Complejas reformas en materia de aguas
Es preocupante que se estén perdiendo consensos fundamentales respecto de la institucionalidad sobre manejo de las aguas.
Os hechos ocurridos recientemente sobre el tema de las aguas ilustran el profundo quiebre de consensos fundamentales en torno a su institucionalidad económica que mantiene al país con incertidumbres dañinas. Por una parte, el Senado, en primer trámite constitucional, rechazó un proyecto de reforma sobre el régimen de dominio y uso de las aguas. El rechazo, sin embargo, fue debido a que el proyecto no logró los dos tercios necesarios para su aprobación, pues los senadores de centroizquierda -que son mayoríavotaron masivamente a favor de esta propuesta de reforma del Código de Aguas que buscaba introducir un régimen de otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas notoriamente menos confiable y predecible que el existente. El proyecto, tal como estaba planteado, representaba un serio riesgo para el desarrollo de infraestructura y tecnologías a fin de aumentar la disponibilidad de aguas y utilizar eficientemente la existente, así como
para la inversión que requiere de horizontes más extendidos en los sectores que utilizan este recurso. En otro hecho significativo, la Comisión Nacional de Aguas (CNA) -organismo con representación política transversal e integrado por técnicos y autoridades de gobierno vinculadas al tema de las aguashizo entrega de su primer informe, con medidas concretas de corto, mediano y largo plazo, para enfrentar lo que pareceser una realidad de estrechez hídrica el país. En lo que ha sido calificado por expertos como un “balance completo” la CNA identificó medidas inmediatas, ajustes a regulaciones, y proyectos que deberán ser abordados en el tiempo para adecuarse a la mayor escasez hídrica que enfrenta el país, como la construcción de 26 embalses, la duplicación de las plantas desalinizadoras existentes en el país, la tecnificación masiva del riego agrícola o la reutilización de aguas servidas. Las propuestas de la CNA son necesarias para adaptarse a la grave sequía actual y a las tendencias hidrológicas más permanentes en el contexto de cambio climático. Sin embargo, para un despliegue final exitoso requieren, algunas, transformarse en grandes proyectos de inversión y, todas, ser llevadas al detalle de los usos específicos del agua por una infinidad de usuarios que también deben tener los estímulos y certezas que los induzcan a agregar sus propios recursos al proceso. Frente a esto, aquellas visiones que buscan limitar severamente la propiedad privada sobre derechos de aprovechamiento de aguas y llevar al Estado a decisiones que hoy se resuelven sin discrecionalidad en el mercado, introducen mayores grados de incertidumbre. Las aspiraciones refundacionales en materia de aguas parecen especialmente voluntaristas cuando el consenso es que el Estado muestra graves debilidades para gestionar adecuadamente sus responsabilidades actuales, generado un clima de polarización que dificulta caminos de entendimiento para emprender reformas en un tema sensible como es las aguas.