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Gabriel Palma, profesor en Cambridge:
"El millón de inmigrantes que llegaron postergará la reducción de la desigualdad una década".
El creador del índice de desigualdad que lleva su apellido, y que está ganando terreno como medida a nivel mundial, critica tanto la reforma tributaria de Bachelet como las propuestas de Piñera.
Por Camilo Castellanos
El chileno José Gabriel Palma (70) es uno de los líderes mundiales en estudios de desigualdad. Economista de la Universidad Católica, salió de Chile en 1972 para doctorarse en Oxford y ahora es profesor de la U. de Cambridge, en Inglaterra, y en la Usach. Su reconocimiento surgió, especialmente, después de crear el "índice Palma", una medida de desigualdad de ingresos que está reemplazando o conviviendo con el coeficiente Gini. Ya se incluyó en el ránking de la OCDE y el Informe de Desarrollo Humano de la ONU.
"El Gini mezcla peras con manzanas", dice Palma desde Cambridge. Mientras el Gini promedia la desigualdad en todos los deciles de la población, el índice Palma solo mira la diferencia entre el 10% más rico y el 40% más pobre. Esto, explica porque la zona del medio (deciles 5 al 9) recibe "en forma increíblemente homogénea" alrededor del 50% de los ingresos en todos los países. "Mi índice compara sólo las partes más heterogéneas", dice. Chile tiene un índice Palma de 2,8, lo que significa que el 10% más rico de la población recibe casi tres veces más ingresos que el 40% más pobre. Eso lo deja a niveles similares a los de Congo y Paraguay. El promedio del mundo es de 1,8 y el de la OCDE de 1,2. El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz dijo que la ONU debería tener un Palma-target: que todos los países alcancen un índice 1 en 2030. Sobre Chile, Palma dice que las principales trabas para reducir la desigualdad son la falta de diversificación económica y las deficiencias en materia tributaria.
— La Reforma Tributaria del anterior gobierno buscaba reducir la desigualdad. ¿Lo ha conseguido?
— La intención era buena, la ejecución no. Lo más progresista, es decir, que los que ganen más, paguen más, es haber avanzado en la desintegración. Si se quiere mejorar la distribución de ingresos, hay que avanzar más en esa dirección. Pero la ley aumentó poco la recaudación e incluso bajó la tasa más alta (de impuesto a las personas) del 40% al 35%.
— Este Gobierno quiere volver a integrar, ¿cómo afectaría la desigualdad?
—Volver a una mayor integración transforma los impuestos en regresivos porque al desintegrar se aumenta la tasa de los impuestos a las personas con mayores ingresos y se les castiga el consumo suntuario. Los países con sistemas integrados, en general, tienen mayor desigualdad. Por eso, con lo que se sabe hasta ahora, la reforma de Pinera es poco probable que reduzca la desigualdad.
— La oposición dice que reintegrar implica una baja en la recaudación. Si el Gobierno quiere una reforma neutra ¿qué impuesto debe subir?
—El impuesto a las personas, no hay dónde perderse. Pero también hay que reducir la gran elusión y evasión que persiste, y que la reforma de Bachelet parece no haber disminuido. Si no hubiera evasión ni elusión, los impuestos a las personas generarían, en promedio, el doble de recursos de lo que entregan actualmente. Además de aumentar la recaudación Palma dice que hay que mejorar la orientación del gasto público. "En Europa tienen mucho más gasto social", explica. Agrega que en Chile, el Gini post impuestos y transferencias sólo mejora 6%, mientras que en países como Finlandia se eleva en 50%. Además, en Chile se recauda cuatro veces más en impuestos indirectos (como el Impuesto al Valor Agregado IVA) que en impuestos a las personas. "En la OCDE es lo opuesto", explica. Productividad estancada Aparte de la estructura tributaria, Palma dice que hay que mejorar la estructura productiva. "El 50% de los trabajadores percibe menos de $300 mil en un país con un ingreso por trabajador de unos US$ 30 mil al año. No es de extrañar que la distribución sea tan desigual", agrega.
—¿Cómo se puede mejorar la estructura productiva?
— Hay que desarrollar una economía de alto nivel de productividad, como lo hicieron Corea del Sur yTaiwán. Eso genera mayor igualdad de ingresos. En ('.hile, el problema es que los sectores con alto nivel de productividad son de recursos naturales, como la minería, y emplean poca gente. Si se diversificara y hubiese niveles de inversión altos, ese mercado generaría una distribución de ingresos mayor. Palma enfatiza que Chile perdió una oportunidad para mejorar la desigualdad al no aprovechar la escasez de mano de obra barata que podía empujar los salarios a comienzos del 2000.
"El millón de inmigrantes que llegaron postergará la reducción de la desigualdad al menos en una década", explica. Esto, porque se pasó de una sobredemanda de trabajo no calificado a una sobreoferta. "Ahora sólo queda la ruta de subir salarios vía productividad y diversificación. Seguir con lo puro extractivo y servicios de baja productividad, junto al excedente de mano de obra, no deja espacio para mejorar".
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