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Fue capturado en Ñuñoa
Cerca de las 5 de la madrugada fue visto en calle Suecia por primera vez.
Las 4. 47 de la madrugada, cuando aún estaba vigente el toque de queda por el coronavirus, un conductor vio en calle Suecia (Providencia) a un puma silvestre. La información fue corroborada a las 5. 20 por personal de seguridad de Providencia. Y cuatro horas más tarde y a 2, 5 kilómetros, el felino fue capturado, cerca de la plaza Augusto D'Halmar (Ñuñoa), en un operativo de Carabineros, la PDI y personal del Zoológico Nacional y el SAG. Según contó la directora del Zoológico Nacional, Alejandra Montalba, es un puma “macho, juvenil y silvestre, de 35 kilos y en la primera revisión estaba en un buen estado de nutrición. Muchas veces los animales silvestres vienen flacos por falta de alimento, pero no era el caso. De aquí a mañana podremos saber cómo está internamente”, dijo Montalba. El puma fue adormecido con un dardo en el muslo, luego se le aplicó anestesia total, se le extrajo una muestra de sangre, le dieron suero y cuando comenzó a despertarse lo colocaron en la caja para llevarlo al zoológico. “Sabemos que es un puma de la zona central, y donde lo pongamos de vuelta debemos asegurarnos que sea donde haya disponibilidad de alimentos y lo más lejos de la ciudad”, indicó. Este puma hizo recordar a otro espécimen hallado en El Arrayan (Lo Barnechea) en enero del 2019, cuya captura tomó 15 horas. Ese puma fue liberado meses más tarde, con un sistema de ubicación digital y hallado sin vida en diciembre pasado. Montalba descartó que para evitar dicho destino el puma ahora capturado se mantenga en cautiverio. “Los animales que tenemos en el zoológico han estado bajo cuidado humano, nunca han estado en la naturaleza, o fueron decomisados por tráfico ilegal y el SAG nos los pasa para custodia. Ahora tenemos dos pumas decomisados por tráfico, que alguien tenía de mascota y no tienen las habilidades para ser reinsertados. En cambio a este otro lo mejor que le puede pasar es devolverlo a su hábitat”, dijo.
Cómo llegó Hasta ahora todos los felinos avistados en Santiago habían quedado registrados
En zonas donde la cuidad colinda con el monte, como el caso de El Arrayán, que está al lado del Santuario de la Naturaleza, o en Santa María de Manquehue, que se topa con el cerro del mismo nombre. Sin embargo, un caso como de ahora, de un puma caminando entre las casas de un sector con edificios y casas antiguas es más raro. El director del Buin Zoo, Ignacio Idalsoaga, dice que “hay varias evidencias en el mundo de que con lo que estamos viviendo el ser humano deja de moverse en las ciudades y los animales comienzan a volver a lo que originalmente fueron sus espacios. No es tan raro que ante un toque de queda, donde no hay ruido en la ciudad, un puma se pueda aventurar un poco más. El puma es un animal muy tímido. Lo más probable es que haya empezado a bajar y que se haya sentido con la confianza de seguir avanzando”, explica. Y añade que “se me ocurre que se extravió por el cambio de la ciudad, al no haber tanto ruido. Un animal que hubiera estado en malas condiciones o muy flaco
se habría aventurado en busca de presas, asumiendo el riesgo que significa y no es el caso”, dijo. El académico de la U. De Chile y experto en vida silvestre Andrés Rubio explica que “los pumas son territoriales y los pumas juveniles como éste (un puma vive entre 8 y 13 años) tienen que buscar su territorio”. El profesional cree que “se puede haber dado porque estamos en un toque de queda y él se atrevió a entrar más porque no encontró gente. Pero haber llegado tan adentro puede haber sido porque alguien lo persiguió en un auto. Los pumas en un día fácilmente andan diez kilómetros”. De todos modos, advierte que “desde hace unos años estamos con escasez hídrica. No está estudiado, pero puede ser que algunos carnívoros estén desplazándose debido a la escasez de presas. En la zona central el puma se alimenta de conejos y liebres y en los últimos años se han visto muchos menos de ambos y una de las razones sería la escasez hídrica”.
Por María Ignacia Molina y Patricio Pino M.
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