Mejorar la calidad del agua del río Loa
Un estudio realizado por la Universidad Antofagasta propone el uso de microalgas para retener los metales pesados existentes en el caudal.
Del río Loa para el desarrollo de las culturas ancestrales de la zona, es fundamental. Sin su existencia difícilmente habrían llegado los primeros habitantes y menos se hubieran asentado para dar paso a la cultura atacameña o likan antai, la que floreció al alero de su antiguo generoso caudal. Desde ese entonces el Loa se ha transformado en el motor de la economía agraria y minera, pero hace algunas décadas la comprobación de la existencia de metales pesados en sus aguas, puso una voz de alerta respecto a su utilización para el riego y para su consumo humano. Lo primero se solucionó con la ayuda de plantas de filtros y procesos de depuración, mientras que en la agricultura se hablaba de un incidencia menor y que no afectaba mayormente a sus cosechas. Realidad que abordó un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Antofagasta, los que durante cuatro años analizaron el Loa y hoy proponen un innovador sistema para combatir la presencia de metales pesados como cobre, manganeso y zinc. Su trabajo sugiere la utilización de microalgas que se transformarían en un filtro natural para tratar las aguas. Se trataría de un biofiltro incorporado en fases, para que no intervenga el ecosistema natural del río y que esta solución en el futuro no se transforme en un problema para su biodiversidad. La experiencia entregó resultados positivos para disminuir la presencia de los metales anteriormente mencionados. Pero, se trabaja en la revisión de los estudios para conocer la efectividad con el arsénico, que es el más peligroso de los contaminantes del río calameño. Son noticias muy buenas para las comunidades indígenas, porque son precisamente ellas las que deben incorporar este nuevo sistema de biorremediación en sus labores diarias. Para ello deberán contar con el apoyo del Ministerio de Agricultura, a través de sus instituciones preocupadas de preservar la actividad y combatir los agentes contaminantes que existen en las distintas fuentes de riego de la zona.
Se trataría de un biofiltro incorporado en fases, para que no intervenga el ecosistema natural del río y que esta solución a la larga no transforme en un problema.