La fámilia de Zoila Quiroz (71) en el patio de su pasa en Quebrada.de Castro., donde hace siete años viven del agua que les lleva un camión aljibe.
A la derecha el predio colindante, donde se riegan decenas de hectáreas de paltos diariamente.
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A A En las últimas semanas, la comuna de Petorca se ha visibilizado más que nunca en su historia debido a una triste paradoja que escaló hasta la prensa internacional. Los extensos cultivos de paltas -la fruta de moda en el primer mundo- se encaraman sobre los cerros e inundan los valles, mientras más de mil personas en sectores rurales dependen de camiones aljibe para tener agua potable. La lucha de esta comunidad, que ha tenido que hacerse cargo del problema con sus propias manos, da cuenta del drama que significa vivir al lado del hoy llamado oro verde, y al mismo tiempo tener que hacer valer un derecho básico de todo humano: tener agua. Por Daniela Pérez G. y Ana María Hurtado Producción periodística: Viviana Flores Fotos: Ana María Hurtado Ilustración de portada: Marco Valdés
Completamente seco. Así se ve el río Cabildo al pararse sobre el pílente a la salida de la ciudad. Las rocas que alguna vez fueron el fondo de un generoso caudal, ahora son lo único que queda de lo que hasta hace una década era una de las fuentes más importantes de agua de la zona. Es la primera pista del panorama que puede verse en Petorca, 54 kilómetros al interior, tras cruzar un angosto y oscuro túnel de una sola vía. única conexión con las otras ciudades de la V Región. En la comuna más pobre y apartada de Valparaíso, el río del mismo nombre está igual de seco que el de Cabildo y el paisaje sólo empeora.
Unos 20 kilómetros al noroeste del pueblo, literalmente en la punta de un cerro, está la sede social de El Manzano. La pequeña localidad casi en el límite con la IV Región, está sobre un sinuoso camino que termina en lllapel. Hasta aquí llegaron a las tres de la tarde del sábado cerca de 40 personas de Petorca y alrededores. Venían de El Bronce.
Quebrada de Castro. El Durazno. Palquico. Hierro Viejo. La Canelilla.
Santa Julia. Padre Hurtado, Las Palmas y Manuel Montt, en un bus municipal que se demoró dos horas en recogerlos a todos.
Las rancheras que suenan por el parlante y los vecinos disfrutando de las empanadas de pino y los esponjosos queques facilitados por el alcalde, hacen pensar que se trata de una gran celebración comunal.
Pero el motivo de la reunión no tiene mucho de felicidad: es la Cuarta Mesa del Agua de la Unión de Agua Potable Rural (APR) de la cuenca del río Petorca, en la que los principales dirigentes del sector se reúnen con Carolina Vilches, encargada de Asuntos Hídricos del municipio, para dar cuenta de los severos efectos de la escasez de agua en la comuna.
En los últimos veinte años, los vecinos de este territorio precordillerano que vive de la minería y la agricultura han visto cómo sus ríos, pozos y vertientes se han secado. En 2012, el gobierno declaró a Petorca zona de escasez hídrica y hasta hoy es una de las tres provincias con decreto de escasez vigente dictado por la Dirección General de Aguas. Atrás quedaron las casas con huertos llenos de vegetales o los grandes árboles de manzanas, peras y naranjas que abastecían sus cocinas. Hoy. afuera de las casas se ven decenas de baldes para acopiar y transportar agua, imagen que conü asta con las verdes y vigorosas plantaciones de paltos que trepan por los cerros.
En la comuna de Petorca, anualmente se cosechan miles de toneladas de paltas, pero al mismo tiempo más de mil personas de al menos 16 localidades dependen exclusivamente de los tres camiones aljibe municipales que de lunes a viernes descargan 55 camionadas de 10 mil litros para consumo humano. En El Manzano le llaman "el pozo rodante".
PARA BEBER O PARA REGAR Si bien la falta de lluvias ha sido la causa evidente de la prolongada sequía, no es la única razón para haber llegado a este extremo. Y eso es lo que más indigna a los vecinos: que esta situación se dé paralelamente al cultivo extensivo de paltos, una fruta que vive un boom mundial de consumo, con exportaciones que han subido en un 34,5"(. sólo en el último año. y cuyo precio en Chile ha alcanzado los $5.000 pesos por kilo.
De las 1.400 hectáreas frutícolas plantadas en la comuna, la mitad corresponde a esta especie, que además de haber invadido los cerros es particularmente sedienta: para producir sólo un kilo, se requieren cerca de 400 litros de agua. Un conflicto que. lamentan los vecinos tuvo que visibilizarse en Europa para que tuviera eco en nuestro país.
En las últimas semanas, medios extranjeros como el canal Deutsche Welle, de Alemania, o The Guardian, de Reino Unido han emitido reportajes con testimonios de autoridades y activistas medioambientales locales, sensibilizando a su audiencia con titulares como "¿La insaciable hambre europea por paltas podría estar causando sequía en Petorca - Chile? De paso, han levantado un tema
recurrente en la zona hace más de una década: el reclamo de los lugareños sobre las agrícolas que se estarían adueñando de las aguas de manera ilegal, más allá de los generosos derechos que les fueron concedidos desde mediados de los años 90 a un reducido número de empresarios.
"Es indignante ver hectáreas llenas de árboles verdes mientras nosotros no tenemos agua para tomar", afirma Alvaro Escobar presidente de la Unión de APRs de la cuenca del río Petorca, en la reunión del sábado. "Todos hablan de la palta y de lo cara que está, pero nadie viene a ver cómo nosotros sufrimos con el tema.
Al menos esto ha servido para visibilizar algo nuestra situación" agrega. Pocos minutos después, se suma el alcalde. Petorquino de nacimiento. Gustavo Valdenegro lleva tres períodos consecutivos en su puesto y. más allá de facilitar locomoción y comida para las reuniones, ha tomado la escasez hídrica como una bandera de lucha. "Queremos soluciones sustentables que aseguren un derecho humano elemental y vital: el acceso al agua para todos", dice ante la audiencia. "Ya hemos atravesado valientemente 10 años de sequía, y los empresarios siguen sin entender el problema. Sí. llovió en 2015 2016 y 2017, pero eso no significa que ahora el agua sobre, y ellos siguen llenando cerros y acopiando agua en embalses financiados por el Estado. ¿Por qué a ellos y no a nosotros?".
Escobar matiza la arenga: "¡El acceso al agua es un derecho humano. Y nosotros tenemos que exigirlo!". Todos aplauden.
DEL ESTANQUE AL POZO En El Manzano hay 27 casas en las que habitan 127 personas. Los predios están completamente secos, y las vertientes llenas de agua se han vuelto sólo un recuerdo. Hace ya doce años la sequía es el gran enemigo del sector de tradición minera, y hace seis dependen exclusivamente del camión aljibe. "Los primeros tres años estuvimos buscando agüita igual que los pajaritos", dice Hernán Galvarino presidente de la junta de vecinos y del comité de APR. "Sacamos algo de algunas quebradas y con eso lográbamos abastecernos, pero tuvimos que pedirles ayuda a la gobernación y al municipio", agrega.
Lunes, miércoles y viernes, cada una de las casas coordina sus actividades en torno a la llegada del camión a su puerta. "Nos llegan mil litros por familia, cada vez que vienen a vernos. Con eso hacemos todas nuestras cosas", explica Hernán, que desde hace cuatro años está coordinando a la gente para conformar el comité de Agua Potable Rural que hoy lidera. Sólo a través de esta organización comunitaria podían postular a proyectos para mejorar el acceso al agua. Y en cuanto la conformaron, en 2015, comenzaron a diseñar una solución para financiar un sistema propio de agua potable rural.
¿En qué consiste? "Nos van a instalar un gran estanque de hormigón de 50 mil litros de agua para recibir lo que nos traen los camiones; una matriz-, redes de distribución que conecten a todas las casas y una caseta de clorificación. Con eso nuestra vida va a cambiar, porque vamos a poder trabajar tranquilos, sin tener que estar pendientes de cada vez que le toca venir al camión. Ahora no tendrá que ir casa por casa, sino que directamente al estanque, que además controlaremos nosotros mismos", cuenta el dirigente.
Su proyecto, emblemático para los dirigentes de las APR de la zona, tomó tres años en concretarse. "Me pusieron "El Pulga' de tanto que hinché para que esto resultara. Y es un honor saber que ahora tendremos agua potable", afirma. Sólo tocando puertas sin cesar consiguió los 230 millones que costará la instalación del sistema, una estrategia que pretende replicar para financiar el siguiente proyecto: un pozo de verdad. "Aquí la gente que llega dice que no hay agua, que no queda. Pero nosotros nacimos y nos criamos aquí, y yo les digo hay agua. Nosotros tenemos nuestros propios métodos y sabemos que si salimos a buscarla, la vamos a encontrar", dice Hernán.
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LA MINGA DEL AGUA Con pala y carretilla, listos para trabajar. Así estaban los vecinos de Quebrada de Castro en octubre de 2016 cuando dieron inicio a la "minga del agua". Con el apoyo de la municipalidad y la Unión de APRs de la cuenca del río Petorca. las ocho familias que componen esta pequeña localidad a poco más de 3 kilómetros del centro de Petorca bautizaron así el proceso de dos meses de instalación de las redes de tuberías que hoy los conectan al gran estanque de 20 mil litros de agua que el camión aljibe rellena tres veces por semana.
Desde entonces no tienen que esperar al camión con baldes para el agua necesaria para cocinar y bañarse. Un cambio con el que llevaban cinco años soñando. "Fue súper lindo, trabajamos harto. Carretíllamos a pulso, vinieron a ayudarnos de afuera y todos, mujeres y niños, estábamos ahí metidos en la tierra cooperando", recuerda Caty Espinoza, de 51 años, dueña de casa y líder de la APR de la localidad. Ella ha sido la encargada de visibilizar frente al resto de la comuna la situación del lugar donde nació y se crió, que desde 2011 años se abastece exclusivamente del camión aljibe. Al igual que El Manzano, es una de las localidades más afectadas por la sequía y, además, una de las más pequeñas y humildes, con familias en su mayoría compuestas por adultos mayores que viven de sus pensiones.
En Quebrada de Castro la lucha por tener agua potable contrasta con el paisaje circundante. Colindando con los predios de los lugareños, surcados por canales por los que hace años no circula el agua, y a pocos metros de la cuenca vacía del río Petorca, el vecino -a quien han visto muy pocas veces- se construyó una gran casona a la que se accede a través de un camino flanqueado por palmas chilenas. Ahí ha plantado decenas de hectáreas de paltos que se riegan a diario. El contraste les duele. "Nosotros no tenemos agua ni para tomar y allí está este señor, regando sin problemas sus árboles".
dice Caty. "Hemos tenido que luchar para tener el estanque, estamos buscando maneras de armar un proyecto para que nos conecten a la aducción que pasa aquí al frente, pero no tenemos recursos, y que ellos ni siquiera nos puedan convidar un milímetro de agua, que con eso bastaría, nos indigna".
Zoila Quiroz (71) lleva 40 años viviendo en el sector y su terreno hoy sólo conserva el verde de una veintena de tunas que cosecha anualmente y un pequeño naranjo a la entrada, que riega con el agua que rescata del lavado. En sus recuerdos de infancia quedaron los parrones llenos de uvas que picoteaba con sus hermanos y el canal con el que regaban, que hoy junta basura. Zoila sabe que la falta de lluvia ha conspirado para que el río y la quebrada, a solo unos metros de distancia, estén secos. Pero también ha visto cómo se ha agotado el agua de su pozo, según ella, a causa de su vecino.
"Hace tiempo que está completamente seco. En los últimos años como llovió, juntamos un poquito de agua, pero no sirve de nada porque ellos sacan de las napas y no la devuelven". El método de riego para los paltos no convence a Zoila. "Antiguamente se regaba de noche para que el agua volviera a la napa, porque de día uno pesca un balde de agua y lo tira al pasto, y ¿cuánto dura? nada. Se evapora. Si uno lira esa agua de noche, al otro día está todo húmedo y es un ahorro. Pero ellos la tiran de día. y yo siento cómo los paltos la evaporan, porque me llegan las chispitas a la cara. Es una pérdida".
TRANQUES PARA LOS PALTOS Calle Larga, tal como dice su nombre, es un pequeño poblado distribuido en una gran y larga calle. En la última casa vive Ignacio Lobos (63). presidente de la Junta de Vigilancia. Nacido y criado en esta localidad cordillerana 20 kilómetros al interior de Petorca. en los últimos diez años ha tenido que buscar todo tipo de alternativas para capear los efectos de la sequía.
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Ignacio y su mujer Isabel (59) viven de la producción de queso de su piño de 300 cabras -el más grande de la zona, dice con orgullo- y la escasez de agua los ha afectado. Ya no puede cultivar alfalfa para alimentar a sus animales, por lo que se ve obligado a arrendar un espacio a la empresa agrícola vecina para que las cabras puedan pastar. Además, tiene que comprar 40 mil litros de agua mensuales para el ganado. Ignacio también cuenta con la producción de unos pocos paltos que ha logrado rescatar de la sequía, que riega con agua por la que también debe pagar. "Fue la única manera de salvarlos, si no estarían secos, al igual que todos los otros árboles que uno ve aquí alrededor", dice.
Aunque muchos de los habitantes de Calle Larga dependen de la visita mensual que hace el camión aljibe. Ignacio e Isabel todavía no lo necesitan para subsistir. "Ahora tenemos un pozo que hizo el Ministerio de Obras Públicas y de ahí nos abastecemos. Pero no es muy profundo, debe tener un 15 metros más menos. Le hicieron un drene, atravesó el río y ahí teníamos como para tres añitos yo diría.
Pero se nos va a acabar pronto", explica.
Estar pendientes del agotamiento de los pozos y del estado de las vertientes aledañas es una realidad que la pareja ya ha asumido.
Pero tienen nostalgia de sus recuerdos de niños. "Hace 30 años, en ese cerro de acá al lado caía nieve. Nosotros íbamos a la cordillera y en marzo o abril aún quedaba nieve. Ahora eso es inimaginable y en parte es por el cambio climático", explica. También por las plantaciones de palta. "Cuando llegaron pensamos que serían un aporte, que habría más empleo, pero ni siquiera, porque los trabajos duran dos o tres meses, después no necesitan más que dos o tres personas. Es más el daño que han hecho. Basta sólo con mirar cómo está Petorca y todo para abajo".
LA VOZ DE LOS EMPRESARIOS La Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex) ha participado en la serie de reuniones que el gremio de productores de palta ha sostenido en las últimas semanas para abordar el conflicto en Petorca. Una de sus mayores preocupaciones: la amenaza de diversos supermercados internacionales de dejar de comprarle paltas a Chile. Ronald Bown. presidente de Asoex, dice que desde los agricultores existe la disposición para dialogar con los habitantes de la zona y apoyarlos, pero insiste en que el problema no radica en la escasez de agua, sino en la mala gestión.
¿Cómo se explica que para el rubro agrícola siga siendo rentable concentrar su producción de paltas en un sector que segün todas las cifras oficiales, tiene problemas de sequía? La provincia de Petorca sufrió una gran sequía que se extendió entre los años 2007 y 2014, período en el cual se redujo en un 40% la superficie plantada con paltos, que pasó de 8.670 a 5.595 hectáreas plantadas. Esta disminución significó el arranque de más de 6 millones de árboles, con la consecuente pérdida de empleos locales. Todo esto mejoró a partir de 2015, gracias a años normales de lluvia, y a que los productores debieron adaptarse a las circunstancias y hacer más eficiente el uso de agua con mejor tecnología de riego. Con el apoyo del gobierno a través de programas impulsados por la Comisión Nacional de Riego (CNR), se construyeron tranques para acumular agua en invierno y usarla en el verano.
Vimos en terreno algunos de esos tranques. ¿Algo de esa agua se comparte con los vecinos que deben surtirse con camiones aljibe? El sector trabaja junto a autoridades y organizaciones locales para definir líneas de acción y mejorar la situación en la zona pero respecto de esas piscinas que se señalan, sería difícil Indicar si este tipo de agua se podría compartir para consumo humano, ya que debería ser previamente tratada. Sí existe absoluta disposición en todos los agricultores de apoyar las necesidades eventuales de los pequeños propietarios de la zona.
Las empresas agrícolas han señalado que llevan años aportando en la zona, no sólo dando trabajo. ¿Qué han hecho para ayudar a la población local a enfrentar la escasez de agua? Los problemas hídricos relacionados con el consumo humano en la provincia de Petorca no tienen su origen en la escasez del recurso, sino en su gestión, ya que la cantidad de agua disponible en los acuíferos de la zona es más que suficiente para suplir las necesidades de los hogares de la provincia. Hay acuerdo por parte del sector privado para apoyar al sector rural en situación vulnerable o deficitaria.
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Ignacio da un último argumento, uno que está al otro lado del cerro, a diez minutos de su casa. Ahí. en medio de los extensos predios de vegetación nativa, compuesta principalmente por cactáceas, se ven laderas y laderas llenas de paltos. Y en el centro tres enormes piscinas de acopio de agua. Millones de litros, que para Ignacio son una ofensa: "Yo tengo que comprar agua para mis animales, tengo que ir al cerro e internarme para que puedan comer y subsistir. Y ellos tienen el agua ahí. a vista de todos nosotros".
DE LOS CERROS AL SENADO Este martes, el alcalde Gustavo Valdenegro cambió la parka y los bototos con los que recorre su comuna por uti traje azulino para viajar los casi 180 kilómetros que separan Petorca de Valparaíso y reunirse con la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos. Desertificación y Sequía del Senado. Es la cuarta vez que va al Congreso por la misma razón, y esta vez lo acompañan la encargada de la oficina hídrica. Carolina Vilches. y el ingeniero agrónomo y vocero nacional del Movimiento de Defensa del Agua la Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA). Rodrigo Mundaca. Su presentación se basaba en una pregunta simple y fundamental: ¿Dónde está el agua? En cerca de 30 minutos expusieron gráficamente el daño histórico que ha sufrido la comuna no sólo por la sequía, sino por el uso intensivo del agua para el monocultivo y la agro-exportación, en especial, de paltas.
El alcalde sumó otros argumentos, entre ellos, los resultados del Informe Anual de Derechos Humanos de la UDP, de 2013, que le dedica una capítulo completo al derecho humano al agua basándose en el caso de Petorca, y un informe de 2014 del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). en el que estudiaron en profundidad los motivos de la sequía en la comuna. En ambos, se afirma que la priorización de la función productiva del agua, por sobre su función para el consumo humano, ha contribuido a la agudización del problema de la escasez hídrica.
Valdenegro también mostró la evidencia del costo que este escenario tiene para su municipio: los 3 millones de pesos mensuales que gastan para abastecer los camiones aljibe, el esfuerzo que hicieron para que el Gobierno Regional los apoyara en la compra íle los vehículos, y el presupuesto que tienen que asignar para el pago de los conductores y de la mantención de los camiones.
Por primera vez, confiesa el alcalde después de la cita, sintió que las autoridades realmente se conmovieron con las experiencias que expusieron. Así lo afirmó frente a la prensa que lo entrevistó en vivo para los noticieros, a la salida del edificio en Valparaíso. Y por primera vez tiene esperanza de que las modificaciones al Código de Aguas se hagan efectivas -Juan Andés Fontaine, titular de Obras Públicas, aseguró la semana pasada que el ministerio está trabajando en el borrador de un nuevo documento.
Mientras, las gestiones del alcalde estarán enfocadas en dos puntos: "dejar todas las APR funcionando con un sistema limpio que pueda dotar a los habitantes con agua pura, digna y una infraestructura adecuada. Y lo segundo, buscar impedir la sobreexplotación hídrica a través de fiscalizaciones duras. Hoy creo que vimos una mayor voluntad por hacer efectivas nuestras peticiones. Lamentablemente, no había nadie del Gobierno presente para tener un diálogo, pero quedamos conformes. Ahora, una vez más, hay que esperar a que respondan. Y es urgente, porque estamos hablando de un derecho humano que, aunque cueste creerlo, en Petorca no se está respetando".®
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