La vida es una app
¡ Convivo con tantas generaciones! Al menos con cinco tipos, según la clasificación de Daniel Halpern y Carolina Castro, del texto “En la era digital: repensando las competencias y la gestión para las organizaciones en Chile”, recién presentado, El libro es casi una app. Por ejemplo, yo pertenezco a los “tradicionalistas”, nacidos antes de 1945. Y tengo que convivir con mi mujer, que es baby boomer (nació entre 1945 y 1964), con tres de mis hijos y sus parejas (Generación X, nacieron entre 1965 y 1979), con una hija y su marido millennial (entre 1980 y 1993) y con mis 20 nietos de la Generación Z (de 1994 o más). Estudié mis características y decidí que la mejor estrategia para discutir con mi nieto, que se niega a respetar los 50 km por hora de velocidad máxima, es recurrir a un video en You Tube. Él es escéptico de los sistemas políticos; yo obedezco la cadena de mando y creo en las instituciones. Buscaré accidentes a 60 km/hr, porque lo visual sí que lo impacta. Y cuando dialogue con mi mujer, baby mer, debo recordar que ella viene de padres de una generación golpeada en su idealismo y cargada a la desconfianza, Yo, tradicionalista, aspiro a construir un legado. Ella espera el ascenso en la escala social con dinero y estatus. (No creo que sea así). Halpern y Castro, de la Facultad de Comunicaciones UC, describen las generaciones y su acercamiento a lo digital pensando en que trabajemos juntos lo mejor posible / goo. Gl/NWUnkKn). Las categorías no las inventaron, fueron encuestando gente. Me hicieron comprender a mis hijos. Por ejemplo, ¡tanto viaje!. Con mi mujer pisamos
Europa cuando fui a reportear la tecnología del Mundial de Francia, con 30 años de casados. Pero mis hijos de la Generación X “valoran la independencia y el manejo de sus tiempos, dan más espacio a los amigos, la familia y el disfrute”. No debo pensar que les falta austeridad (gran valor para los tradicionalistas). Y mi hija menor y su marido, millennials: “Es la primera generación que no necesita acudir a una autoridad para acceder a información”. Impacientes. Buscan que el trabajo esté alineado con sus pasiones. No temen al riesgo, demuestran iniciativa, son espontáneos, prefieren el lenguaje directo, El sentido y el propósito son prioridad para estos millennials. Exigen satisfacción instantánea. Desde la cabecera de la mesa, me veo como gerente general, me propongo ser sabio y administrar estas diversidades. Craso error: ya la Generación X perdió las jerarquías. Tengo que aprovechar a los millennials, que valoran las relaciones personales. Y con los de la Generación Z, subirme a su capacidad de adaptación y su sentido de justicia, No sé si logre reconfigurar mis almuerzos dominicales, pero estoy seguro de que, a las organizaciones, estas 103 páginas les servirán de ruta para que los cinco grupos compartan su sentido. Como si en sus teléfonos todos pincharan una app organizadora de la diversidad.
NICOLÁS LUCO