asumir dicha responsabilidad es pagar por las emisiones, que tienen un precio fijo predeterminado, lo que conforma el mercado interno de carbono diseñado por la viña. “Es lo mismo que un impuesto, como funciona el impuesto a las emisiones”, explica Lira. Lo recaudado con el “impuesto interno a las emisiones” conforma el denominado Fondo del Carbono de Concha y Toro, que es anual y se constituye a partir de los gases emitidos el año previo. El total recolectado se utiliza para desarrollar nuevas actividades que apunten a disminuir las emisiones de la compañía, y que se pueden llevar a cabo desde cualquier área de trabajo. “Los proyectos se seleccionan de acuerdo a la metodología de la curva de costos marginales de abatimiento, que te dice dónde te conviene más invertir”, indica la gerenta. La fórmula permite seleccionar y priorizar las opciones, añade. Algunas de las soluciones propuestas han sido instalar paneles solares o introducir electromovilidad, entre otras. El año pasado, por ejemplo, el fondo se destinó a financiar la participación de la viña en la COP25. Lira plantea que “es un fondo que ojalá, en el mejor escenario, no tenga que existir”, ya que la meta de la empresa es ser cero emisiones a 2050.
Valentina gerenta de Sustentabilidad de Concha y Toro
pa
CAMBIO Pa LAB
MONTSERRAT TOLEDO