Falta diálogo y tolerancia
Cuando se apela tanto a la unidad y a la tolerancia, pero no se advierten señales de querer buscarla o al menos poner ambos conceptos en valor, la ciudadanía se sorprende por la falta de voluntad para poder avanzar en este ámbito y sobreponerse a las diferencias ideológicas que parecen condicionarlo todo. Siempre sostenemos que nos parece sumamente fundamental, establecer una relación permanente y formal entre el Gobierno y el sector privado, una acción que poco a poco comienza a evidenciarse, pero que no alcanza para poder sentir en el ambiente, un auténtico esfuerzo para potenciar efectivamente la unidad como un valorregional de primerarelevancia y priorizado como un factor de encuentro entre toda la comunidad. Hemos sostenido en reiteradas ocasiones que como medio de comunicación, que interlocutar con el Gobierno es un ejercicio tremendamente necesario que obviamente enriquece mutuamente. Y es más, siempre asumimos una actitud efectiva en este ámbito, difundiendo lo que se hace, la gestión, sin otra convicción que relevar lo que el Ejecutivo hace para poder validarse y mostrar su sello a la comunidad. No cobramos, no censuramos ni condicionamos, simplemente aplicamos nuestros criterios periodísticos para editar aquellas crónicas que nos parecen burda propaganda o bien algunas que exageran la utilización de fuentes para informar temas más sectoriales y técnicos que políticos. Para nosotros es una tarea permanente y una necesidad tremendamente democrática estar analizando el desempeño de los organismos públicos y de los privados vinculados a los más diversos ámbitos del quehacer social, porque definitivamente cuanto mejor sea la relación entre las partes, más alianzas podrán generarse y potenciarse para que la economía y todas sus aristas (empleo, calidad de vida, bienestar social) caminen por la senda correcta, por aquella que debe entregar beneficios colectivos, estabilidad y fundamentalmente, una gran capacidad de compartir responsabilidades en torno a temas tan prioritarios
como el progreso que anhelan los aiseninos/as, meta que sin duda es unánime y transversal. Las autoridades deberían hacer el mismo ejercicio y también tienen que sumarse las organizaciones gremiales, vecinales, ciudadanas y sindicales, para poder articular acuerdos y propuestas colectivas que están llamadas a transformarse en aspectos protagónicos del desarrollo regional, sin apellidos, donde lo relevante no sea solamente lo económico, sino que también todas las demás aristas de este gran concepto que, abordado desde la integralidad, en el corto plazo debería generar beneficios concretos para la ciudadanía. Faltan coloquios, conversatorios o instancia de diálogo donde se pueda debatir sobre Aysén, su gente y su futuro. No es secreto que de una buena relación y articulación pública-privada han surgido relevantes medidas que han favorecido a la región y a su gente, se han prorrogado beneficios estatales que impactan directamente en el empleo y las inversiones y ahora se pone en la mesa de análisis, el tema energético y todo lo concerniente a los proyectos que pretenden aprovechar los recursos hídricos de la región y ponerlos al servicio del país. En fin, ejemplos podríamos dar muchos, porque el establecer un trabajo conjunto entre estos dos sectores, tan gravitantes en el quehacer regional, es una señal potente de democracia, de diálogo social, de relaciones consistentes y transparentes. Por el contrario, siempre la falta de diálogo genera situaciones adversas, polémicas, controversias, desgaste, tirantez, tensión, desconfianza, y por supuesto que en Aysén nadie, definitivamente nadie, está por apostar en esa dirección. No debemos dejar de lado la impresión de la ciudadanía, que está siempre atenta a las señales que se den en estos temas y que además, juega un papel determinante para el éxito de gestiones que buscan un crecimiento constante y colectivo.