EDITORIAL
La CPC ante un periodo desafiante
Os seis gremios que integran la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) eligieron la semana pasada a Juan Sutil de larga trayectoria dentro de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA)- como presidente de la multigremial para los próximos dos años. Desde ese cargo, deberá liderar a la entidad empresarial durante un período complejo, incluso turbulento, de la vida nacional, marcado por factores muy diversos: estallido social, crisis hídrica, pobre crecimiento, proceso constitucional, elecciones de gobernadores y alcaldes, y ahora, la pandemia del coronavirus. Estos factores coexisten, además, con un entorno social en que la actividad empresarial, por razones justas e injustas, es vista con desconfianza y crítica, incluso hostilidad, por sectores no desdeñables de la población (una actitud que algunos sectores políticos alientan con su discurso, y que la conducta de algunas empresas empeora). Conscientes de ello, y en especial luego de lo ocurrido a partir del 18-O, desde
las empresas se han escuchado reiterados mensajes de sintonía con un país que les exige más cuentas en su rol de actores sociales responsables, así como compromisos de mejorar condiciones de ingreso y trato donde sea necesario. En la medida en que ello es sincero, debe ser bienvenido. Pero junto con mostrar más de aquellas cualidades que espera una sociedad más demandante —apertura al diálogo, tolerancia, empatía, transparencia, respeto a las reglas, rendición de cuentas, conciencia medioambiental—, la CPC debe demostrar, hoy en día con especial nitidez, claridad de propósito y firmeza en las convicciones. Para el mundo empresarial — como también para la clase política, podría decirse— un gran desafío es estar realmente en sintonía con los tiempos, sin dejar que los tiempos se impongan por inercia. Por ejemplo, puntualizar que la primera solución a los problemas sociales de Chile no se encuentra en una nueva Constitución, como hizo el recién elegido titular de la CPC, es una valorable muestra de realismo y franqueza.
Junto con diálogo, transparencia y empatía, la multigremial debe demostrar hoy claridad de propósito y convicciones firmes.
