Constitución, ciudad y territorio
Stamos viviendo un momento constituyente, en que la soberanía del pueblo exige la elaboración de una nueva Constitución para definir nuevas reglas del juego. En las plazas de la dignidad de todo Chile emergen ideas sobre el futuro de nuestras ciudades y territorios que debemos discutir para el desarrollo y éxito de nuestro país. La dimensión urbana, territorial y ecológica es uno de esos aspectos relevantes del debate que no debemos desatender. Desde el punto de vista orgánico y la distribución del poder, tendremos que reflexionar sobre la gobernanza urbana, es decir, cómo nos organizamos para tomar decisiones en las ciudades. Desde el Ejecutivo, cómo transferimos poder desde el Gobierno central hacia el regional y local, cómo descentralizamos hacia otros territorios, cómo incluimos a todos los actores en el proceso de toma de decisión transparente y legítima, incorporando la perspectiva de género, la inclusión de nuevas vulnerabilidades y promoviendo activamente la corresponsabilidad de la ciudadanía. Podemos incorporar también en esta revisión sobre cuál es el papel que juegan los otros poderes del Estado en materia
urbana y territorial; el Legislativo, en cuanto a la elaboración y fiscalización de leyes; el Poder Judicial, en su rol en el ámbito de resolución de conflictos, y también habría que atender cómo los órganos autónomos del Estado manejan los temas de nuestro interés. Desde el punto de vista dogmático, nos referimos específicamente a cuáles serían los derechos individuales y colectivos sobre el territorio que el Estado debe resguardar. Una constitución que garantice derechos sociales es heredera de la Declaración Universal de Derechos Humanos como principio rector y de los pactos internacionales que Chile ha firmado, y que sustentan el desarrollo de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en nuestras ciudades y territorios. El proceso de discusión constitucional construirá el andamiaje democrático que permitirá sentar las bases de un modelo de desarrollo sustentable en un momento de emergencia climática,
permitiendo el debate sobre nuestros recursos naturales y una clara definición sobre la función social del suelo, piedra angular de la planificación de los territorios. Estos dos ámbitos del debate constitucional, el dogmático y el orgánico, se reunirán en una convención constitucional. En ella podremos disputar las ideas del derecho a la ciudad y al territorio, para construir ciudades y territorios en donde cada uno de nosotros y nosotras, en el contexto de nuestras comunidades, podamos llevar a cabo nuestros proyectos vitales en un medio ambiente digno y adecuado, donde el “buen vivir” en la ciudad sea, como lo señala Henri Lefebvre, “el escenario de encuentro para la construcción de la vida colectiva”.
“Desde el punto de vista orgánico y la distribución del poder, tendremos que reflexionar sobre la gobernanza urbana”.
Isabel Serra Benítez -Genaro Cuadros Ibáñez, Laboratorio Ciudad y Territorio, U. Diego Portales