La desalación ofrece alternativas para afrontar la escasez hídrica, tanto a corto como a largo plazo. Acá analizamos los avances y barreras para su desarrollo en el país.
On más de cuatro mil metros de costa, Chile tiene un potencial enorme para obtener agua a partir de la desalinización o desalación del mar. Una alternativa que suma interés considerando la sequía estructural que afecta al país hace más de una década. Así lo expone, por ejemplo, el Director General de Aguas, Óscar Cristi: “Estamos convencidos de la necesidad de recurrir a nuevas fuentes de agua, entre las cuales se encuentra la desalinización, para enfrentar la menor disponibilidad hídrica. Esto es especialmente relevante para el consumo humano en el norte del país”. Quienes conocen el tema a fondo van incluso más allá, asegurando que la desalación ofrece opciones para entregar agua a distintos lugares y actividades en el país, tanto en el corto como en el largo plazo. Ivo Radic, representante en Chile de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (ALADYR), plantea: “Hay soluciones de pequeña escala y se pueden implementar en apenas unas semanas o meses, para producir hasta unos 25 litros de agua por segundo (l/s) y abastecer a unas 10 mil personas. Por otro lado, están las plantas grandes que producen desde 75 litros de agua por segundo, con obras de infraestructura importan- >
> tes, cuyo desarrollo puede tomar años, por lo que son respuestas de largo
plazo. El problema es que el marco regulatorio o de permisos para realizar ambos tipos de proyectos es el mismo y la desalación a pequeña escala se topa prácticamente con las mismas barreras que las grandes plantas. De hecho, los estudios y trámites que deben hacer un proyecto pequeño son mucho más caros y toman más tiempo que la implementación de la planta propiamente tal. Eso es algo absurdo, que debiera cambiar”. Eso es parte del panorama que afronta la desalinización en Chile, cuyos avances, trabas y proyecciones revisamos a continuación.
DISTINTAS ESCALAS
A nivel mundial, existen más de 20 mil desaladoras de distintos tamaños, instaladas en unos 150 países, que pueden tratar agua de mar o agua salobre que tiene menos sales disueltas que el océano y se encuentra en estuarios o acuíferos subterráneos. Según datos de la Dirección General de Aguas (DGA), en Chile actualmente operan 23 plantas desaladoras, 16 de ellas emplazadas entre las regiones de Arica y Parinacota y Antofagasta. Las de mayor tamaño dan suministro hídrico a faenas mineras como Escondida, Sierra Gorda, Mantos de Luna, Las Cenizas, Antucoya, Candelaria, Mantoverde y CAP. En este sector están en marcha varios proyectos nuevos, como el que impulsa Codelco, con una capacidad de producción de 840 l/s expandibles a 1. 956 l/s, para suministrar agua a las divisiones Chuquicamata, Radomiro Tomic y Ministro Hales, en la Región de Antofagasta. También desde 2003 funciona La Chimba (850 l/s), una planta grande que entrega agua potable al 85% de la población de Antofagasta. Además, se está construyendo una de 500 l/s para satisfacer a parte de Caldera, Chañaral y Copiapó; y en 2020 debiera iniciar su operación otra de 100 l/s que abastecerá a toda la población de Tocopilla. De igual manera, en nuestro país opera una docena de desaladoras pequeñas en zonas que no contaban con suministro permanente, partiendo por equipos transportables que producen entre 500 y 10.000 litros diarios para un centenar de habitantes hasta otras instalaciones modulares de mayor tamaño y capacidad. "Como empresa hemos instalado 11 plantas pequeñas, con capacidad de producir, por ejemplo, 10 mil litros por día. Son plantas que se construyen en un par de meses, se instalan en semanas y obtienen la energía requerida desde paneles solares”, comenta Ivo Radic, quien también es gerente general de VIGAflow. Añade que estas iniciativas han favorecido a localidades de pescadores, ubicadas desde Barranquilla en la Región de Atacama a Chiloé en Los Lagos, “que antes recibían agua en cantidad insuficiente y de dudosa calidad a través de camiones aljibes u otros medios de transporte, a un costo altísimo y con una frecuencia que podía ser cada 15 días”. Estos proyectos han sido impulsados por la Subsecretaría de Pesca del Ministerio de Economía, con el objetivo principal de entregar agua a los procesos productivos de los pescadores dejando un resto para consumo humano. La calidad del recurso ha sido aprobada por el Ministerio de Salud. Con esta fórmula no ha sido necesario recurrir a otros servicios que tienen competencia en la materia como el Ministerio de Obras Públicas. Estas plantas han sido adquiridas por los pescadores que deben preocuparse de su mantención. “Sabemos que hay otras similares que involucran a entidades públicas y privadas, y esperamos que se sigan desarrollando”, apunta Radic. El especialista indica que también existen algunos sistemas de desalación en centrales termoeléctricas, que entregan agua ultrapura para las calderas generadoras de vapor. Además, VIGAflow ha instalado plantas para salmoneras que ocupan el recurso obtenido en la etapa de la crianza.
OBSTÁCULOS Y COSTOS
Para analizar el desarrollo de la desalación en Chile es importante tener en cuenta una serie de factores que inciden, y muchas veces entraban, la concreción de este tipo de proyectos. Óscar Cristi comenta al respecto: “Un proyecto de desalinización de agua de mar requiere de una concesión marítima, exigencias ambientales y diversos permisos dependiendo de la magnitud de la obra, servidumbres de paso para los ductos que conducen el agua, entre otros. Además es indispensable que alguien pueda pagar por el agua producida y si bien es cierto que los costos de desalinización han disminuido, éstos siguen siendo muy altos para la agricultura. Eso deja como demandantes potenciales al consumo humano, industrial y minero, con el inconveniente de que muchas mineras no están dispuesta a depender de un tercero para un recurso tan estratégico como el agua y prefieren construir su propia planta”. En ALADYR señalan que hoy el costo de producción de las desaladoras en Chile, a nivel de planta, está entre 0, 5 y 1 dólar por m3 de agua generada. Así, para el sector minero es una alternativa viable que buena parte de las empresas está en condiciones de pagar, al igual que algunos proyectos para consumo humano. Los agricultores, en cambio, no lo ven como una opción favorable ya que hasta ahora se han abastecido del recurso a bajo costo. Sin embargo, Radic cree que la creciente escasez hídrica en el país puede cambiar ese panorama en el futuro cercano, con miras a regar culti100 Millones de mi de agua desalada es la capacidad diaria de producción instalada a nivel mundial, según datos de la GCWDA. Esa cifra podría duplicarse en la próxima década.
2. 500 Litros por segundo de agua desalada puede producir la planta EWS de Minera Escondida, emplazada en Puerto Coloso. Es la más grande de Latinoamérica.
Vos de alto valor agregado. En la DGA tienen una visión distinta: “Si bien los costos de inversión y operación de la desalinización han ido disminuyendo gracias a los avances tecnológicos y al menor precio de la energía, éstos siguen siendo muy altos para la actividad agricola. Por esa razón, para la agricultura es preferible considerar otro tipo de soluciones de embalses-, tales como la explotación sustentable de acuíferos más profundos, la recarga artificial de acuíferos y el uso de aguas servidas tratadas, mejoras en la eficiencia de riego y mecanismos de mercado para que el agua pueda ser utilizada en aquellos cultivos de mayor valor una vez resuelto el consumo humano”, postula Cristi. No obstante ello, frente al mayor costo que tiene la desalación, una alternativa que ha comenzado a ganar terreno es el desarrollo de plantas multipropósito, vale decir, que abastezcan a dos o tres actividades a la vez. “En esos casos, el modelo de negocios se complica, pero si en un mismo lugar existe demanda minera, agrícola y consumo humano es probable que se pueda hacer. Por ejemplo, la planta de CAP tiene un uso tripartito: entrega agua a la minería, a la ciudad de Caldera y a algunos agricultores. Entonces, se podrian dar casos exitosos gracias a la existencia de varios usuarios y a la alianza públicoprivada”, sostiene Radic. Otro ejemplo es la planta de ósmosis inversa de 2. 630 l/s, abastecida por energía solar, que Trends Industrial (ENAPAC) pretende levantar en la Región de Atacama. En colaboración con Sustainable Minerals Institute International Centre of Excellence Chile, de la Universidad de Queensland, la empresa está construyendo un modelo optimizado de suministro de agua para múltiples usuarios (minería, otras industrias y comunidades) con alternativas de infraestructura compartida. El resultado de este trabajo estará disponible para las autoridades, las empresas y otros actores clave interesados. Rodrigo Silva, presidente de Trends Industrial, asegura: “Hemos desarrollado un proyecto sostenible desde el punto de vista socioambiental, así como desde la perspectiva económica, por las ventajas de un modelo multicliente como ENAPAC. Se aprovechan las economías de escala, reduciendo el impacto en el territorio y mejorando la eficiencia, tal como hemos visto en proyectos mineros a gran escala en Chile, que han elegido un enfoque de colaboración”. En materia de costos, Ivo Radic recuerda además que en Chile el Estado y numerosas empresas recurren a camiones aljibes para abastecer de agua a comunidades y faenas que no cuentan con el recurso, a pesar de que es más caro y entrega un producto de dudosa calidad. “Se pierde mucho dinero en eso y es algo que también hay que tomar en cuenta al evaluar los costos de la desalación. Esta alternativa debemos compararla contra algo que existe o que se hace actualmente, y no contra el uso de agua de fuentes naturales, si ésta no alcanza o es inexistente”, apunta.
MARCO REGULATORIO
Chile no cuenta con regulaciones específicas para el desarrollo de proyectos de desalinización. De hecho, cuando estas iniciativas ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) se analizan ocupando normativas de referencia de otros países y las que sí existen en Chile para temas particulares incluidos en los proyectos, como la que rige para la descarga de los emisarios submarinos. Radic advierte que la reforma al SEl A que se está tramitando en el Congreso considera incluir a las plantas desaladoras entre los proyectos que deben someterse a evaluación ambiental. Sobre ese escenario, plantea: “Se
debiera desarrollar una regulación que distinga la magnitud, complejidad e im- >
3. pactos de los distintos proyectos. Está claro que las plantas grandes que ocupan
gran espacio, implican obras de construcción, absorben y devuelven una cantidad importante de agua de mar y consumen una cantidad significativa de energía que no siempre está disponible, generan impactos que deben ser regulados por una normativa completa y detallada. Pero para los proyectos más pequeños se podrían facilitar los trámites para que, por ejemplo, no requieran estudios de impacto ambiental sino solo de una consulta de pertinencia, ni tampoco de una concesión marítima permanente, lo que se podría reemplazar por un permiso especial acotado a esta finalidad cumpliendo ciertos requisitos técnicos, ambientales y de respeto a las comunidades”. En ALADYR indican que la distinción entre ambos tipos de proyectos se podría hacer en los 25 l/s como capacidad de producción. Esto, porque afirmanlas plantas que producen menos de esa cantidad no necesitan obras marinas ni civiles relevantes, siendo incluso transportables, y la cantidad de energía que consumen también es menor. Por otra parte, hoy está en su primer trámite en el Senado un proyecto de ley, de diversos parlamentarios, que busca definir dos aspectos bien relevantes sobre el uso de agua de mar para desalinización en Chile. En primer lugar, establece que las aguas resultantes de dicho proceso constituyen “bienes nacionales de uso público”, lo que =según sus impulsores= no significará que los dueños de los proyectos pierdan su inversión sino que busca dejar estipulada la opción de compartir la producción y sus excedentes. Además, propone la creación de una Estrategia Nacional de Desalinización para, entre otros objetivos, definir las prioridades para el uso del agua de mar, entre las que destacan el consumo humano, doméstico y el saneamiento; procurar la eficiencia de su tratamiento y aprovechamiento; el uso armónico y sustentable del borde costero; evitar daños ambientales; y recuperar acuíferos sobreexplotados. Este segundo aspecto es valorado por el titular de la DGA: “Me parece conveniente desarrollar una Estrategia Nacional de Desalinización destinada a impulsar esta fuente de agua”, señala Óscar Cristi. Luego advierte: “Espero también que una ley para estos fines genere condiciones para el desarrollo tanto de inversión pública como privada en beneficio del consumo humano y el desarrollo de fuentes de empleo que dependen intensivamente del uso de
agua. Para ello se está discutiendo un marco legal general para la extracción y explotación de agua de mar”. Desde ALADYR también ponen énfasis en que el marco regulatorio debe incentivar la inversión en proyectos de desalación y, en ese sentido, expresa su preocupación por la idea de establecer el agua desalada como bien nacional de uso público. “Creemos que no es una señal positiva y es poco clara, porque una Cosa es el mar que es un recurso natural abundante y disponible, y otra es el agua desalada que se obtiene de un proceso sobre el cual el dueño debiera tener algún derecho. Quizás lo que podría plantearse es que un porcentaje de esa agua producida quede disponible para otros usos, y que eso esté incluido en los cálculos de tarifa que se apliquen en cada caso porque la factibilidad económica es vital”, afirma Radic. Similar postura ha manifestado el Consejo Minero, alertando que si se aprueba el proyecto de ley en esos términos, parte importante de la gran minería del país se tornaría inviable. Ivo Radic agrega que para favorecer el desarrollo de la desalinización en Chile hay que diseñar un sistema de tarificación que viabilice los proyectos y a la vez asegure el menor impacto posible en los usuarios, toda vez que el costo de producir agua desalada suele ser mayor que otras alternativas. “En las plantas grandes para consumo humano, se podría aplicar algún tipo de subvención estatal para que no se modifique abruptamente la tarifa. En el agua para riego, puede que se requiera algo similar, aunque de todos modos, las actividades económicas van a tener que evaluar el costo del agua a un valor más alto. Entonces, la tarificación es un desafio complejo que hay que resolver mediante una adecuada regulación, tal como lo han hecho en otras partes del mundo que sufren una situación de escasez hídrica parecida a Chile”, acota. Comenta que, a nivel internacional, la tarifa que cobra la mayoría de las desaladoras por un metro cúbico de agua desalada para consumo humano no alcanza a un dólar, incluyendo el margen de ganancia para las empresas que por lo general se hacen cargo de la construcción y operación de los sistemas. Asimismo, señala que para ayudar a la inversión en plantas pequeñas podrían acomodarse algunas herramientas de fomento ya existentes, como los fondos de innovación.
En materia regulatoria, Radic también considera relevante dejar en claro qué institución o instituciones están a cargo de la gestión del agua en Chile. “Lo más lógico sería que hubiese una autoridad única del agua, que ojala fuera una entidad autónoma y técnica, y que tuviera mayor jerarquía que las entidades políticas, para que se puedan tomar decisiones de largo plazo y que no dependan del ciclo político”, opina.
IMPACTOS AMBIENTALES
Por cierto, los proyectos de desalación —particularmente las plantas tienen impactos sobre el medio ambiente que se deben controlar. Los principales son los siguientes:
+ El desarrollo de obras de infraestructura (construcción de planta, túneles, excavaciones, etc. ) que pueden afectar la vida de especies terrestres y marinas.
» La huella de carbono asociada al consumo de energía de la planta. “Para disminuirla los proyectos están optando por abastecerse mediante energías limpias como la solar”, asegura Radic. Al respecto, existe una Alianza Global por Desalinización de Agua con Energía Limpia (GCWDA), compuesta por más de 200 organizaciones públicas y privadas a nivel mundial, cuyo objetivo es promover políticas y marcos regulatorios en ese mismo sentido.
» Arrastre de organismos marinos en la absorción del agua de mar que ocupa la planta para su producción. El representante de ALADYR sostiene: “Para reducir este impacto existen normas, como la norteamericana, que establecen una velocidad máxima de succión
(0, 15 m/s) lo que ayuda a controlar el arrastre de vida marina”.
Devolución de salmuera (agua concentrada con sales) al mar que podría afectar el ecosistema marino. Al respecto, el especialista expone:
“En el proceso de desalación se recupera en promedio un 40% del agua >
230% Aumentará el uso de agua de mar en la minería del cobre al año 2029, según proyecciones de Cochilco. La demanda de este recurso pasará de 3, 28 m3/s en 2018 a 10,82 m3/s en diez años más, alcanzando el 43% de toda el agua requerida por la industria ese año.
1 Proyecto de ley que faculta al Estado a desarrollar plantas desalinizadoras para enfrentar la escasez hídrica, se discute desde 2015 en el Senado. Además, en 2013 se ingresó una modificación al Código de Minería -aún en trámitepara obligar a que las empresas con extracción de agua mayor a 150 l/s incorporen la desalación.
Que se extrae del mar. El resto es salmuera que se devuelve al océano con una concentración aproximada de 2, 5 veces la salinidad que tiene el mar. El proceso no agrega temperatura al agua, que solo se ve afectada por la temperatura ambiente. Eventualmente, el flujo que se retorna al mar contiene algunos restos de productos químicos utilizados por ejemplo como anti incrustantes, pero todos los que se usan para desalinizar son de grado alimenticio, por lo que no son contaminantes nocivos para las personas ni el medio ambiente”.
Agrega que las plantas pueden implementar sistemas de tratamiento del agua de mar para así usar menos productos químicos. “Las normativas para desalación en países desarrollados indican por ejemplo que el cloruro férrico, usado como floculante, se debe sacar antes de devolver al mar el agua de retro lavado de los filtros”, grafica. Para reducir este impacto, también es importante la forma en que se devuelve la salmuera al mar: “Se puede hacer a través de múltiples toberas para evitar la descarga en un solo punto o recurrir a sistemas que succionan agua de mar en la misma cañería de descarga para producir más disolución. De todos modos, hay una norma europea y otra australiana que se pueden usar como referencias para no producir cambios relevantes en la salinidad del mar”, indica.
Radic señala, en definitiva, que estos proyectos se hacen bien, el impacto sobre el medio ambiente es muy reducido. Incluso en los casos que he visto en Chile, como La Chimba, existe proliferación de la vida acuática en lugar de afectarla”. Además, recuerda que estas plantas deben mantener sistemas de monitoreo para informar la situación a las autoridades ambientales. Al mismo tiempo, subraya que es importante comparar los impactos que tienen los proyectos de desalinización con lo que significaría obtener la misma cantidad de agua desde otras fuentes. “¿Es más conveniente esto O terminar de secar las napas de agua dulce?”, plantea.
TECNOLOGÍA AL ALCANCE
Desde el punto de vista tecnológico no existen barreras para el desarrollo de la desalación en Chile. Las opciones más empleadas a nivel mundial son dos: destilación térmica y ósmosis inversa. La primera tiene la desventaja de consumir mucha energía
(aprox. 10 kWh por m3 de agua producida), por lo que se aplica sólo cuando este recurso es muy económico y/o existe calor residual que se pueda emplear en este proceso, como ocurre en las centrales termoeléctricas. La ósmosis inversa o tecnología de membrana, en cambio, gasta entre 3 y 4 KWh/m3, por lo que ha liderado el crecimiento de la desalación. “Estas tecnologías ya están maduras y presentes en Chile, lo que reduce su costo y mantención. Además, los costos de operación han bajado drásticamente y hoy el consumo de energía en una planta desaladora es bajo: con lo mismo que gasta un microondas, se puede obtener agua para abastecer a 100 personas al día”, destaca Ivo Radic. Añade que las plantas menores pueden ser abastecidas con pocos paneles solares. Las plantas grandes, en tanto, tienen un mayor costo energético principalmente por lo que cuesta llevar más energía a estos centros de consumo, pero “de todos modos es posible viabilizar estos proyectos y es un item que va a seguir bajando”. Además, la creciente presencia de las energías renovables en el sistema eléctrico chileno permite ir reduciendo su huella de carbono. La disminución del consumo energético en las plantas de osmosis inversa se ha logrado principalmente gracias a la evolución de las membranas que hoy requieren menos presión para desalar, y también de los recuperadores de energía que presentan mayor eficiencia. "Eso ha hecho que las plantas desaladoras sean cada vez más competitivas. Un kWIh cuesta entre $50 y $150, por lo que para generar 1 m3 de agua desalada se necesitan a lo más $450, lo que no es mucho”, dice el representante de ALADYR.
PROYECCIONES POSITIVAS
Sobre el escenario descrito, las proyecciones para el avance de la desalación en nuestro país parecen positivas. Óscar Cristi apunta: “El potencial de desarrollo que presenta Chile es muy alto. En el sector sanitario, la desalinización representa el 1, 1% de la capacidad total de producción de agua potable y en minería el uso de agua de mar es el 5, 8% del consumo global, de acuerdo a los datos del informe 'Consumo de agua en la minería del cobre al 2017" de Cochilco”. El Director de la DGA añade que “en términos generales, tenemos que ser capaces de implementar medidas para abordar la escasez de forma permanente conforme a una planificación integrada de los recursos hídricos y el desarrollo de alternativas no tradicionales como la desalinización con la participación del sector público e inversionistas privados”. Desde ALADYR, en tanto, resaltan que en Chile existe capacidad instalada y experiencia suficientes para sacar conclusiones en relación a los beneficios y desventajas de la desalación. “Hay mucha experiencia e información que los privados pueden compartir con las autoridades para desarrollar regulaciones adecuadas”, dice Radic. Añade que la tecnología va a seguir bajando de costo, lo que permitirá disminuir los precios del agua desalada haciéndola más competitiva. Enseguida enfatiza: "Vemos muchas posibilidades para generar una cartera importante de proyectos de desalación. No hay demasiadas alternativas para afrontar la escasez hídrica que sufre Chile y algunas que han surgido como la carretera hídrica se ven bastante más dificiles de evaluar y desarrollar”. Y concluye: “El avance de la desalinización en nuestro país debe combinar plantas de distinta escala. Y para lograrlo es clave contar con una regulación adecuada que dé certeza a las posibles inversiones. También es relevante que la población y las autoridades conozcan más sobre desalinización, para que la valoren como una solución que puede abastecer de agua a las generaciones presentes y futuras, ya que con otras opciones como la eficiencia o el reúso no será suficiente. Esa es una realidad de la que hay que tomar conciencia, así es que mientras antes recurramos a la desalinización, será mejor para todos”.
Oscar Cristi ve un alto potencial La regulación debe distinguir para el desarrollo de la la magnitud e impactos de los desalinización en Chile. Proyectos, dice Ivo Radic.