Arroceros de Niquén ajustan sus sembradíos ante la crisis hídrica
Consecuencias. Cada hectárea sacrificada representa 70 quintales de arroz no cosechados. Municipalidad alertó en noviembre.
Un informe del Inea confirma la situación de sequía agrícola que afecta a la depresión intermedia de las comunas de Ñiquén, San Carlos, San Nicolás, Coihueco, Pinto, Chillán y Chillán Viejo, en estas destacan la situación de unos 90 productores de arroz en Ñiquén y de unas 700 hectáreas de cultivo del rubro en San Carlos, quienes se han visto afectados de manera directa un déficit hídrico dejado por las precipitaciones de 2019 que asciende a un 40% en la región además de las consecuencias del cambio climático y a la ausencia de decisiones de gobierno plena como la construcción del Embalse La Punilla. Neftalí Muñoz, es uno de los 90 productores que integra la lista de los productores que han sido afectados por la sequía, base de datos levantada por la Municipalidad de Ñiquén. Muñoz, relató que los “mayores problemas de sequía que he tenido han sido en Mayocaben, yo tengo en total 45 hectáreas, pero de estás tengo perdidas unos 8, más o menos”. El mediano productor de arroz explicó que cada hectárea sacrificada se traduce en “unos 70 quintales menos al momento de la cosecha, pero esto lo veíamos venir desde medianos de diciembre por las pocos lluvias de primavera”. Muñoz, de acuerdo a lo relatado hace cuatro años acudió al Indap en busca de subsidios para la habilitación de un pozo “pero aún estoy esperando”. Justo hasta hoy tiene agua para proveer de los 18 mil litros quenecesita cada hectárea cultivada, para él y su familia construir un pozo de agua profunda representa “unos $15 millones, fuera de la bomba, ya que el metro de riego con todo está por el orden de los $200 mil, para lograr regar 30 litros por segundo”. Además que para esta cosecha las ganancias están cada vez más lejanas “porque tengo campos en arriendos, tengo cosechas propias y otras que van a media, la verdad es que
nocreo quealcancea tener ganancias”, La situación de Muñoz, se refleja casi a escala en la producción de Juan Leiva, también en Ñiquén, él sin titubear afirmó “estamos mal, yo tengo 40 hectáreas donde cultivaba arroz, de éstas ya tuve que sacrificar 10, y ahora de esas 30, tengo perdidas 5 de un lado y como 6 del otro”. Resaltó que como “ya el trabajo de cultivo está hecho en cada hectárea he perdido como 800 lucas”. En cuanto a las soluciones más inmediatas para preservar la siembra el productor comentó “tuvimos que hacer un pozo, en el cual tuvimos que invertir más $3 millones”, aunque en los últimos días recibieron un subsidio para la construcción de otro pozo, otorgado por el Indap. Entre las opciones inmediatas del productor no está el cambiar de rubro de cultivo “porque nosotros lo que sabemos es sembrar arroz, porqué vamos a andar inventando”. Ante la realidad de las consecuencias palpables en Ñiquén el alcalde Manuel Pino, informó que el sector poniente de la comuna ha sido el más afectado “la sequía ha golpeado fuertemente a los productores, sobre todo de arroz y maíz. Este es un tema que lo venía planteando desde noviembre pasado a las autoridades regionales de obras públicas, agricultura y poniendo al intendente (Martín Arrau) en antecedentes”. Para atender la situación del agro la municipalidad logró consolidar el primer catastro de productores afectados en la zona el cual asciende a unos 90, “pero que finalmente esto trasciende a unas 1. 000 personas”. Informó que “de los $ 44 millones que asignaron a la región, Indap otorgó $22 millones a la comuna, mientras que desde la Municipalidad hemos destinado $30 millones para
atender la situación”. La realidad de San Carlos es un poco distinta según el alcalde Hugo Gebrie, aunque él viene alertando de la situación desde hace una década atrás. “Aquí hay aproximadamente unas 700 hectáreas de cultivos de arroz, los medianos productos llegarán a unas 50 y los pequeños a una 5, pero la solución definitiva a todo esto es la construcción del Embalse La Punilla, hasta que esto no se haga seguiremos perdiendo el agua en el mar. Todo eso está listo, lo que falta es
Tatiana Aular Aguirre