El peligro de "negar la plataforma"
Señor Director: La condenable agresión que sufrió José Antonio Kast en la Universidad Arturo Prat y que le impidió realizar una charla, nos invita a reflexionar seriamente sobre la libertad de expresión, particularmente en las universidades.
En el mundo ya se han vivido casos como el de Kast, donde un grupo particular se siente con el derecho de excluir de los espacios de debate al que piensa distinto.
Timothy Garton Ash en su libro "Libertad de Palabra" se refiere a esta tendencia como "negar la plataforma". Se trata de un exceso que puede adquirir muchas formas como sugerir cambios de títulos incómodos a los conferencistas, desistir de invitaciones y hasta violencia directa, como la vivida en Iqulque.
El fondo del problema es el mismo: si en la universidad no se puede debatir y reflexionar sin temas tabú y sin censura...
¿dónde lo hacemos? La universidad nos entrega el espacio más amplio para encontrarnos con opiniones completamente diferentes a las nuestras y mantener una sana convivencia. Este es el primer paso del largo camino para lograr acuerdos sociales. Si ese espacio se pierde, el paso siguiente es la continua desvalorización de la libertad de expresión en otras esferas de la sociedad.
Cuidar que la universidad sea el espacio natural de expresión de puntos de vista controvertidos no significa —de ninguna manera— acallar las manifestaciones de desacuerdo contra el expositor, que también son propias del espacio universitario.
Algo del color y de la emoción del apasionado debate universitario se perdería si no escucháramos las voces de protesta en los patios o a la salida de los salones. Pero esas manifestaciones nunca debieran impedir las conversaciones, ni mucho menos agredir a los expositores.
No debemos olvidar que la libertad de expresión es la garantía para todos los derechos humanos que tanto les preocupan a los jóvenes. La experiencia histórica nos muestra que restringir la libertad de expresión, como sucedió en la Universidad Arturo Prat, es el primer paso para debilitar la defensa de los otros derechos humanos, un camino que ya recorrimos en los 70.
EDUARDO ARRIAGADA Decano Facultad de Comunicaciones Pontificia Universidad Católica de Chile