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Editorial
No es casual ¡dad que la próxi ira semana las máximos referentes de la actividad frutícola nacional se reúnan en Chillán para analizar y discutir, con los productores de las regiones del Bío Bío y Ñu ble, los pr incipales desafios del sector, uno de bs más dinámicos de la economía chilena.
Ñu ble se ha convertido en una región frutícola, como lo confirma el último Catastro Frutícola realizado por Oren, que reveló que entre 2012 y 2016 la superficie aumentó en 40%. Elaumaitose ex plica fündamaitalmente por el coas tan te crecimiento del rubro de bs arándanos, líder indiscutido en la zona, así como por el aumento de huertos de cerezos frambuesosymanzanos. Destacan, además el impulso de bs nogales, que se corrvirt ieron en el segundo principal cultivo de la zona así como del avellano y del castaño.
Este proceso ha significado la reconversión de muchos cultivos tradicionales que son comparativamente menos rentables pero también una fuerte dosis de manejo tecnológico e inversión en infraestructura derieg.de manerade hacer más eficiente el uso del agua.
El cambio climático, sin duda, ha jugado un rol fundamental en eldesplazamiento de numerosos cultivos frutales desde la zona central hacia el surycentro sur, aunque también sedebe considerar la fuerte presión por el uso delsuelo en las regiones deO'Higgins y del Maule, en un contexto en que la tendencia de la demanda mundial por frutas es alcista.
Lógicamente,la expansión registrada porlas distintases pedes frutícdas también responde a factores específicos, como el aumento de la demanda por avellana europea, la apertura de nuevas mercados para las castañas o las auspiciosas proyecciones para los berries.
Como consecuencia de este dinamismo, el suelo regado en Ñuble se ha revalorizado significativamente, desplazando también otras actividades, como la ganadería y la producción de forraje, e inh ¡hiendo el avance de las plantaciones forestales.
Iroun efecto mucho más importante lo coastituye el aumento délas retornos para bs productores)'un alza en elcostode la mano de obra, por la mayor demanda. Las proyecciones son pasitivas, considerando que de la mano deeste creámiento también lia crecido la capacidad de procesamiento de fruta, la infraestructuradefríoy hsuperficiecon riego tecnificado, y el sitio de iaspección de fruta fresca SAC-USDA en Cabrero, que tras un añodeoperaciónyamuestrasus beneficias mejorando la competitividadde productores y exportadores de frutas de la zona.
Lamentablemente, Ñuble tiene una gran deuda en materia de agregación de valor, pues si bien existen productores de congelados frutas procesadas, jugos, pulpas, conservas mermeladas y pastas, entre otros, salvo los congelados, estos rubros representan una proporción marginal en los retornos del sector, lo que repercute en el uso de capital humano de menor calificación.
En este sentido, se requieren incentivos potentes para la innovación y la atracción de profesionales y técnicos.
Ligado a lo anterior, es vital para la competividad del sector incentiva r la introducción de nuevas variedades,así cano la inwstigíricn para el desarrollo de variedades propias.
Y finalmente, la deuda más urgente que es necesario asumirlo coastituye laampliación de la seguridad de riega para lo cual es fundamental concretar la construcción de embaís es, como La Punilla.Zapallary Chillán; porque sin agua, no habrá frutales ni desarrollo agroindustrialen la nueva región.
La deuda más urgente que es necesario asumir lo constituye la ampliación de la seguridad de riego, para lo cual es fundamental concretar la construcción de embalses como La Punilla Zapallar y Chillán; porque sin agua, no habrá frutales ni desarrollo agroindustrial.
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