Ambas zonas completan cinco episodios, según la Dirección Meteorológica de Chile:

Antártica iguala a la Región Metropolitana en Olas de calor ocurridas los últimos 90 días

Investigadores que llegaron a la base Escudero, en la isla Rey Jorge, confirman un “notorio” cambio de paisaje. La capa blanca que solía recibir a los investigadores cada verano prácticamente desapareció.

Un dramático cambio de paisaje, respecto de otros meses de enero, muestran la isla Rey Jorge y la bahía Fildes, en la Antártica.
La capa blanca que solía recibir a los investigadores que desembarcan cada verano en el continente helado prácticamente desapareció. Según un reporte de la Dirección Meteorológica de Chile, la base O'Higgins, un poco más al sur de Rey Jorge, iguala, con cinco eventos, el número de olas de calor que ha enfrentado la Región Metropolitana en los últimos 90 días. Una ola de calor es entendida como el período en el cual las temperaturas máximas superan por tres días o más un umbral considerado extremo, el cual varía según el momento del año y es distinto para cada lugar.
En total, la estación en la base O'Higgins suma 17 días con ola de calor, con temperaturas sobre los 4,8 y una máxima de 6,9 C, el 9 de enero.
Y en lo que va de 2020, solo ayer las temperaturas bajaron de cero grados, apunta el comandante de esa base del Ejército, mayor Fernando Inostroza. La estación en la base Frei, situada en Rey Jorge, suma tres episodios de este tipo, pero con una mayor cantidad de días; 19 en esa condición, con una temperatura máxima de 7 “C, que se registró el 27 de diciembre.
“Este año, al llegar, me llamó la atención la poca nieve y también el cambio en el clima (...). No ha habido días con ventiscas o mucho viento”, dice el investigador de la U.
De Santiago Gustavo Zúñiga, quien suma cinco campañas seguidas a la Antártica.
Zúñiga advierte que, además, ha observado un importante retiro del glaciar Collins, donde incluso se ven líquenes y musgos.
“Esperaba más nieve, pero está sin nada”, dice Francisco Olguín, investigador de la U.
Austral, quien llegó el 4 de enero a tomar muestras en una investigación que busca ver cómo influye el derretimiento de los glaciares a Bahía Fildes.
Olguín añade que, como el hielo esté más lejos, eso ha complicado la logística, porque tenían que tomar y traer muestras para otras investigaciones. Lo más preocupante, coinciden los científicos, es que el escenario “indica un cambio drástico que está ocurriendo en el medio ambiente”. El año 2019 fue el segundo más cálido registrado después de 2016, explica el investigador del Instituto Antártico Chileno (Inach) Ricardo Jaña, sobre la base de datos de la Organización Meteorológica Mundial. Advierte que es evidente que el calentamiento global repercute en la Antártica, lo que se ve reflejado en alzas de temperatura, como la extrema de 17,5 “C registrada en 2015 en la base Esperanza, de Argentina, recuerda.
“Una masa de aire más cálida, una ola de calor, afecta a zonas altas, sobre los dos mil metros de altura, donde después de ese ingreso se observa cómo la superficie tiene más agua.
Lo muestran imágenes satelitales”, agrega Jaña. Asimismo, precisa que incluso al interior de la Antártica, en días despejados y de alta radiación, se ha visto que las rocas atrapan mucho calor y son capaces de irradiarlo —al hielo o a la nieve—, agilizando el derretimiento y (aumentando) el flujo de agua como pequeños riachuelos, en la zona del glaciar Unión. “No hay dudas de que hay un impacto en la Antártica, que está siendo afectada por este forzamiento de la variación de temperatura en la atmósfera y en los océanos”, por lo que cada vez es menos frecuente ver áreas cubiertas de hielo marino.
Nicolás Butorovic, climatólogo de la U. De Magallanes, explica que la onda de calor es más evidente en la periferia de la Antártica y no respecto del interior de ese territorio, donde las mediciones hacia el Polo Sur mantienen registros históricos bajo cero.

-0,2 “C se registraron ayer en la base O'Higgins, la primera temperatura bajo 0 del mes.
El 9 de enero, la máxima fue de 6,9 *C y el sábado 18 llegó a 6,4 *C. 1.240 kilómetros es la distancia que separa la isla Rey Jorge de Punta Arenas.

Región de Antofagasta concentra mayores áreas críticas por lluvias estivales en norte del país “Creemos que las lluvias pueden ser peores este año”, comenta Ada Aramayo, habitante de San Pedro de Atacama, sobre el impacto del invierno altiplánico que mantiene una alerta preventiva de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, debido a lluvias cordilleranas. Como evidencia de este evento meteorológico, San Pedro de Atacama registró precipitaciones que rondaron los 2,5 mm el sábado, que representan el total de precipitaciones acumuladas desde inicio de mes, según la red meteorológica del Ministerio de Agricultura.
En igual período del año previo, el poblado no registraba lluvias.
En febrero de 2018, autoridades declararon a la provincia del Loa, donde se ubica este poblado turístico, como zona de catástrofe, por las intensas inundaciones y anegamientos en este sector de la Región de Antofagasta.
En tanto, según los datos de la Onemi sobre puntos críticos identificados por precipitaciones altiplánicas, la Región de Antofagasta registra un 47% de estas áreas de riesgo por lluvias en zonas desérticas, con 257 casos. Le siguen Tarapacá (145), Atacama (101) y Arica y Parinacota (41). Entre las condiciones críticas por precipitaciones del también llamado "invierno boliviano”, figuran acumulación de nieve, anegamientos de caminos, desbordes de cauces y activación de quebradas, entre otras emergencias.