Columna
¿ Humos al Norte?
l Presidente Piñera nos tiene acostumbrados a la E Anunció su segundo Plan de Desa- rrollo Regional para Antofagasta sin decir una palabra respecto de lo que fueron los anuncios también grandilocuentes de su primera administración, cuyo grado de materialización sería interesante de conocer. Hoy haremos un acto de fe. Sólo dentro de unos meses podremos ver si el gobierno regional concreta los anuncios comprometidos. Es decir, veremossi la grandilocuencia presidencial se traduce en obras concretas en el nivel regional. Su discurso en La Portada de Antofagasta fue lo suficien- temente general para decir todo y nada. Por cierto, las inversiones prometidas corresponden -en su mayoría-a obras de inversión pública ya programadas por el Estado. La cifra de los US$40 mil millones anunciada para los próximos es impresionante (“la más importante en la historia de la región”). Sería pertinente que la autoridad regional, sin la premura de un discurso presidencial, pudiera explicarla en detalle: ¿ Es inversión pública, son concesiones, son grandes inversiones en trámite? El Presidente también señaló que este Plan Integral de Desarrollo es el resultado de muchas horas de trabajo y donde muchos han participado. ¿Quiénes son los muchos? ¿ Dónde se trabajó? ¿ Cuáles fueron los mecanismos de participación y consulta que se activaron? Me atrevo a sostener que aquí funcionó una “cocina chica” en Antofagasta y/o en Santiago que terminó haciendo una lista de supermercado -con iniciativas positivas, por cierto- pero que está muy lejos de una ver-
Alejandro Guillier Senador de la República
dadera estrategia regional de desarrollo. Me explico y doy algunos ejemplos: ¿ Hay un diseño de política exterior y regional para proyectarnos como una plataforma de comercio, servicios e inversión para los países de la región? ¿ Podremos avanzar en el ordenamiento territorial de nuestras ciudades sino abordamos los problemas de contaminación y congestión que hoy tenemos? ¿ Vamos a seguir incrementando los concentrados para que otros hagan el gran negocio? Bien por Chuqui subterráneo, ¿ pero qué haremos con los despidos en Calama? ¿ Los salares seguirán entregados a la exportación de salmuera y poco más? ¿ Vamos a crear la industria nacional del litio para abordar las cadenas de valor y la electromovilidad? ¿ Los intereses mineros sepultarán a las economías campesinas del Alto Loa? Descarbonización sí, ¿pero tenemos un plan integral para abordar el impacto que ello generará en Tocopilla? ¿ Dónde está el plan de descontaminación para Taltal? ¿ Qué pasa con los pequeños mineros? Se mencionan las plantas desalinizadoras como un gran tema: ¿ tenemos un plan de ordenamiento territorial para su desarrollo? Si el agua de mar es de los chilenos, ¿no deberíamos considerar en un impuesto por su uso? ¿ Cómo abordaremos el desempleo que la propia tecnificación de nuestras industrias mineras está generando? Estas y muchas otras son las urgentes preguntas que necesitan respuesta y un diseño de política pública. El desarrollo integral es más complejo que un listado de obras públicas einversiones. Importantes, por cierto, pero no suficientes. Ariesgo de ser reiterativo, lo seguiré diciendo una y otra vez: Necesitamos consolidar la descentralización del país para que cada región de Chile pueda concordar su estrategia regional de desarrollo, con participación social vinculante, con crecimiento y empleo decente, donde puedan convivir de manera armónica las diversas vocaciones regionales asegurando una justa distribución de la riqueza y una mejora en la calidad de vida de todos sus habitantes.
“Necesitamos consolidar la descentralización del país para que cada región de Chile pueda concordar su estrategia regional”.