Autoridades agrícolas de 34 países del continente, convocados por el TICA, ven que colaboración, digitalización, sustentabilidad y calidad son claves para enfrentar los impactos del cambio climático,
disminuir las brechas económicas y sociales en las áreas rurales y concretar el potencial de las Américas para proveer de alimentos al mundo.
Ueron 34 ministros y secretarios de agricultura o sus representantes de las Américas los que llegaron, hace unas semanas, hasta San José, la capital de Costa Rica. El objetivo era claro: debatir sobre qué requiere el agro para que la región concrete al potencial para abastecer de alimentos a 9 mil millones de habitantes y de paso adaptarse a las nuevas condiciones que ya impone el cambio climático en la forma de producir y de comercializar los productos agroalimentarios. “Para eso lo que necesitamos es tratar de ver a la agricultura de manera diferente. Y lo que proponemos es promover una industrialización inteligente de la agricultura.. . atributos que requieren que la agricultura no puede ser un sector aislado, sino donde debemos promover una fuerte coordinación intersectorial. Los ministerios de agricultura solos, obviamente, no pueden responder a todos estos desafíos. Entonces, los diálogos con los ministerios de ambiente, con los de salud, de comercio, de desarrollo social, tienen que intensificarse. Evidentemente está llegando una revolución al agro y lo que tenemos que hacer, en lugar de asustarnos, es tratar de capitalizar al máximo todas las oportunidades que ofrecen estas nuevas tecnologías”, plantea Manuel Otero, director ejecutivo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura entidad que convocó al Congreso de Ministros y organizó la Junta Interamericana de Agricultura (JIA).
Por ello el análisis se concentró en temas considerados claves por todos los países: sustentabilidad, nuevas tecnologías y digitalización; y el imperativo de sanidad, inocuidad y calidad para el futuro del comercio agroalimentarlo. La intención fue encontrar fórmulas compartidas para que el agro se transforme en un generador de calidad de vida y de salida de la pobreza, eliminando las brechas entre lo urbano y lo rural y, como plantea Otero, iniciar “un círculo virtuoso en donde se generen empleos de calidad, donde nuestros productos agropecuarios sean transformados y donde las zonas rurales se vean como zonas de progreso, de oportunidades, con calidad de vida, en donde en lugar de estar pensando en el éxodo alas zonas rurales estemos viviendo algunas dificultades por la gente que quiere volver a ellas”, dice el director del IICA. Frédéric Seppey, viceministro adjunto del Departamento de Agricultura y Agroalimentación de Canadá, lo resume: “La pregunta clave es cómo podemos alimentar al mundo de manera sustentable, tenemos que mirar esto en tándem y, dependiendo de cómo lo enfrentemos podemos tener un inmenso impacto en términos de pobreza, cambio climático, temas de género”.
DIGITALIZAR PARA INCLUIR Entre las autoridades agrícolas, la opinión es transversal: digitalización y tecnologías son claves para el agro del futuro. “En el debate previo que buscó los temas relevantes para el agro de la región, la digitalización saltó de manera clara: sus distintas herramientas permitirían que los agricultores familiares, y los de todos los tamaños, no solo mejoren sus capacidades productivas, al ampliar mercados e incorporar nuevos productos que respondan de mejor manera a los desafios que impone el cambio climático y la sustentabilidad, sino que también pueden acceder a los bienes y servicios sociales y culturales que existen en las ciudades”, dice Otero. Coincide Víctor Villalobos, secretario de Agricultura de México y director emérito del TICA: “Tenemos que
tomar y tener conocimiento de la disponibilidad de estas herramientas, pues nos van a permitir mejorar la productividad, pero también hacer una agricultura más responsable desde el punto de vista ambiental y de la utilización de los recursos naturales y también cerrar las brechas del desarrollo en los territorios rurales y de una forma fundamental de reducir la pobreza rural”. Frédéric Seppey, viceministro adjunto del Departamento de Agricultura y Agroalimentación de Canadá, va más allá: “Siempre nos referimos al proceso de digitalización como la próxima revolución verde. Esta es una oportunidad única para hacer un mejor manejo de los escasos recursos
que tenemos, maximizar el rendimiento y disminuir los desechos, un objetivo clave tanto para los productores como para los consumidores”, dice. Dada la importancia consideran que que el Estado debiese resolver el problema de llevar conectividad y tecnología incluso a las zonas más aisladas, de un país. “Es un tema de política pública donde el gobierno debe hacer las inversiones bases necesarias para lograr una mayor inclusión de la gente en la era digital”, resalta el ministro de Agricultura de República Dominicana, Osmar Benítez. Cuenta que en su país se desarrolla el programa República Digital, donde, a través de una
35%
del total de recursos hídricos está en las Américas, aunque no distribuido de manera uniforme.
BIOECONOMÍA Y PARTICIPACIÓN DE PRIVADOS, LOS OTROS TEMAS
Manuel Otero destaca que de cara al futuro en la búsqueda de ampliar conocimientos y democratizar la digitalización y las nuevas tecnologías resulta clave incluir al sector privado. “Ellos son quienes vienen liderando los avances en el desarrollo de nuevas tecnologías que benefician al sector”. El otro gran tema para el futuro es la bioeconomía. “Ella nos ofrece la gran oportunidad para actuar como puente entre los temas de productividad y sostenibilidad”, plantea Otero. Esto, dice, porque no solo abre la puerta para hacer un uso distinto de los recursos, sino que invita a utilizar la biomasa que hoy queda en los campos para generar productos alternativos”.
PATRICIA VILDÓSOLA ERRÁZURIZ, SAN JOSÉ, COSTA RICA
Inversión pública de más de US$ 150 millones, se lleva conectividad a las zonas más apartadas. El representante del Minagri de Chile, José Miguel Rodríguez, agrega que es “en el diseño de políticas que promuevan la difusión tecnológica, siempre debiésemos considerar su accesibilidad, la especificidad tecnológica, la transparencia en el uso de la información y destacar el beneficio social implicado”. La colaboración para compartir conocimientos y experiencias, tanto entre privados como entre países, es considerada esencial. Sin embargo, Guillermo Bernaudo, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, enfatiza que debe cuidarse aspectos como la privacidad.
EQUILIBRAR PRODUCTIVIDAD Y SUSTENTABILIDAD Los ministros también coinciden en que el beneficio de extender la tecnología permitiría el equilibrio entre el aumento de la productividad y sustentabilidad, entendiendo que esta última es más que medio ambiente. “Este es el desafio de la humanidad en este siglo, compatibilizar el crecimiento de la población con la de los recursos naturales. Aquí hay dos temas: legislaciones, reglas, temas de gobierno claros y tecnología”, plantea Roberto Rodríguez, ex ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil y coordinador del Centro de Agronegocios de la Fundación Getulio Vargas. Flávio Bettarelo, secretario adjunto de Comercio y Relaciones Internacionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, agrega que una fórmula de ser más sustentables es a través de la intensificación productiva -producir más en menos tierrapara lo que requiere de “innovación, que permitiría adoptar las producciones a las realidades locales”. Por ello, dicen, se deben diseñar políticas agrícolas que consideren no solo la producción agroalimentaria, sino los otros sectores económicos, incluido el sector privado. “El sector privado debe ser considerado como un factor clave para desarrollar y promover soluciones que sean sustentables y productivas y solucionar problemas que existan, y el sector público debe ser el que cree las condiciones para que esto se produzca”, dice Noel Holder, ministro de Agricultura de Guyana. Conocimiento ancestral y ciencia también ayudarían a proteger los recursos y ser más eficientes. “Un aspecto importante es buscar la forma de llevar la innovación y la tecnología lo más cerca posible de los productores y, de paso, aprovechar el expertisse que los mismos productores pueden aportar a la innovación. En Canadá tenemos los living labs, que permiten que los productores trabajen directamente con los cientificos colaborando en desarrollar, probar y monitorear nuevas tecnologías y prácticas directamente en el campo. Incluso se trabaja cada vez más con las comunidades indígenas en orden a incorporar su conocimiento ancestral. Experiencias como esta deben ser trabajadas con cooperación internacional, pues es la forma de que las mejores prácticas puedan ser expandidas a otros lugares”, dice Seppey. Precisamente parte de lo que habría hecho Costa Rica, país esencialmente agrícola, pero que hace más de 20 años apostó a aumentar su biodiversidad y proteger el medio ambiente. La receta, dice el ministro Renato Alvarado, es que “entienden que la agricultura es sustantiva para la conservación del medio ambiente y que por ello lo que han hecho es reformar los sistemas productivos. “Lo revertimos con pastos mejorados, arborización de las fincas y hemos hecho ese mismo proceso.. . Es por la disposición de tener claro que el ecosistema dentro de las fincas es vital para la mejor producción y productividad. Todo ese proceso lo hemos venido implementando poco a poco. Para empatar la producción y el medio ambiente y la conservación”.
FUTURO DEL COMERCIO: SANIDAD, INOCUIDAD Y CALIDAD Untercer gran desafío es cómo mejorar la comercialización de los productos del agro. Uno delos efectos del cambio climático es el aumento de plagas y enfermedades que alteran y destruyen cultivos y que estarian afectando el potencial productivo hemisférico de la región. Para ello resulta crucial que los alimentos que se produzcan tengan la calidad, tanto en condición sanitaria como en inocuidad. “Somos la región exportadora neta y podemos fortalecerlo en la medida en que tengamos productos de calidad y que no pensemos solo en políticas de excedentes. Tenemos que tener estrategias realmente fuertes y agresivas de posicionamiento en el comercio internacional. Y este tema del cambio climático que afecta a muchos de nuestros países del continente, donde la vulnerabilidad es muy grande y debe ser motivo de honda
preocupación para todos y de la necesidad de que en esa industrialización inteligente pensemos en el tema de la resiliencia, pero está cambiando el mapa de plagas y de enfermedades. El tema de la sanidad pasa a ser un tema fundamental para el futuro del comercio”, dice Otero. Y nuevamente la sustentabilidad y las tecnologías, pero sobre todo la cooperación intrarregional aparecen como respuestas para enfrentar las nuevas amenazas. “Esto no puede ser hecho por un solo país sino que se requiere la cooperación hemisférica y la necesidad de contar con estrategias. Insisto, el acceso a los mercados de alimentos es una forma en que personas y países pueden aumentar su riqueza”, dice Otero. Los mismos ministros reconocen que cada una de las naciones enfrentan problemáticas distintas y otras comunes, por lo que reconocen que es clave utilizar herramientas como las plataformas de gestión del conocimiento con que cuenta el TICA, como una forma que permitirá que la información y el conocimiento fluyan en todos los sentidos. “Tenemos que estar cada vez más conectados a los centros de excelencia para transformar el conocimiento en acción”, dice el director del organismo anfitrión. Para Ted McKinney, subsecretario de Comercio y asuntos agrícolas externos de EE.UU. , “Absolutamente todos nosotros, en nuestros gobiernos, tenemos una responsabilidad con nuestros ciudadanos, consumidores y también con quienes compran nuestros productos de exportación, en entregar un producto de calidad. Para eso son las regulaciones de estándares. Hay un gran riesgo de que comencemos a sobrepasarnos y comencemos a afectar el libre comercio a través de barreras sanitarias”. Otero es claro: si el continente quiere efectivamente avanzar y concretar su potencial como productor de alimentos para el mundo se requiere construir un sector agroalimentario más fuerte aprovechando, precisamente, la gran diversidad existente, pero con una gran coordinación intersectorial. “Es la hora de construir puentes, para hacer frente a desafios cada vez más grandes”, concluye.
La pregunta clave es cómo podemos alimentar al mundo de manera sustentable.. ., dependiendo de cómo lo enfrentemos podemos tener un inmenso impacto en términos de pobreza, cambio climático, temas de género”.
FRÉDÉRIC SEPPEY
O ADJUNTO DEL DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA Y AGROALIMENTACIÓN DE ADA
50%
de la biodiversidad del planeta está en el continente, aunque concentrado en cuatro o cinco países.
20%
es la participación de las exportaciones de alimentos del continente sobre las totales, dice Manuel Otero.