La desalinización es considerada una buena respuesta para enfrentar la escasez de agua que cada vez será peor por el aumento de la población y las largas sequías relacionadas con el cambio climático. Pero hasta ahora hay dos puntos críticos: sacarle la sal al mar es muy caro y tiene un alto costo ambiental. Esta es la experiencia en Arabia Saudita.
El agua de mar desalinizada es el elemento vital de Arabia Saudita, pero también lo es de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, un centro de investigación que surgió en el desierto hace una década.
El agua desalinizada proviene del mar Rojo, la que se hace pasar a través de membranas que separan la sal, y luego es canalizada hacia los edificios de laboratorios del campus y las tiendas, restoranes y casas del sector. Riega las palmeras que bordean las calles y el campo de pasto en el estadio deportivo de 5 mil asientos. Incluso las piscinas de la comunidad están llenas con cientos de miles de galones de esa agua. La desalinización proporciona toda el agua potable de la
universidad, casi cinco millones de galones al día. Pero esa cantidad es solo una minúscula parte de la producción total de Arabia Saudita. El agua desalinizada constituye alrededor de la mitad del suministro de agua potable en esa nación de 33 miE
POR HENRY FOUNTAIN
Llones de habitantes, una de las con mayor escasez de agua del planeta. En todo el mundo, la desalinización es considerada cada vez más como una posible respuesta alos problemas de escasez de agua, que empeorará con el crecimiento de la población global, el calor extremo y la sequía prolongada que están relacionados con el cambio climático. “Es una solución parcial a la escasez de agua”, señaló Manzoor Qadir, científico ambiental del Programa de Agua y Desarrollo Humano de la Universidad de Naciones Unidas. “Esta industria va a crecer. En los próximos cinco a diez años habrá cada vez más plantas desalinizadoras”. Arabia Saudita y otros países en el Medio Oriente y África del Norte están en el centro de este crecimiento, puesto que se han planeado o ya se están construyendo nuevos y grandes proyectos de desalinización. Los suministros renovables de agua en gran parte de estos países ya cayeron muy por debajo de la definición de escasez absoluta de agua de Naciones Unidas, lo cual es aproximadamente 350 galones por persona al día, y un informe de 2017 del Banco Mundial indica que el cambio climático será el factor principal que aumentará la presión sobre los suministros de agua. Sin embargo, la interrogante sigue siendo dónde más crecerá la desalinización. “En los países de bajos ingresos no está sucediendo casi nada”, observó el Dr. Qadir. La razón fundamental es el costo, porque requiere de enormes cantidades de energía. Actualmente, la desalinización está limitada en gran medida a países más ricos, en especial aquellos con abundantes combustibles fósiles y acceso al agua de mar. Además del Medio Oriente y África del Norte, la desalinización ha hecho incursiones en partes de Estados Unidos con escasez de agua, principalmente California, y en países como España, Australia y China. Pero el proceso implica costos medioambientales: en las emisiones de gases de efecto invernadero que surgen de las grandes cantidades de energía que se utilizan y en la eliminación del agua residual, la que además de ser extremadamente salada, está mezclada con productos químicos tóxicos del tratamiento. A pesar de un suministro prácticamente ilimitado de agua de mar, aquella desalinizada responde por el uno por ciento aproximadamente del agua potable del mundo. Incluso en Arabia Saudita, donde las enormes reservas de petróleo (y la riqueza que proviene de ellas) han hecho del país el líder de la desalinización en el mundo, responsable de cerca de una quinta parte de la producción global, están conscientes de que se tiene que hacer el proceso en forma más económica y sustentable. “Estamos tratando de desarrollar nuevos procesos, de consumir menos energía y ser más amigables con el medio ambiente”, aseguró Noreddine Ghaffour, científico del Centro de Reutilización y Desalinización de Agua en la universidad, la que se conoce como Kaust. Afuera de la principal planta de desalinización de Kaust, la que utiliza una tecnología llamada osmosis inversa, cuatro enormes estanques llenos de arena filtran las impurezas del agua salada que llega a través de una tubería. En el interior de la planta, el ruido es ensordecedor a medida que el agua se introduce con una fuerza de hasta 70 veces la presión atmosférica en varios cientos de tubos de acero. Los poros microscópicos en las membranas permiten que
pasen las moléculas de agua, pero que dejen atrás la sal y otras impurezas. El agua potable sale de cañerías plásticas al final de cada tubo. En todo el mundo, casi todas las nuevas plantas de desalinización utilizan osmosis inversa, la que se introdujo hace medio siglo. Con el correr de las décadas, los ingenieros han logrado que el proceso sea mucho más eficiente y han reducido significativamente los costos, a través del desarrollo de plantas más grandes y mejores membranas y métodos de recuperación de energía. Sin embargo, Arabia Saudita
y otros países todavía tienen una serie de plantas de desalinización que utilizan tecnologías térmicas antiguas que dependen completamente de combustibles fósiles. En otras palabras, estas instalaciones hierven agua de mar y condensan el vapor resultante, el cual es agua potable. Sin considerar el método que se emplee, todas las instalaciones producen agua salada concentrada como desecho. El Dr. Qadir de la Universidad de Naciones Unidas fue el autor de un estudio reciente que muestra que los volúmenes de agua salada residual son más grandes que lo que estima gran parte de la industria; en promedio, un
galón y medio por cada galón de agua potable que se produce. La práctica actual más difundida es devolver esa agua al mar. Pero debido a que es extremadamente salada puede dañar la vegetación marina y las larvas de peces, y puede crear capas privadas de oxígeno en el agua que pueden dañar o destruir otras criaturas marinas. La industria sostiene que si se hace correctamente, si se ubican debidamente los tubos de salida y se los equipa con difusores y otros dispositivos para diluir de inmediato el agua salada, se pueden evitar la mayoría, si no todos, de esos problemas. Otro enfoque es tratar de hacer algo con esa agua que no sea botarla. “Nosotros creemos que el agua salada no es solo para verterla”, manifestó Nikolay Voutchkov, asesor técnico de Saline Water Conversion Corp. , una corporación de gobierno que es la mayor productora de agua desalinizada del mundo, responsable de tres cuartas partes de la producción de Arabia Saudita. “Eso es lo que hacemos con ella actualmente. Pero en realidad es una fuente muy valiosa de minerales”. En el instituto de investigación de la compañía en la costa del Golfo Pérsico, los científicos están estudiando formas de extraer algunos de esos minerales, como el calcio y el magnesio, los que se producen en forma natural en el agua de mar y permanecen en el residuo salado en el proceso de desalinización. Sin embargo, por motivos de salud y para reducir la corrosión en las tuberías de distribución, se tienen que agregar nuevamente los minerales al agua desalinizada. La forma actual de hacer esto es comprándolos en otra parte. ¿Pero mejor por qué no recoger el calcio y el magnesio del residuo salado? S
(Y) THE NEW YORK TIMES
El agua residual se devuelve al mar. Pero es tan salada que puede dañar la vegetación marina y las larvas de peces.