El diálogo y la tolerancia fortalecen la democracia
Es una tarea permanente y una necesidad tremendamente democrática estar analizando el desempeño de los organismos públicos y de los privados vinculados a los más diversos ámbitos del quehacer social, porque definitivamente cuanto mejor sea la relación entre las partes, más alianzas podrán generarse y potenciarse para que la economía y todas sus aristas (empleo, calidad de vida, bienestar social) caminen por la senda correcta, por aquella que debe entregar beneficios colectivos, estabilidad y fundamentalmente, una gran capacidad de compartir responsabilidades en torno a temas tan prioritarios como el progreso que anhelan los aiseninos/as, meta que sin duda es unánime y transversal. A esto debe sumarse la buena disposición entre las organizaciones gremiales, vecinales, ciudadanas y sindicales, para poder articular acuerdos y propuestas colectivas que están llamadas a transformarse en aspectos protagónicos del desarrollo regional, sin apellidos, donde lo relevante no sea solamente lo económico, sino que también todas las demás aristas de este gran concepto que, abordado desde la integralidad, en el corto plazo debería generar beneficios concretos para la ciudadanía. Consignamos entonces que es fundamental establecer una relación permanente y formal entre el Gobierno y el sector privado, pero claramente, y como parte de éste último, y con la responsabilidad que nos cabe como medio de comunicación, creemos que interlocutar con el Gobierno es un ejercicio tremendamente necesario que
obviamente enriquece mutuamente. De una buena relación y articulación públicaprivada han surgido relevantes medidas que han favorecido a la región y a su gente, se han
prorrogado beneficios estatales que impactan directamente en el empleo y las inversiones y ahora se pone en la mesa de análisis, el tema energético y todo lo concerniente a los proyectos que pretenden aprovechar los recursos hídricos de la región y ponerlos al servicio del país. En fin, ejemplos podríamos dar muchos, porque el establecer un trabajo conjunto entre estos dos sectores, tan gravitantes en el quehacer regional, es una señal potente de democracia, de diálogo social, de relaciones consistentes y transparentes. Por el contrario, siempre la falta de diálogo genera situaciones adversas, polémicas, controversias, desgaste, — tirantez, tensión, desconfianza, y por supuesto que en Aysén nadie, definitivamente nadie, está por apostar en esa dirección. No debemos dejar de lado la impresión de la ciudadanía, que está siempre atenta a las señales que se den en estos temas y que además, juega un papel determinante para el éxito de gestiones que buscan un crecimiento constante y colectivo. En Aysén es perfectamente posible lograr un acuerdo regional, donde las diferencias (que es natural que existan por las visiones dispares que puedan tener las partes frente a determinadas materias) deben ser conversadas para superarlas. Cuando no se cuenta con este punto de encuentro se buscan otras instancias para expresar las ideas, no se está construyendo región. Aun mes de la asunción de un nuevo gobierno, desde ya hay que poner en práctica es fundamental herramientas de entendimiento, el diálogo, y definir en forma consensuada o a lo menos debatida, las prioridades que el Ejecutivo quiere imprimirle a su gestión.