LAS EMPRESAS NO SON FAMILIAS
En el mundo de las comunicaciones se dice que las pala= bras crean realidades. El cómo uno se refiere a un suceso termina formando nuestra visión del mismo. Por años escuché la analogía "las empresas son familias”. Siempre me sonó extraño, pero no me molestaba; hasta que comencé a trabajar en el mundo escolar y conocí niños que reclamaban ante el trato de sus casas en base a incentivos por comportamiento: Si hacían lo que “tenían” que hacer, recibían lo que “debían” recibir. Seamos claros: a los padres los mueve el amor incondi-
cional por sus hijos. No existe despedir a un aceptar la renuncia de un padre. Y si bien concuerdo en que se debe desarrollar amor por el trabajo y fidelidad hacia las personas jurídicas que son las empresas, se debe entender que, finalmente, la relación es contractual y responde a un sueldo y obligaciones. En las familias es más simple: en vez de inculcar el amor por el poder, debemos avocar por el poder del amor.
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