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Argentina Lucrecia Martel relató experiencia en charla
Martel estaba buscando sol para pasar el frío de Santiago.
Fernando Marambio
Martes por la noche. La destacada cineasta argentina Lucrecia Martel directora de la película "Zama", da una conferencia en la casa central de la Universidad de Chile, institución que la ha invitado. Ante los invitados, Martel desarrolla una acción poco común: les pide a todos que dibujen una mujer mirando un reloj despertador y luego envíen el resultado por
WhatsApp.
Antes de que revisar los diseños, ella anticipa que la mayoría de los registros tendrán a la mujer a la izquierda, sus ojos tendrán pupilas para señalar un ángulo o si no una línea punteada, será un reloj antiguo (de esos con manecillas) y marcará las 3. Acertó en todo. Miércoles a mediodía. Buscando un café donde sentarse a tomar el sol y prender un puro, Martel aclara que no tiene poderes síquicos. Se trata de una experiencia que ha desarrollado en muchas charlas y que demuestra que las personas recurren a imágenes que no les son propias. "Por ejemplo, el reloj de alarma que dibujan ya no lo usa nadie, pues todos nos despertamos con el teléfono", razona.
"Se trata de lugares comunes que son interesantes porque sirven para comunicarnos y tienen valor. Pero son inútiles para los narradores porque no cuentan nada específico y recurren a ideas abstractas que no existen. Ese es un escollo para los directores de cine, que cuando piensan en un conflicto o un diálogo de amor recurren a ideas generales", comenta. -¿Y qué debe hacer un artista? -Un narrador debe inventar sus propias herramientas de observación y analizar por qué prevalecen ideas que no tienen que ver con nosotros. El narrador debe despojarse de los prejuicios de clases y los privilegios para trascender del pensamiento común que no apunta al bien común, sino a una forma de sometimiento y desprecio social. Menciona que en su país, donde se discute el aborto, algunos sectores dicen "defender las dos vidas (madre e hijo), pero es un lugar común para ocultar que no les importan las chicas pobres que mueren por recurrir a procedimientos inseguros". José Miguel Santa Cruz es investigador de post doctoral del Instituto Idea (Usach) y teórico del cine. Acá analiza para qué sirven los lugares comunes en dibujos o memes. Primero recurre al ámbito neurobiológico. "El cerebro codifica la información del entorno y recurre a una simplificación de la información para sistematizarla e interpretarla más rápido. Generamos patrones que tienen su origen en el afán de supervivencia. Hay una reacción llamada paraidolia que nos permite ver rostros humanos en cualquier parte, el cielo, las nubes, y que era de mucha utilidad para nuestros ancestros", dice Santa Cruz. Luego habla del ámbito cultural. "Los lugares comunes facilitan la transmisión de información. En los memes, por ejemplo, la imagen se pone al servicio de una idea compartida y se baja el nivel de ambigüedad en el mensaje. El cerebro humano tiende a ser gratificado cuando reconoce algo. Cuando no comprende le genera frustración". -¿Cómo entiende la lucha de Martel contra el lugar común? -Ella cuestiona una forma de ver el mundo que se ha consolidado por milenios y tiene que ver con ideologías hegemónicas. Busca que el espectador cuestione su forma cultural de ver. Invitó a representar una mujer y un despertador anticipando cómo serían los esbozos. Acá despedaza los nefastos lugares comunes.
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