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Las universidades no están obligadas a convalidar ramos: es probable que uno deba partir de cero
A esta altura del año aparece la duda si conviene cambiarse de carrera.
No hay una norma que regule cambios de carrera ni la deserción. Asuntos financieros y académicos quedan a criterio de cada plantel.
ÓSCAR VALENZUELA
La tasa de retención está creciendo en la educación superior: el año pasado 74% de los alumnos que entraron a primer año continuaron en la misma institución al 2? año, según datos del Mineduc. Sin embargo, siempre existe incertidumbre entre los escolares de 4* medio que no tienen tan clara su vocación. ¿Es una opción entrar a ver cómo es una carrera y luego cambiarse? Y si ya no queda más que salirse y comenzar de nuevo, ¿conviene hacerlo en otra institución o seguir en el mismo plantel? “El estudiante que se considera desertor en el sistema es el que se retira totalmente de la institución. Si se cambia dentro de la misma institución siempre tiene la posibilidad de convalidar sus ramos, lo que desde el punto de vista interno es una homologación de ramos”, explica Ana Henríquez, directora de asuntos académicos de la UDLA, donde se realizó este lunes el congreso internacional sobre Estrategias de Apoyo a la Progresión Académica en Estudiantes Universitarios de Primer Año. En el caso de su universidad, el desorientado no queda a la deriva si descubren a mitad de año que lo que está estudiando no cubre sus expectativas: cuenta con todo un programa para evitar que deserte. "Queremos saber cuáles son las razones por las que se quiere cambiar y orientarlo, si es que quiere inscribirse en otra carrera y reconocer los ramos que corresponda, siempre y cuando estén en la malla de destino”, detalla la académica.
No hay un criterio común En Chile no existe un marco común que regule y facilite el cambio entre instituciones, explica Ariel Ramos, investigador de Política Educativa de Educación 2020. “No necesariamente te van a convalidar todos los conocimientos que adquiriste. No existe una norma que diga tú tienes que convalidar tales ramos”, advierte. Todo queda a criterio de cada institución. “Suele ser más fácil cambiarse de carrera dentro de la misma institución, más si son del mismo ámbito, como carreras de la salud o de ciencias o ingeniería, donde por lo general existen ramos de formación general en los primeros años”, agrega. Lo que falta, opina, es un marco nacional de cualificaciones, que aclare los contenidos mínimos de cada especialidad: “Más allá de los énfasis en particular que pueden tener las universidades de acuerdo a su proyecto educativo, pueden haber ciertos mínimos reconocibles para todo el sistema”. Ese marco quedó como uno de los temas pendientes dentro de la Ley de Educación Superior - ¿ Es un fracaso salirse de una carrera en el primer año? - En ningún caso. La deserción es un tema multifactorial, donde una de las cosas más importantes es la vocación, estudiar algo que te mueva y que tengas las habilidades para seguir desempeñándote en eso el resto de tu vida. También está la opción de esperar un año al salir de 4 medio para ele-
gir una carrera, siempre que tengas el propósito de investigar cuál es tu vocación y tus intereses; preguntarte bien qué es lo que te gusta y asesorarte.
Mejor avisar que uno se va Otro tema no menor a la hora de cambiarse de carrera es el financiamiento. En el reglamento del Crédito con Garantía Estatal (CAE, http://bit.ly/Ley20027) se explica que se trata de un beneficio que se renueva cada año, por lo que el alumno puede cambiarse de carrera o de institución una vez sin perder el crédito. Si no convalidan ramos, se pedirán los mismos requisitos que a los alumnos que entran por primera vez al sistema, incluyendo puntaje PSU en los últimos tres años. Como es anual, el crédito no financia en el caso de que el joven se cambie al finalizar el primer semestre. En el caso de la gratuidad, también se acepta un cambio de carrera sin perder el beneficio. Claro que se debe tener en cuenta que se irán descontando de la duración formal los semestres ya cursados, por lo que probablemente no cubrirá la totalidad de la segunda carrera. Es complejo. Si uno no tiene los recursos, o tiene que optar a una beca o crédito, ya implica una deuda para el estudiante”, aclara Ariel Ramos. Gonzalo Vallejo, vicerrector académico de la UDLA, añade que este punto también varía en cada institución. “Si tiene que pagar el año completo va a depender de las condiciones que vayan ocurriendo. Por supuesto que si no avisa que se va a ir, sigue con sus asignaturas inscritas y desaparece, eso va a depender de las condiciones financieras que tiene en su matrícula. Pero si al principio se da cuenta que no está la carrera, por supuesto que no le vamos a cobrar el año completo”, asegura.
¿ Cómo combatir la deserción?
“La mitad de los jóvenes que ingresa a las instituciones de educación superior chilena no se titula jamás, y eso es un problema”, plantea Francisco Javier Gil, director de la cátedra Unesco “Inclusión en Educación Superior Universitaria”, de la U. De Santiago y uno de los expositores en el congreso internacional. En su opinión, el foco para bajar las tasas de deserción está en aumentar las exigencias de ingreso a la universidad, pero no dándole más valor a la PSU, “Lo que tiene una alta capacidad de predecir los resultados en la universidad es cómo le fue al niño en su colegio”, asegura. “En cada colegio asisten jóvenes que tienen talentos especiales para la vida universitaria. Son los que aprovechan al máximo las oportunidades de aprendizaje”. Su propuesta es darle más preponderancia al ranking de notas -que premia a los mejores de cada colegio- y nivelarlos aunque tengan bajo puntaje PSU. “Como el joven demostró una motivación para estudiar, aprovecha la oportunidad”, afirma.
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