Crisis hídrica en el Mataquito
El descenso dramático de agua en el caudal del río Mataquito, la empresa Arauco se viera obligada a suspender la producción desde su planta de celulosa Licancel, lo cual afecta directamente a los proveedores de materias primas y de servicios de transporte. Pero no es el único impacto, porque los agricultores y regantes se han visto también impedidos de regar con sus derechos establecidos. En todo caso, esto no es un caso aislado, ya que en todas las cuencas de la región ocurre lo mismo. Sin embargo, las condiciones son distintas y ello depende de la infraestructura de acumulación. Claramente la situación de los regantes de la cuenca del Maule es distinta, aunque el río también se ha visto afectada por la sequía, Lo que marca la diferencia son los embalses, porque actúan como reguladores del afluente y permiten tener disponibilidad de riego, aunque claramente inferior que un año de pluviometría normal. A ello se suma que, en el caso del Mataquito, la Junta de Vigilancia se encuentra en proceso de formación, faltando todavía que se regularicen sus estatutos y, además, que se instale toda la tecnología asociada que permite mediar el caudal, además de cuantificar con claridad el agua que recibe cada agricultor para su predio. Así en este caso, literalmente cada uno saca el agua que puede. Y como la planta de Licancel está al final del afluente, no le llega agua suficiente para su proceso productivo. En este contexto, no solo es necesario que la propia organización de regantes alcance su desarrollo institucional, sino también
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que la autoridad cumpla su rol. Esto significa, en primer lugar, fiscalizar debidamente las extracciones no autorizadas, pero también impulsar que los agricultores instalen riego tecnificado y, en paralelo, focalizar en esta cuenca una inversión estratégica en materia de acumulación. Esto significa, claramente, construir un embalse destinado al riego. ¿Pero es suficiente? Claramente no. Según expertos, la crisis provocada por la histórica sequía que afecta a la región, podría recién mitigarse con la construcción de tres embalses similares a Colbún. Sin embargo, cuando algo así se alcance, ya no será suficiente. Es decir, nunca se podrá alcanzar el equilibrio necesario. Por este motivo, adquiere importancia avanzar en la tecnificación del riego agrícola y, a la vez, en la construcción de pequeños embalses prediales que permitan acumular agua en invierno para utilizarla como estabilizador para las temporadas de siempre, cosecha y segunda siembra, en caso que exista disponibilidad del recurso. La situación que afecta a la planta de celulosa Licancel es igualmente preocupante, porque los principales afectados son sus proveedores de materias primas y servicios, como el transporte. Y esas fuentes laborales son las que se ponen en riesgo. La empresa, por su parte, tiene parámetros propios para evaluar sus costos. Es muy complejo establecer quien tiene prioridad cuando hay poca agua y muchos consumidores, porque cualquier priorización beneficia a algunos y perjudica a otros. Lo único claro es que el agua para consumo humano es lo primero. Para lo demás, existen normativas que permiten dar a cada cual lo que requiere para ejercer su labor.
Así en este caso, literalmente cada uno saca el agua que puede. Y como la planta de Licancel está al final del afluente, no le llega agua suficiente para su proceso productivo