Columna Opinión
Estudio arrojó bajos niveles de contaminación en la cadena montañosa: Científicos comprueban que la nieve de la Cordillera de Los Andes es 9 tan limpia como la del Ártico canadiense —El equipo liderado por el académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Raúl Cordero midió la presencia de contaminantes en el lugar para cuantificar la influencia del carbono negro u hollin en el derretimiento de glaciares y sus posibles consecuencias en la disponibilidad futura del recurso hidrico. Esto, en el marco del Proyecto Anillo "Carbono Negro en la Criósfera Andina", financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).
-El diagnóstico, que se realiza por primera vez a gran escala en el Hemisferio Sur, consideró el análisis de cientos de muestras de nieve por investigadores de seis universidades nacionales.
Para ello, recogieron muestras a lo largo de un trazado lineal de casi 7 mil kilómetros, desde el Desierto de Atacama hasta la Antártica, determinando que la Cordillera no está ampliamente afectada por la contaminación.
-Entre las excepciones, el informe reveló importantes niveles de contaminantes en el Cerro Toco en la Región de Antofagasta, y en el sector Valle Nevado-La Pan a. En cuanto a la nieve Antártica, el informe confirmó que se trata del continente más limpio del mundo. Al respecto, el científico explica que ".las concentraciones de carbono negro detectadas fueron en general bajas 9 y ubican a las nieves andinas al nivel de las de Alaska o el Ártico canadiense".
El pasado 12 de abril, en la Asamblea General de la Unión Europea de Geofísica (EGU por sus siglas en Ingles) en Viena, el Dr. Raúl Cordero, académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, presentó los resultados del Proyecto Anillo que dirige "Carbono Negro en la Criósfera Andina", financiado por CONICYT.
El proyecto implicó analizar cientos de muestras de nieve recogidas por investigadores de seis universidades nacionales a lo largo de un trazado lineal de casi 7 mil kilómetros, abarcando desde Putre en el Desierto de Atacama hasta el campamento Glaciar Unión en Antártica (a 800 millas del Polo Sur).
En palabras del científico, el estudio se trató "del mayor esfuerzo realizado en el Hemisferio Sur para cuantificar la influencia y el transporte del carbono negro (u hollín) y otras impurezas en la Cordillera de Los Andes y en la Antártica".
Causas del estudio Dada la importancia hidrológica de la nieve a nivel mundial, ya que a pesar de que el 70% de la Tierra está cubierta por agua, sólo una mínima parte es dulce y la mayoría se encuentra congelada en los polos o forma parte de aguas subterráneas, aguas alimentadas, en última instancia, por el deshielo de las zonas más altas, su preservación es de vital importancia.
En ese sentido, la zona central del país es considerada un área de estrés hídrico relativo, por lo que para el equipo científico era de gran urgencia determinar si la cantidad de carbono negro u otras impurezas en la cordillera podrían afectar significativamente las reservas de nieve.
Según explica el Dr. Gino Casassa de la Universidad de Magallanes, la principal característica de la nieve radica en su gran reflectividad de la radiación solar, que en presencia de impurezas o material particulado disminuyen su reflectividad causando un incremento de la radiación solar absorbida, siendo esperable un aumento en el derretimiento de la nieve, y su consecuente afectación a la disponibilidad del recurso hidrico.
En esa línea, según afirma el Dr. Nicolás Hunneus de la Universidad de Chile, el carbono negro se origina en general en la combustión especialmente de motores a diesel, pero la nieve también puede ser afectada por el carbono orgánico, que se origina por ejemplo de estufas a leña o incendios forestales, así como por polvo natural.
Pese a que la Cordillera posee zonas puntuales fuertemente impactadas, como las que se encuentra cerca de campamentos mineros, el Dr. Cordero explica que decidieron enfocarse en puntos que podrían considerarse representativos del estado general de Los Andes, trabajando a seis mil metros de altura en el norte, y a 20 grados bajo cero en la Antártica.
Las muestras de nieve fueron derretidas, y el agua resultante filtrada. Las impurezas capturadas en los filtros, fueron analizas en el Laboratorio de Radiometría y Fotometría de la Universidad de Santiago, siguiendo una técnica desarrollada originalmente por el Dr. Stephen Warren, asesor del proyecto e investigador de la Universidad de Washington (Seattle).