NEGOCIOS / ENERGIA Tras la inauguración de la primera planta de generación de energía_abase de gas* > natural en Panamá, el país apunta a diversificar su matriz energética y estabilizar sus tarifas eléctricas, mientras se prepara para convertirse en el hub exportador de GNL d Centroamérica Por Natalia Vera, Ciudad de Panamá
1 fenómeno de El Niño que azotó Panamá a inicios de 2016 no solo trajo consigo una de las peores sequías de los últi- mos 100 años en el país centroamericano, sino que redujo considerablemente una de sus principales fuentes de generación eléctrica: el agua. Muchos ríos, lagos, riachuelos y pozos se secaron por completo, lo que obligó al gobierno panameño a establecer un racionamiento energético, que incluía la reducción de horas laborales en las oficinas o el cierre temporal de colegios, dada la prolongada escasez hídrica que afectó el suministro eléctrico en Panamá y también sus tarifas. Por ello, tras la inauguración de AES Colón, la primera planta de generación de energía eléctrica a base de gas natural, las autoridades y ejecutivos del país destacaron el impacto de esta nueva infraestructura para hacerle frente a las cada vez más frecuentes épocas de sequía. El primero en hacerlo fue Juan Carlos Varela, presidente de Panamá: “Estamos ampliando la matriz energética del país, lo que nos permitirá alcanzar precios justos y razonables por kilovatio a corto plazo, beneficiando a todos los panameños, el
comercio y la economía. La seguridad energética de nuestro país y
el suministro de energía a mejores precios para la población es una prioridad”, dijo durante el acto inaugural en la ciudad de Colón. Y es que AES Colón llega en un momento en que las tarifas eléctricas en Panamá están en el centro del debate, sobre todo después de que en julio pasado la Asociación de Servicios Públicos (Asep) anunciara -lo que fue después revertido- un alza de 8, 3% en la tarifa eléctrica a los clientes que consuman más de 300 KW/ hora. “En Panamá la principal fuente de energía son las hidroeléctricas y cuando hay sequías sube mucho la tarifa. En cambio, con el gas natural, cuando haya temporada de sequía no existirán esos picos en la tarifa, porque su precio es más estable. Este proyecto va a dar a Panamá grandes beneficios para estabilizar el precio de la energía”, dice Andrés Gluski, CEO de AES. La planta, que está ubicada en la provincia de Colón en la zona de influencia del canal de Panamá, demandó una inversión de US$ 1. 150 millones. Cuenta con tres generadores, tres turbinas de gas y una de vapor, y una capacidad instalada de 381 MW. La compañía
energética estadounidense AES y el grupo panameño Inversiones
Bahía son los responsables de este proyecto que se construyó en 27 meses. Para Ricardo Sotelo, expresidente del Sindicato de Industriales de Panamá, esta nueva planta es una buena oportunidad para que muchas industrias del país puedan convertirse al gas natural. “Tener gas en el país abre la posibilidad de que se den inversiones para la conversión de plantas industriales, generar nuevos negocios e inversiones con nuevas tecnologías, desarrollar nuevas eficiencias” dice. “Obviamente esto se traduce en mayor competitividad para el país y la región centroamericana”. En ese sentido, para Juan Ignacio Rubiola, presidente regional de AES para México, Centroamérica y el Caribe, AES Colón podrá hacer realidad el anhelo regional de tener una matriz energética más robusta y competitiva al contar con gas natural como combustible base. “Con esta instalación podremos abastecer de forma eficiente la región, complementando la terminal que operamos en República Dominicana desde 2003” dice. Según Fernando Aramburú, presidente del estudio local Aramburú, Porras y Asociados, esta planta está destinada a abastecer gas a otras plantas que se pudieran instalar en Panamá. “Hay dos proyectos de plantas de gas en Panamá y podrían ser clientes de AES. Es algo que aún no se ha concretado, pero podría ser una posibilidad”, dice. “El primer impacto que ha tenido esta planta ha sido sacar del despacho energético a las plantas de carbón y diésel que producen cerca de 100 MW, por un mejor costo relativo. Estas plantas han quedado como una reserva y probablemente se vuelvan a usar en la época seca, mientras no operan las otras plantas de gas. Una vez que estas estén operativas -se calcula que será en 2021- desaparecerán”. AES Panamá estima que con esta plan-
ta el 9% de la matriz energética de este país
se generará con gas natural y podría llegar
al 30% en el mediano plazo.
AES Colón no solo es un proyecto de generación eléctrica. En sus instalaciones se está terminando de construir un tanque de almacenamiento y regasificación de 180.000 m* que será parte de la primera terminal de gas natural licuado (GNL) en Panamá y Centroamérica. Esta entrará en operación en septiembre de 2019 y será la plataforma de exportación de gas natural traído de la costa oeste de Estados Unidos. “AES Colón es la primera planta de energía de gas natural de Centroamérica y está siendo abastecida por las primeras importaciones de GNL a Centroamérica desde Estados Unidos”, dice Steven Winber, secretario asistente de energía fósil de Estados Unidos, que asistió a la inauguración de esta instalación. Y es que, tras la ampliación del canal, que permitió el paso de buques cargueros de GNL, Panamá se ha convertido en un punto de paso obligado para la exportación de gas de Estados Unidos (el mayor productor mundial de gas natural), al reducir considerablemente el tiempo de envío a Asia, donde China es el mayor importador de gas natural en el mundo. “La ubicación de nuestra planta no puede ser mejor, porque está en la entrada del canal de Panamá. AES Colón va a transformar a Panamá en un hub, porque vamos a expor-
tar gas natural al resto de Centroamérica
y darle beneficios de menores costos de generación a esta parte de la región”, dice Andrés Gluski. Al igual que otros países, Panamá ha comenzado la diversificación de sus fuentes de energía. A la par del gas natural, existen plantas de energía eólica y solar que ya aportan al país 300 MW y 100 MW, respectivamente. “El 70% de la energía en Panamá es hidro, pero proyectamos que para los años 30 o 40 predominen la solar y eólica, no solo aquí sino en todo el continente”, dice Fernando Aramburú. “No obstante, ambas son intermitentes y mientras no se desarrollen las baterías no se podrá acumular esta energía de forma eficiente y económica. Todo esto se coordina con el auge de la movilidad eléctrica. El transporte ya no será a combustión, ni siquiera a gas, será eléctrico y se proyecta que después de 2030 no se construirán más carros a combustión. Estamos hablando de una revolución de la energía”. Hasta que ese momento llegue, el gas jugará un papel importante en este proceso. “Esta es una energía de transición para los próximos 25 años mientras se desarrolla la tecnología de almacenamiento solar y eólica”, dice. “Esta primera planta es un primer hito en el desarrollo energético de Panamá hacia la diversificación al gas que dará mayor competitividad al país. La energía en Panamá es relativamente cara cuando la comparas con países de América del Sur como Perú, Chile y Colombia”
“El primer impacto que ha tenido esta planta ha sido sacar del despacho energético a las plantas de carbón y diésel que producen cerca de 100 MW, por un mejor costo relativo”, dice Fernando Aramburú, presidente de Aramburú, Porras y Asociados