Después de los incendios del vetano pasado, donde más se ha tomando medidas de recuperación ha sido en las plantaciones forestales, las que tenían, princi pálmente, pinos y eucaliptos.
abre tó temporada de MEGAINCENDIOS Nuevamente el país enfrenta el peligro de los siniestros forestales y sin haberse recuperado aún de los últimos. No todos coinciden en que se aprendieron las lecciones, lorenacuzmán h Para la temporada de incendios 2017-18 que recién comienza, la Conaf contará con un presupuesto de $60 rail millones, casi el doble de los $35 rail millones del periodo anterior.
L £ a restauración es un I proceso extremadamente largo . que puede tomar mucho más tiempo del que hay entre una estación y otra. Es difícil tener respuestas o diagnósticos rápidos que permitan evaluar una catástrofe de la envergadura de la que tuvimos el verano pasado", asegura Andrés Meza, encargado del Programa Nacional de Restauración Ecológica de Conaf.
Hace menos de un año, la zona centro-sur del país vivió una de las peores catástrofes que se recuerdan. Seis regiones se vieron afectadas por megaincendios, los que terminaron quemando 600 mil hectáreas y 3 mil casas, además de producir la lamentable perdida de vidas humanas. Cuando aún no se termina de hacer el diagnóstico de todo lo perdido llega otra temporada de incendios forestales, donde nuevamente aparece la amenaza de las altas temperaturas. ¿Se aprendió algo de lo vivido? Sí, coinciden los expertos, especialmente porque la sociedad está más alerta pero no necesariamente más preparada. Aún.
Primeros pasos Tasada la primera emergencia comenzó una labor de largo aliento. Determ inar que tipo de vegetación se quemó, cuánta y con qué intensidad. Terminado ello, se pasó a la etapa de planear las medidas para recuperarla, pero los consensos han costado y los fondos han sido aün más esquivos.
"Se han destinado recursos para reforeslar, pero bastante pocos a la restauración de los suelos", dice Eduardo Areliano, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica. Lo más sensible durante el primer año después de los incendios, agrega es justamente el suelo, ya que su degradación es tan alta que "por más que se vuelva a plan lar, si este no se ha recuperado se perderá todo el trabajo igual".
El segundo año es crucial para observar cómo ha evolucionado el suelo y si la vegetación ha logrado recubrirlo naturalmente, dice Jorge Mataix-Solera, presidente de la Sociedad Española de Ciencia del Fuego y quien estuvo en Santiago esta semana, participando en el X111C ongreso Nacional de la Ciencia del Suelo realizado en la Universidad Católica. "Dependiendo de la degradación del suelo se puede ayudar a su recuperación, por ejemplo, con sustratos orgánicos para reactivar los nutrientes, pero hay que estudiarlo caso a caso" explica. Por ello no se puede hacer una estimación general sobre si se ha actuado lento o no, especialmente por la enorme extensión de lo afectado.
En lo que si hay consenso es en que se ha logrado reunir a todos los actores involucrados para que conversen y lleguen a acuerdo, algo que no siempre se había dado. "Ellos saben que los megaincendios podrían volver a repetirse y buscan estar mejor preparados", opina Eduardo Areliano. Aún así, el tope son los fondos, mientras los privados ya tomaron varias medidas, el bosque nativo está más desatendido.
En el Consejo de Política Fores
tal —una de las mesas de trabajo que se han conformado para tratar el tema— se ha logrado mirar las plantaciones forestales con una visión un poco más moderna dice Francisco Zorondo, académico de la Universidad de Santiago y director de la Sociedad de Ecología de Chile. "Pero creemos que no hay un real cambio del modelo forestal que garantice el control de riesgo", agrega.
Aún así hay avances, reconoce.
Todo el que busque un subsidio forestal deberá mantener controlado todo lo que pueda convertirse en combustible, así como manejar la interfaz urbano-forestal, manteniendo las distancias mínimas o cortafuegos suficientes.
También se busca proteger los cauces de agua, impidiendo la plantación en sus bordes de pinos y eucaliptos, y que el ecosistema nativo tenga un 10% de representatividad en las plantaciones forestales, detalla el especialista.
"Aprendimos una buena lección de los incendios pasados y se llegó a instrumentos para lograr un desarrollo sostenible. Por primera vez hubo un acercamiento sincero entre las forestales, las ONG y los científicos, y se lograron acuerdos muy importantes", opina.
Trabajo a largo pla/o Tres años es el horizonte que tiene la intervención que se realizará en la comuna de San Javier —que encabeza Andrés Meza— y que cuenta con el financiamiento del FIA (Fundación para la Innovación Agrícola). "El objetivo es, a través de la innovación en la gestión territorial, buscar nuevos soportes y estructuras para implementar actividades más permanentes y así otorgarle resiliencia a la zona", explica. En otras palabras, que los futuros incendios tengan un impacto más acotado.
Para ello se están reuniendo con pobladores, las empresas forestales y todo quien viva en el área y tenga relación con el uso del territorio. Terminado ese proceso, esperan comenzar la intervención en marzo próximo, mientras que iniciativas parecidas se están implementando en otras de las regiones más afectadas.
Jorge Mataix-Solera recuerda que cada incendio es único y que tos de proporciones "mega" son los realmente malos. "El resto no hay que pensar en eliminarlos necesariamente, sino saber manejarlos y convivir con ellos" asegura.
Pero algo que es necesario tener en cuenta, agrega Andrés Meza, es que en Chile prácticamente no hay incendios naturales, por lo que la responsabilidad de todos sigue siendo crucial.