Sofía Brito (U Chile) María José Órdenes (UC), Amanda
Mitrovic (Usach)
/ Natalia Rojas (UDP) y integrantes de la
Cofeu.
Imagen
Imagen
Antes nadie nos escuchaba, nadie nos prestaba plata, no teníamos ni sala para juntarnos, teníamos que pedir salas prestadas o reunimos en nuestras casas.
Amanda Mitrovic, 20 años, estudiante de Historia en la Usach, recuerda cuando la Coordinadora Feminista Universitaria (Cofeu) recién se estaba conformando como una organización autónoma.
La historia de esta agrupación partió a mediados de 2016 y con otro nombre. Ese año, la Confech creó una Comisión de Género para posicionar este tema en universidades, que hace un tiempo los estudiantes demandaban. La comisión convocaba a representantes de distintas universidades del país. Constanza Bohle estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad P Federico Santa María, 23 años, recuerda que a pesar del avance que significaba su creación, existía en el ambiente una preocupación por la poca prioridad que le daba la Confech a esta materia. Había otros temas primero. Por eso, para enero de 2017 decidieron ser autónomas.
-Nos separamos de la Confech porque las demandas por una educación no sexista quedaban casi en último punto dentro del petitorio. Éramos súper desplazadas, no éramos escuchadas y no era un tema de importancia -explica Constanza Bohle.
Desde entonces comenzaron a trabajar por su cuenta, sin jerarquías ni banderas políticas. Así se gestó un ejército de universitarias anónimas, organizadas en secretarías y vocalías de géneros que conformaron, en silencio, un movimiento que hoy defiende las demandas de género de distintas facultades.
Amanda Mitrovic, vocera de la Cofeu, cuenta cómo se organizaban en ese entonces.
-Nosotras llevamos casi dos años trabajando en lo oscurito, donde nadie nos veía. No habíamos salido en la tele, ni en la radio, nada de esas cosas. A nadie le importaban las vocalías de género, tampoco iban los partidos políticos a disputarlas.
Después de la marcha feminista del 16 de mayo de este año, que reunió a más de 150 mil personas, según sus organizadoras, y después de que más de veinte universidades se declararan en toma o en paro, el escenario cambió.
-Esto nos explotó un poco en la cara. Nosotras no estábamos preparadas -agrega Amanda Mitrovic.
Aunque por error la convocatoria a la marcha fue adjudicada exclusivamente a la Confech, Francisca Ochoa, vocera de esa confederación, aclara a revista Ya: -Nosotros como Confech les pedimos las disculpas correspondientes. Reconocemos el espacio de la Cofeu como la que ha trabajado durante estos años el tema de la educación no sexista, y, en esa medida, nosotros nos ponemos a disposición de ellas.
Hoy la Cofeu no está dispuesta al diálogo con el Gobierno, ni siquiera después de las medidas de género anunciadas la semana pasada.
Su vocera, Amanda Mitrovic, lo explica: -Lo que planteó Piñera fueron cosas que nosotras ya tenemos, cosas que ya se han conversado.
Entonces, ¿qué se le puede responder?: 'Señor, llegó dos años tarde'. Ni siquiera nos alcanza para dar una discusión profunda en realidad. Por eso, no nos sentamos a conversar con el Gobierno, porque no estamos en el mismo entendimiento.
La semana pasada, la Cofeu convocó a un paro nacional de mujeres para el miércoles 6 de junio.
-Nosotras entendemos que el problema es mucho más profundo que lo que pasa en las universidades. Es un problema sistemático, por eso hacemos un llamado a todas las mujeres a levantar una movilización que demuestre al Estado y al resto del mundo, que tiene los ojos puestos aquí, que las mujeres estamos organizadas y nos estamos haciendo cargo de la violencia de género.
Estamos cansadas -dice Amanda Mitrovic.
"A TI TE ACOSARON PORQUE ERES BONITA" La Cofeu no tiene sede. Se divide por zonas: metropolitana, sur, norte y Quinta Región. Su vocera metropolitana, Amanda Mitrovic, dice que hay estudiantes -mujeres en su mayoría- de instituciones muy distintas: de la Universidad de Chile, la UC, la UDP, la Alberto Hurtado, la Santa María y de otras.
Quienes la integran no pasan por procesos eleccionarios. Funciona en una lógica horizontal: no tiene presidenta, sus vocerías son rotativas de acuerdo a la coyuntura. Tampoco adhieren a ninguna militancia en particular ni dependen de los centros de estudiantes o federaciones.
Si antes se reunían una vez a la semana, hoy las circunstancias las ha llevado a juntarse casi todos los días. En estos encuentros no hay votaciones para llegar acuerdos. Convocan a sus actividades y encuentros por Facebook y se organizan internamente por un WhatsApp colectivo, a través del que deciden qué acciones van a seguir, qué declaraciones públicas darán. Si bien varias de sus fundadoras han abandonado la coordinadora al egresar de sus carreras, hay un grupo que varía de diez a veinte personas que son parte de esta agrupación en la zona metropolitana.
Imagen
Amanda Mitrovic recuerda que en las primeras reuniones de la Cofeu, las representantes de cada universidad solían exponer lo que ocurría en sus establecimientos.
-Si en mi universidad se estaban dando muchos casos de hombres violentos con su vocabulario, alguien decía: 'sabes, en mi universidad hicimos una campaña contra el vocabulario machista, te la mando para que la difundas'. Y así nos apañábamos en todas las cosas que necesitábamos. También definíamos por qué era importante articularnos -agrega.
La Cofeu se conforma en parte por las secretarías de género, compuestas por estudiantes voluntarias que decidieron hacerse cargo, al interior de las universidades, de temas de género en general y de las denuncias de acoso, abuso y violación en particular; junto con acompañar y asesorar a las víctimas.
En la Universidad de Chile hay en casi todas las Facultades, pero en la UC hay una para toda la casa de estudios.
-Por la composición de la universidad, es mucho más complejo levantar estas temáticas en la UC que en la Chile. Solamente hay fuerza para una secretaría de género a nivel de toda la universidad. Es una universidad mucho más conservadora. Hablar de "género y patriarcado" es más difícil, todavía no está instas lado en el sentido común -dice María José Ordenes 24 años, estudiante de cuarto año de Psicología, integrante de la secretaría de género de la UC.
f Ordenes junto a otras estudiantes estuvo tras la toma de la Casa Central de la UC, un hecho histórico para esa casa de estudios que no sucedía desde 1967.
También de la UC, Andrea Cifuentes, 23 años estudiante de último año de Arte, de la secretaría de género de su universidad, dice que este año ha habido unpeak de denuncias. Dice que si en 2017 recibieron 38 -de las cuales 10 fueron presentados a una instancia superior universitaria y solo una fue acogida- este año ya llevan 42, hacia profesores, alumnos y funcionarios, por temas de acoso, abuso e incluso por violación. La mayoría, aclara, son por acoso.
Con ella trabaja Alondra Arellano, estudiante de Ciencias Políticas de la UC, 20 años. Ambas cuentan que decidieron hacer esto público y a principios de año hicieron un llamado a los estudiantes para que estuvieran informados. A partir de eso, en la UC se armaron asambleas de mujeres y movilizaciones para la marcha. Andrea Cifuentes cuenta que en esas instancias algunas compañeras decían que los mismos abogados que tomaban sus casos les decían: "a ti te acosaron porque eres bonita".
-No hablamos de "pequeñeces" como dijo el ministro (de Educación). Son gravísimas, son a veces violaciones. (Obliga) a que tengas que abandonar tu espacio social para dejar de ver a tu violador. Todas hemos vivido violencia de género. En un curso de primer año nos hicieron, a las mujeres, hacer una presentación y a todas ponernos adelante, y el profesor le dijo a los alumnos: "¿Cómo se ven las chiquillas?".
Daba para que se hiciera acoso público. Yo me sentí expuesta y salí avergonzada -dice Alondra Arellano.
Andrea Cifuentes explica que a través de redes sociales o por ínail o por algún conocido, las denunciantes se acercan a la secretaría de género, y ellas se preocupan de acompañarlas en el proceso.
-Es una pega difícil, dolorosa, cuesta emocionalmente por la información que manejamos. Es difícil ser las fuertes, pero vemos que lo que necesitamos lograr es mucho más grande que todo eso. Te pueden decir muchas cosas desde afuera. Te pueden tirar
Imagen
hasta escupos por lo que hacemos, pero como hemos mantenido un espacio de trabajo bueno, este proyecto se mantiene y nosotras nos mantenemos dando la cara -explica Andrea Cifuentes.
Así como las secretarías de género instalaron el tema en la UC, algo similar sucedió con las secretarías de género en la Universidad de Chile y en la Universidad Federico Santa María de Santiago. Ellos realizaron tomas de las facultades y paros indefinidos.
En paralelo a las secretarías, existen las vocalías de género que se diferencian por depender de los centros de estudiantes y federaciones. En la Universidad Diego Portales y en la Usach funcionan bajo este sistema.
Una de las representantes de la vocalía en la Usach es Camila León, 21 años, estudiante de Ingeniería Física. Ahí reciben las denuncias de acoso, acompañan a las estudiantes y también se preocupan de concientizar respecto a "la disidencia de género y sexualidad".
-En 2017 recibimos 80 acusaciones por acoso abuso y violación, y este año ya se superó esa cifra tan solo en el primer semestre. Nosotros dimos a conocer el boom de denuncias. Muchos de los casos denunciados anteriormente llevaban meses, incluso hay algunos que llevan años suspendidos indefinidamente, sin ninguna resolución -explica Camila León.
"SI NO HAY CONSENTIMIENTO ES ACOSO" -En ningún caso yo fui la primera -dice Sofía Brito 24 años, estudiante de quinto año de Derecho en la Universidad de Chile, quien se tomó las portadas de los medios hace dos semanas, al ser su denuncia de acoso sexual y laboral contra el profesor Carlos Carmona ex presidente del Tribunal Constitucional, la que motivó, en cierto modo, la extendida toma feminista en su Facultad. Sofía Brito asegura que, a pesar de que los medios hayan decidido instalarla como "la precursora", no lo es. Ella trabaja en la secretaría de género de su Facultad. Esta se conformó en 2015, ante las primeras denuncias contra profesores y estudiantes por situaciones de acoso.
-Comenzamos a ver que el protocolo era insuficiente porque las denuncias demoraban mucho en cursarse. Y tampoco había voluntad de las autoridades para notificar cuáles eran las resoluciones que se van tomando durante el procedimiento. Muchas veces ocurre una indefensión de las denunciantes principalmente porque no saben en qué está su procedimiento. Si fue aceptado o no, o en qué etapa está.
Sofía Brito insiste a revista Ya que esto no es una demanda nueva.
-Son años de descontento. Así como también se ha comenzado a tomar conciencia por parte de las compañeras de que estas actitudes, que siempre veíamos como naturales de los profesores y compañeros no lo son. También hay una influencia de otros movimientos como #Niunamenos o de la Coordinadora del 8 de marzo que se gesta este año. Todo eso hace que se influencie el movimiento estudiantil en base a cómo el movimiento feminista se articula no solo a nivel nacional, sino que también internacionalmente. Y eso ha generado discusiones que antes no eran del ámbito estudiantil. Y, en mi caso, esto fue algo que se instaló porque a quien yo denuncié era el ex presidente del Tribunal Constitucional. Pero el año pasado ya se habían realizado tomas y fue la Universidad Austral la que comenzó las movilizaciones -agrega Sofía Brito.
Desde la Facultad de Humanidades y Filosofía de la Universidad Austral de Valdivia, Rocío Godoy 22 años, presidenta del centro de estudiantes de Antropología, reconoce que el 17 de abril fueron las primeras a nivel nacional en movilizarse, y que a pesar de que la mayoría de los estudiantes de la Universidad Austral ya volvieron a sus actividades normales, Antropología persiste en la toma porque aún no están conformes con la respuesta de las autoridades.
-Lo de Antropología fue, a lo mejor, la chispa para que empezara todo, pero en las otras universidades ya habían trabajado en esto, y aquí también. Igual iba a ocurrir de alguna manera -dice Rocío Godoy.
En medio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, ambiente históricamente masculino, Karla Carrera, estudiante de Ingeniería civil industrial, 25 años, integrante de la secretaría de género, dice que las alumnas en total corresponden solo a un 27% y las académicas no llegan al 20%. Por lo mismo dice que los temas de género no existían menos las posibilidades de denuncia por acoso o abuso.
-En 2013 tenía un profesor que sí nos acosaba.
Imagen
Cuando las compañeras iban con falda corta se agachaba a mirar bajo las piernas, y ni siquiera disimulaba. Una vez me invitó a salir, le dije que me parecía desubicado y después de eso me agarró mala. Yo le pasaba mis correcciones a mis compañeros, porque cuando yo iba no me subía ningún punto. En ese momento no había protocolo, y no era como ahora, que hay más voz y las mujeres se atreven a decir que estas cosas están pasando -dice Karla Carrera.
Lo mismo ha ocurrido en la Universidad Federico Santa María, explica Constanza Bohle, una de las fundadoras de la Cofeu. Ahí las carreras científicas son completamente masculinizadas, y de hecho, dice el cuerpo académico está compuesto en un 90% por hombres. El tema de género ni siquiera era comprendido por las autoridades.
-El año pasado tuvimos una instancia en el Consejo Superior solo para explicar qué era la violencia de género. Ellos no entendían, aunque es el máximo organismo que toma decisiones en la universidad. Como feministas hemos tenido que meter los temas a codazos en la universidad -explica Constanza Bohle.
Es por esto que explica que en su universidad, a pesar de que sí hay casos de denuncias, cuatro en lo que va de 2018, gran parte de su labor ha sido crear conciencia.
-Hemos hecho campañas pegando afiches, entregando panfletos, con frases de "No es no", "No al acoso en el carrete", "Si no hay consentimiento es acoso". También colgamos lienzos en el lugar donde se hacen los carretes, y estábamos casi como una cuadrilla en los carretes de la universidad, viendo si pasaba algo o no, como punto de ayuda -dice Constanza.
"HACER HISTORIA SERÍA MARAVILLOSO'' Ante las críticas al movimiento, la vocera metropolitana de la Cofeu, Amanda Mitrovic, dice: -Lo que más conversamos entre nosotras sobre las críticas que han hecho autoridades es que ellos no entienden lo que nosotros estamos pidiendo y por qué.
Para nosotras no es entretenido andar dedicando tu vida a discutir y pelear con la gente. No nos desgastamos en responder, porque no están al nivel de la discusión.
Amanda Mitrovic dice que no solo ha recibido críticas, sino que también amenazas.
-Hace poco me hice Twitter y me etiquetan en publicaciones en las que cuestionan el rol de las feministas. Dicen que somos como comunistas que están buscando por qué movilizarse, que somos flojas; ese tipo de comentarios son muy clásicos por redes sociales. También dentro de las universidades hay personas defendiendo a acosadores, violadores, y en ese ámbito a mí me han amenazado con golpearme. No entiendo por qué dicen que no tenemos demandas claras si lo que pedimos es muy muy básico: son derechos que los hombres tienen asegurados desde hace muchos años.
A Natalia Rojas, estudiante de Pedagogía Básica e integrante de la vocalía de género de la UDP, la mueve su historia personal: dice que fue víctima de abuso sexual cuando niña.
-Me ha costado mucho superarlo, estoy en terapia. Yo era muy chica. Mi cuerpo lo descubrieron otros antes que yo. (...) Hoy estamos viviendo un momento. Despertamos y somos mujeres empoderadas de nuestros cuerpos.
"Cuerpas", como dicen algunos. Es un proceso histórico.
La otra vez alguien dijo: "Tras esta ola feminista va a nacer un hombre nuevo".
Todas las entrevistadas de este reportaje esperan que el movimiento se mantenga.
-Yo que estudio Historia, si lográramos hacer historia sería maravilloso. Hoy queremos que esto sirva de inspiración para las cabras que vienen después.
Claramente hoy no vamos a acabar con todas las violencias. Y sabemos que no vamos a vivir para ver caer el patriarcado, pero nuestra lucha es por las que vienen para que ellas no vivan nuestras mismas violencias. Hoy no solo luchamos por un protocolo, sino que para buscar soluciones a nivel nacional, soluciones que afectan a todas nuestras compañeras, no solo las estudiantes -dice Amanda Mitrovic.
Según la estudiante de Derecho Sofía Brito, hoy en la secretaría de su facultad están en un período de reflexión y de trabajo en cuanto a sus petitorios.
-No estamos todavía en un momento en el que podamos tomar una decisión a nivel nacional.
Principalmente porque hemos trabajado siempre en la interna y hoy hay una movilización que desborda todo y se articula desde los mismos espacios movilizados.
Natalia Rojas, de la UDP, tiene ciertas aprensiones.
-Tenemos discusiones y ciertos miedos. No queremos que las militancias se arranquen con los tarros.
Las militancias siempre se intentan "agarrar" del feminismo y levantar sus rostros. Me he fijado que en las marchas somos casi puras estudiantes. Pero esto es algo que no solo les pasa a las y los estudiantes ni a la disidencia sexual. En la prensa se dice que somos estudiantes, pero para mí este movimiento es social. ¦