Cuidado del agua
Imagino a Talca y a varias ciudades de Chile un día cualquiera de la pasada primavera o actual verano, con sistema de riego automáticos o manuales -léase señor con una manguera dejando caer como si nada agua sobre el césped, inundando las tazas de plantación, alcorques, mojando el asfalto, haciendo parte de la pega, porque las áreas verdes requieren de mantención y una parte es el riego.
Hasta ahí nada malo.
Nada si esta actividad no se realizara en horas indebidas, de medio día en adelante, cuando el sol está ardiendo en los cielos de nuestras ciudades.
Nada malo si al regar esa agua no se aposara en las tazas de plantación cuasi cociendo raíces y césped, plantas y árboles.
Nada malo si el asfalto creciera al ser mojado.
Nada malo si una parte importante del agua, independiente de donde venga, no tenga por donde infiltrar y termine evaporándose, por ende, cuasi perdiéndose. Nada malo si la actividad no fuese llevada a cabo por personas que reciben los rayos del sol en sus cabezas, arriesgando su salud y todo para mantener el pasto verde, lo que no garantiza la salud del resto de la vegetación y, más encima, arriesgando la salud de quien riega.
El gobierno acaba de lanzar una campaña “Chile se está secando”, llamando al cuidado del agua, porque de verdad Chile se seca.
Nos pide a todos que ahorremos agua, industrias incluidas, en un más que necesario llamado a la población a ser responsables con el uso del agua.
Pero es el eslabón más débil de la cadena, al mismo que siempre se le pide hacer el esfuerzo, como cuando hay crisis económica y el llamado es a apretarse el cinturón. Cuando hay crisis hídrica, obvio te piden -entre otras cosasbañarte menos. ¡Bañarse menos y con este calor! Se extraña en la campaña algún anuncio para mejorar la eficiencia hídrica de los hogares, recambio de estanques de baño, por ejemplo. Partir por sincerar los resultados del ahorro en que están los grandes consumidores, agricultura, minería, silvicultura, el Estado y, sobre todo, empezar por casa, por los municipios, pidiéndole a ellos que sean los primeros en crear y/o modificar esquemas de riego, según los distintos requerimientos hídricos de sus áreas verdes.
Ajustando -en primer lugarla forma en la cual se conduce el agua hacia el prado, plantas y árboles, evitando que se pierda, facilitando su infiltración, lo cual implica limpieza y mantención de alcantarillas. Se debe necesariamente CAMBIAR LOS HORARIOS EN LOS CUALES SE RIEGA, evitando hacerlo en horas de mayor calor/insolación, así disminuimos la cantidad de agua que se evapora y, sobre todo, cuidamos a los ciudadanos encargados de hacer dicho trabajo.
Es inhumano pedirle o permitir a alguien que riegue bajo las condiciones de temperatura actuales.
Tampoco es bueno salir a regar después que llueve, si es que algún día vuelve a ocurrir semejante fenómeno. Hay muchas medidas que no implican recursos extras, solo optimizar la gestión y, como todo lo que está pasando en nuestro país, buena o una parte de las soluciones a nuestros problemas pasa POR UN CAMBIO CULTURAL, donde la mantención de nuestras áreas verdes, podas incluidas, no es ni debe ser la excepción.