Editorial
Desafio hiadrico
oraños, en Ñuble, se plani- ficó la agricultura sobre la base dela premisa de que el agua es abundante. Y esa idea no era tan errada, pues la demanda tampoco era grande. Con el paso de los años, sin embargo, se ha observado un incremento de la demanda, pero principalmente, una reducción de la oferta. La escasez hídrica, independiente de sus causas, exige la adopción de medidas que permitan mitigar sus efectos en la agricultura. Algunas de éstas ya se están tomando, pero aún hay un largo camino por recorrer, no solo en cuanto ainversiones, sino que en ámbitos como la cultura de uso y la legislación. En primer lugar, la construcción de embalses y obras de acumulación de agua, en general, surge como la respuesta más obvia, y que lamentablemente en Ñuble, no seha abordado en las últimas décadas. En el caso del embalse Punilla tuvieron que pasar noventa años para que se tomara la decisión y aún hoy persiste la incertidumbre, tras la reciente suspensión de su permiso ambiental y los problemas financieros queenfrenta ha firma italiana que seadjudicósu construcción. Este embalse, junto a Zapallar, también priorizado por el actual Gobierno, constituye parte de esa potencial respuesta para dar seguridad de riego a unas 80 mil hectáreas. Pero eso no es todo: una opción más económica y muy factible en esta zona es la infiltración de subterráneos, que son embalses naturales que existen en el subsuelo. Sin embargo, existen complejidadestécnicas y normativas que aún no han sido superadas, por lo que
ésta es una opción a largo plazo. Por otra parte, es imperativo avanzar para aumentar la eficiencia de riego, mediante la adopción de métodos tecnológicos que permitan regar más con menos agua. Si bien algunos regantes han implementado estos sistemas, cuyo financiamiento porel Estado, la mayoría de los agricultores aún exhibe niveles de eficiencia bajos. Un último aspecto clave que debe considerarsees la legislación. Hoy se dan situaciones deinequidad y problemas de aprovechamiento eficiente debido, en buena medida, a las rigideces que impone la ley, especificamente el modelo de otorgamiento de derechos de agua. Es porello que este sistema requiere una revisión tendiente a su perfeccionamiento, incorporando el concepto de factor de uso, de manera que la diferencia entre el derecho a uso y el uso efectivo sea el minimo, evitando la especulación y la venta de derechos, asi como el trasvasije de aguas a otras cuencas, vicios que finalmente perjudican a los regantes ubicados río abajo. Porotra parte, un mejoramiento del modelo permitiría beneficiar a un mayor número de usuarios, con una perspectiva de equidad. Se trata, en suma, de una serie de desafios que deben asumir el Gobierno, los regantes y las universidades, con el fin de dar respuestas efectivas al problema de escasez hídrica que amenaza con profundizarse en el corto plazo, y que no se resuelve solo con una reforma que enla anterior administración sumó más detractores que partidarios y en la actual se encuentra postergada por otras prioridades legislativas.
Si Ñuble aspira a concretar esa visión de Región Agroalimentaria, es imperativo aumentar la eficiencia del riego mediante métodos tecnológicos que permitan regar más con menos agua. Lamentablemente, son pocos los regantes que han implementado estos sistemas, pese a que su financiamiento es subsidiado por el Estado.