Las aguas del humedal Petrel, colindante al pueblo de la Región de O'Higgins, lucen hoy un color verde fosforescente provocado por una bacteria que prolifera sin control. La contaminación tiene en riesgo la vida de la laguna que acoge a casi un tercio de las aves que hay en Chile, varias de ellas en peligro de extinción.
LEO RIQUELME, DESDE PICHILEMU
Macarena Cornejo se pasó la primera semana de febrero de reunión en reunión. La última fue el viernes. Comenzó a las tres de la tarde y terminó alas cinco. Allí discutió con especialistas, ejecutivos de la sanitaria, dirigentes comunitarios y funcionarios de Gobierno sobre lo que le sucede a la laguna Petrel, que desde enero tomó un inesperado color verde fosforescente, como si alguien hubiese arrojado toneladas de pintura. Más tarde, ya en su oficina, cuando todos los funcionarios se hayan ido, la encargada de Medio Ambiente de la Municipalidad de Pichilemu confesará: —Esto me tiene súper complicada a nivel psicológico. Lo dice porque en los últimos meses el municipio ha estado en el centro de las críticas entre quienes viven en este pueblo costero de la Región de O'Higgins. En redes sociales, vecinos acusan a las autoridades de traTar de ocultar el origen de la contaminación que afecta al humedal, uno de los más ricos en biodiversidad de Chile, donde llegan cerca de 144 especies de aves, según e Bird, la plataforma mundial especializada en avistamientos de pájaros. Petrel es la postal de entrada de Pichilemu. Está a dos cuadras del centro, junto a la playa principal y por mucho tiempo fue sitio de reunión social. Pero por décadas fue botadero de las aguas servidas de la comuna y hoy, pese a que su saneamiento partió hace nueve años, está en un momento crítico. Para el municipio, el anormal color se debe al crecimiento desmesurado de un microorganismo llamado cianobacteria, que ha proliferado producto del “cambio climático, la profunda sequía que nos afecta, las condiciones de desgaste y la contaminación histórica”. Pero en Pichilemu la gente duda de esa versión. Para unos es pintura o
Algún tipo de aceite, otros hablan de residuos de la planta de tratamientos de aguas servidas. Un arrendador de caballos que trabaja en la orilla del humedal tiene otra explicación: —Le echaron un líquido para bajarle el olor y quedó así. Los comentarios crecen cuando, cada tanto, se registra algún episodio de aves o peces que aparecen flotando en las aguas, muertos. Según el catastro de especies del Ministerio del Medio Ambiente, en Chile hay 460 tipos de aves. Una de cada tres de ellas viviría, transitaría, descansaría o anidaría en Petrel, cuya extensión es de 50 hectáreas. —Hay lugares que son más amplios y puedes escuchar uno o dos tipos de aves a la vez, pero aquí como el espacio es tan reducido y hay tanta abundancia se genera una cuestión tan linda.. . Puedes cerrar los ojos e imaginar lo que sucede con solo escuchar —dice el profesor de
Biología, ecólogo y ornitólogo Marcelo Miranda, coautor de la Guía para el avistamiento de aves en el humedal Petrel. Además de reptiles, coipos, pejerreyes y gambusias, en la laguna viven unas nueve especies de aves en estado vulnerable y al menos tres que están en peligro de extinción: el cuervo de pantano y los cisnes de cuello negro y coscoroba. Entre septiembre y diciembre del año pasado se documentó la muerte de tres de estos ejemplares.
Los primeros manchones verdes aparecieron el verano pasado. Las muestras que tomó el municipio revelaron que la laguna había iniciado un proceso de eutrofización provocado por exceso de nutrientes. La conclusión, de acuerdo a los especialistas, fue que había sido atacada por la cianobacteria, que causa estragos en todos los continentes. En Uruguay, por
Ejemplo, se emitió una alerta en enero para no bañarse en las playas y ríos contaminados por este microorganismo, ante el peligro de intoxicación. En Pichilemu aún no se ha podido identificar la cepa que hay en Petrel, aunque Daniela Zavando, seremi de Salud, asegura que no han percibido ningún aumento de enfermedades asociadas a esta toxina. Aclara que no es su función velar por el estado de los humedales, “y ni siquiera existe una norma” para estos sitios, pero la alarma llevó a que en 2019 ordenara hacer tres mediciones. Los resultados, según documentos obtenidos a través de la Ley de Transparencia, arrojaron que el agua de Petrel tenía niveles disparados de coliformes fecales. El peor registro se obtuvo en febrero y fue de 159 mil por ciento por sobre el límite permitido para canales. Pese a que en los siguientes estudios la cifra bajó, en septiembre aparecieron muertos cientos de pejerreyes. El informe del Servicio Nacional de Pesca arrojó como causa probable la caída abrupta del oxígeno, algo que podría estar ligado directamente con la cianobacteria. Para los especialistas, uno de los efectos del microorganismo es que impermeabiliza el agua e impide el intercambio de aire. También obstruye las vías respiratorias de las aves que se alimentan del agua, hasta asfixiarlas.
ADD
En su oficina, Macarena Cornejo, 35 años, cuenta que una tía fue Reina de la Primavera de Pichilemu. Fue a fines de los 40 y su coronación se cerró con un recorrido en bote por la laguna. Era la Noche Veneciana, un evento en que la comunidad iluminaba con faroles sus embarcaciones y paseaban por Petrel. Desde que se fundó Pichilemu en 1544, la laguna fue zona de esparcimiento, nado, pícnics
Y juegos infantiles. Sin embargo, a mediados de los 60, las autoridades permitieron que los desechos domiciliarios se botaran en la laguna. Si bien al principio eran evacuaciones puntuales, se intensificaron cuando el sistema de alcantarillado comenzó a descargar todo al humedal, reconocen en el mismo municipio. La contaminación llegó a tanto, que en los 80 se prohibió todo tipo de esparcimiento en el lugar. Macarena Cornejo cuenta que en esa época no tenía conciencia de lo contaminado que estaba. Era su lugar favorito de niña, dice. Sus abuelos vivían muy cerca de la laguna y solía pasar los días jugando allí. —A veces el agua bajaba y cruzábamos caminando a la isla. Nos tenían que ir a buscar. Íbamos a los árboles a escondernos. Robábamos ciruelas verdes de unas casas y nos ibamos a comerlas allá —relata. Pero la contaminación seguía creciendo, porque a Pichilemu llegaban cada vez más personas a vivir y como turistas. En la primera década de este siglo el Gobierno traspasó la concesión
De los servicios sanitarios desde el municipio a Essbio. El acuerdo obligaba a la empresa de agua potable a sanear las aguas servidas. La propuesta inicial era dejar de lanzarlas a la laguna y llevarlas al mar a través de un ducto submarino. No todos estuvieron de acuerdo. Caduzzi Salas, ingeniero acuícola y presidente del Centro de Desarrollo Sustentable, había llegado en 2002 a Pichilemu atraído, dice, por el trabajo de los algueros locales y porque en esas costas no había puertos, termoeléctricas, celulosas ni industrias pesqueras. La principal actividad era la pesca artesanal, que convivía con el surf, recuerda. A su juicio, si se construía el ducto el problema ambiental de Petrel se extendería al mar. —Trabajamos con los pescadores, con los deportistas náuticos, generamos un movimiento social y logramos la planta de tratamiento en vez del tubo —cuenta. La planta de tratamiento de aguas servidas comenzó a operar en 2010 y hoy limpia los desechos de 4. 390 viviendas, según Essbio. Pero eso solo representa un tercio de la cantidad de viviendas de la comuna, de acuerdo al Censo de 2017. El resto de los hogares funciona con fosas sépticas, que deben realizar sus descargas a través de camiones limpia fosas que las trasladan a la planta.
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Muchos en el pueblo apuntan a Essbio por el verdor de las aguas de Petrel. Es jueves 6 de febrero y los miembros de la mesa técnica a cargo de resolver la contaminación —integrada por Macarena Cornejo, Caduzzi Salas, la Capitanía de Puerto, las seremis de Salud y Medio Ambiente y representantes de organizaciones sociales— llegan a la planta, ubicada a la entrada de Pichilemu, para revisar su funcionamiento. Unas semanas antes, la Superintendencia de Servicios Sanitarios aseguró a “Sábado” que en todas sus fiscalizaciones a Essbio “no han detectado anomalías”. En la misma fecha, el gerente regional de la sanitaria, Víctor Hugo Bustamante, afirmó a “Sábado”, a través de un e-mail, que han cumplido su función, recordando que la Dirección de Territorio Marítimo de la Armada (Directemar) emitió un informe que dice que, comparado con 2007 (tres años antes de que comenzara a operar la planta), “las aguas han mejorado notablemente” y no hay “olores desagradables que pudieran dar cuenta de un estado ambiental deteriorado”. El grupo técnico observa que el líquido tratado sale transparente. Luego, todos suben por un sendero que lleva a un terraplén. Desde ahí, se ve que el canal San Antonio, uno de los que alimenta a la laguna, luce estanTodos los estudios de la Seremi de Salud arrojaron que el agua de Petrel tenía niveles disparados de coliformes fecales. El peor registro fue de 159 mil por ciento por sobre el límite permitido para canales, en febrero del año pasado.
Cado y el verde es casi amarillo. A poca distancia hay una plantación de limones. Cuatro patos jergón chicos huyen ante el ruido de un tractor en marcha. De acuerdo a estudios científicos, la cianobacteria prolifera por el exceso de nutrientes. En Petrel, dice el municipio, lo aportan la serie de actividades agrícolas, forestales, ganaderas y productivas que hay a lo largo de la cuenca. El fondo de la laguna está lleno de ellos: son las coliformes fecales que durante cinco décadas el humedal recibió sin tratar y que nunca se retiraron. A ellas se suman las descargas ilegales que se realizan a los canales que llegan a la laguna y de personas que evacúan clandestinamente las fosas de sus casas, coinciden los integrantes de la mesa técnica. La seremi de Salud, Daniela Zavando, detalla que cada verano reciben unas 30 denuncias contra vecinos que conectan ilegalmente sistemas de evacuación a esteros. Agrega que a eso se suma la fiscalización que se hace a camiones limpia fosas regulados. Hay 14 autorizados para todo el secano costero, dice, y si son descubiertos incurriendo en irregularidades se exponen a multas que van desde una amonestación hasta las 1. 000 Unidades Tributaria Mensuales, es decir, casi 50 millones. Pero hasta ahora no hay nadie perseguido judicialmente, aseGura Macarena Cornejo. Según ella, todas las denuncias que reciben carecen de evidencia que las avale, como podrían ser fotografías o videos. —Es difícil fiscalizar —dice. La seremi de Salud lo confirma. En la comuna, una familia hoy paga unos 40 mil pesos para que un camión les retire sus desechos y los lleve a tratar a la planta. Algunos habitantes cuentan que deben contratar
hasta cuatro veces al mes el servicio. Un chofer de estos camiones dice a “Sábado” que en Essbio les cobran 21 mil pesos por recibir la descarga y sanearla. El año pasado la intervención del municipio frenó un alza en este
Cobro, pues estimaban llegaría a los 130 mil pesos. En Essbio no comentaron los precios. —El desafío de Pichilemu es continuar la construcción del alcantarillado —aclara la empresa a través de un correo. En efecto, el municipio presentó el año pasado al Fondo Nacional de Desarrollo Regional un proyecto para expandir el sistema para llegar al 80 por ciento de los clientes que tiene la sanitaria hoy en la comuna. La inversión asciende a $14.438 millones, pero el Gobierno regional aún no la aprueba. Sin embargo, los especialistas creen que ni siquiera con el alcantarillado cubriendo a toda la comuna el problema de Petrel se resolvería fácilmente. Comentan que el aumento de las temperaturas que ha vivido Pichilemu —con pocos días estivales nublados y fríos— y el largo tiempo sin lluvias han significado que en dos años no se ha podido abrir la barrera que permite el intercambio de agua entre la laguna y el mar. Con un fondo recargado de nutrientes, el escenario solo facilita la proliferación de la cianobacteria, estresando la biodiversidad que tiene el humedal, dice el ornitólogo Marcelo Miranda. En enero, el Gobierno promulgó una ley que intentará proteger los humedales existentes al interior del radio urbano, como es el caso de Petrel. La presión que ejerce la ciudad
Tiene a gran parte de ellos bajo amenaza, afirma Caduzzi Salas. —Si antes este ambiente tenía una mayor capacidad de tolerancia frente a ciertas prácticas de manejo agrícola, forestal o sanitario —agrega—, hoy las condiciones climáticas han disminuido ese nivel de tolerancia.
Es viernes 7 de febrero y la reunión de dos horas en el municipio entre los integrantes de la mesa técnica terminó con una serie de tareas. Los servicios públicos quedaron de entregar nuevos datos para monitorear la laguna, y que podrían servir para aclarar responsabilidades ante los últimos episodios de contaminación. También acordaron estudiar opciones tecnológicas para erradicar la cianobacteria. Una alternativa es aplicarle agua oxigenada, como se ha hecho en Francia. Otra es implementar un sistema de aireadores para inyectarle oxígeno al agua, aunque se teme que el ruido espante a las aves. Y una tercera propuesta es llevar un aparato de ultrasonido que rompa las paredes de este microorganismo y lo disuelva. También acordaron explorar opciones basadas en nanotecnología, como lanzar un polvo capaz de comerse la bacteria. —Yo quiero que la laguna esté sana, pero no solo para mostrarla, sino porque me importa Petrel —dice Macarena Cornejo—. A mí me tiene estresada esto porque veo que no tiene una solución rápida. La gente no quiere ver la laguna verde, pero las soluciones no son: “Echemos esto y listo”. No podemos ser tan irresponsables. Podría ser más grave la solución que el problema. $
Crónica basada en un reportaje de grado del Magíster en Periodismo Escrito El Mercurio - UC.
Para el municipio, la raíz del problema está en el cambio climático, la sequía y la contaminación histórica de la laguna.